Capitulo 9 : Pelea y verdad

   Los dos hermanos, se dirigieron hasta el departamento de Kou, y una vez que estuvieron solos, ambos se miraron de frente con total furia.

-Ahora sí, explícame Hatori, ¿Qué es lo que pretendes? ¿Qué buscas con acercarte a Yumiko?

-¿Por qué supones que pretendo algo con ella?

   Kou entrecerró los ojos ante esa pregunta.

-Porque te conozco, además, nunca te interesaste en conocer a Yumiko cuando era tan solo una niña, ni si quiera cuando Takahiro te la quiso presentar, es muy raro que aparezcas de la nada y quieras estar cerca de ella.

-La encontré en la escuela que estaba dirigíendo por unos días, al verla supe de inmediato que esa hermosa mujer era hija de nuestro amigo, es obvio que quiera conocerla, y la única razón por la que no lo hice cuando ella era una niña, era porque ella pasaba gran parte del tiempo contigo, y no hubiera sido bueno para una niña pequeña vernos pelear todo el tiempo.

-Lamentablemente tengo que estar de acuerdo contigo respecto a eso, pero ¿Cómo sabes que ella pasaba tanto tiempo conmigo? ¿La has estado espiando?

-Claro que no, se eso porque Takahiro me lo dijo antes de que yo me fuera de nuestro mundo, además sabes tan bien como yo que tarde o temprano te terminaría conociendo la, ya que todo maestro creador, siempre debe de conocer a ambos guardianes de la gruta.

-Si lo sé muy bien, como sea, no quiero que te acerques a Yumiko.

-Tú no eres quien para prohibirme nada, será ella la que decidirá si quiere pasar tiempo conmigo o no.

-Más te vale no tratar de conquistarla-siseo Kou con los dientes apretados.

-Eso es algo no te voy a poder prometer, se ve desde lejos que Yumiko es una grandiosa mujer, y de seguro el que sea una maestra creadora ha hecho que desarrolle un instinto maternal, lo cual la ha de hacer una madre y esposa increíbles.

   De un momento otro Hatori se vio contra una pared mientras su hermano lo sujetaba del cuello de la camisa.

-Yumiko no es para ti Hatori.

-¿Y acaso ella si es para ti? No puedes evitar que me acerque a ella, y te lo digo de una vez Yumiko me interesa, y si ella me brinda una oportunidad, no dudare en tomarla.

-Yo no he podido cautivar su corazón en más de diez años, ¿Enserio crees que tu si podrás hacerlo?

-Nada pierdo con intentar-se soltó del brusco agarre de su hermano, y se dirigió a la puerta.

-No dejare que me alejes de ella como lo hiciste con Sarai hace quinientos años.

   Ante esas palabras Hatori le dijo una fugaz mirada por encima del hombro, antes hablar con profundo dolor.

-Nunca quise que las cosas sucedieran de esa manera, pero no se puede cambiar el pasado. ¿No crees que ya es tiempo para que olvides... y también perdones?-y sin decir más salió del departamento.

-Tal vez lo haría si tu traición aún no me doliera tanto como desde ese día.

   

Habían pasado dos meses , y Yumiko no sabía qué hacer, diariamente recibía regalos de Kou, flores chocolates, peluches, no es que le molestara del todo, ya que sabía lo cariñoso que podía llegara a ser Kou y ciertos detalles que él le daba le gustaban, pero, lo que ella no se esperaba era que Hatori se pusiera a hacer lo mismo que su hermano. Era como si esos dos se hubieran declarado la guerra para ver quien la impresionaba más, y eso que ella creía que Hatori era más serio, pero al parecer podía llegar a ser igual de inmaduro que su hermano. En verdad que eso dos estaban a punto de volverla loca.

-En verdad Sora, te juro que si esos dos no dejan de mandarme regalos, tendré que cambiar mi negocio, de tienda de creaciones a una tienda de regalos.

   Yumiko se encontraba recostada en el sillón de su sala, Sora había venido a visitarla, y al notarla tan estresada, se ofreció prepararle algo de cenar, mientras ella le contaba que era lo que le sucedía.

-Pero "madre" ¿Por qué no hablas con ellos, y les dices que dejen de mandarte tantos regalos?-pregunto Sora saliendo de la cocina.

-¿Crees que no lo he hecho? Ya lo intente como mil veces, pero esos dos se hacen de oídos sordos-dio un suspiro derrotado-Mejor dime como van las cosas con Keitaro, ¿Si te está tratando bien?

-Pues sí, me está tratando muy bien-dijo con un ligero rubor en las mejillas-Es muy atento, considerado, y paciente, incluso cuando anuncie que me gustaría ser una chef profesional, el mismo se ofreció a pagarme las clases de cocina.

-Vaya, te está ofreciendo su apoyo sin dudarlo, se ve que quiere verte cumplir tus sueños. Me alegra mucho que las cosas entre ustedes dos estén yendo viento en popa. Pero recuerda que el dinero no compra el amor, no vayas a confundirte.

-Lo sé "madre", y a mí también me alegra que todo este yendo bien, ¿Y cómo te está yendo en el trabajo?

-Muy bien, es más mañana temprano tengo que ir a buscar unos ingredientes para hacer otro pedido, así que espero poder liberarme un poco del estrés que me están causando esos gemelos.

   Ante ese comentario Sora no pudo evitar soltar una ligera risa; siguieron hablando un rato más, y cenaron juntas una deliciosa pasta a la carbonara, Yumiko no dejo de alabar a Sora, asegurándole que muy pronto sería una de las mejores chefs toda la ciudad. Como a las diez Kitaro paso buscando a Sora, y Yumiko al verlos juntos, pudo corroborar de que esos dos muy pronto serian una pareja formal, feliz porque otra de sus creaciones estuviera encontrado su felicidad, se fue a dar un baño, para después irse a dormir.

   

A la mañana siguiente, Yumiko se levantó más temprano de lo usual ya que quería evitar encontrarse con Kou o Hatori, ya que si ellos la veían querrían acompañarla para reunir los ingredientes y solo la molestarían mientras ella tratara de trabajar. Se vistió con unos shorts de explorador de color verde oscuro, una camisa de tirantes beige y unos botines marrones y se recogió el cabello en una cola de caballo, ya vestida y montada en su camioneta, se fue rumbo al bosque.

   Una vez que llego, se dispuso a hacer su trabajo, y buscar todos los ingredientes que necesitaba, el primero que paso buscando fue el agua de la fuente de la juventud ya que temía que si no la pasaba buscando de primero Kou tal vez pudiera encontrarla, luego fue por los demás.

   Ya a debía ser alrededor del mediodía cuando ya tenía casi todo lo que había venido a buscar, solo le faltaba la escama de un dragón, y el ala de un hada. Conseguir la escama no se le hizo fácil ya que los dragones son criaturas con gran temperamento, tuvo que usar toda su velocidad y agilidad para agarrar la escama del cuerpo del dragón y evitar que este la quemara con su aliento de fuego.

   Los dragones eran seres nobles y no solían atacar a la gente, por lo regular le hubieran dado la escama sin ningún inconveniente, pero se acercaba la época de su apareamiento, y durante esa época ellos suelen ser muy volubles. Ya habiendo conseguido la escama, se dirigió al bosque de las hadas, estas al verla se amontonaron a su alrededor, agarrando su cabello, y acariciándole la piel que tenía expuesta.

-¿Cómo estas Yumiko?-le pregunto un pequeña hada del tamaño de su dedo índice, mientras se posaba en su palma.

   La hada era de piel olivácea, con alas ligeramente azuladas, con el cabello largo de color negro, y unos lindos ojos verdes, estaba vestida con un vestido hecho de pétalos blancos, con los bordes rosas.

-Estoy bien, Roxi, vine ya que necesito un ala de hada para otra de mis creaciones.

-Ya-dijo la hadita un poca más apagada-¿Solo vienes por eso?

-Bueno, si me invitas a tomar un poco de té de roció tal vez me quede otro rato-dijo ella en broma-Sabes bien que también vengo para verte, así que no pongas esa carita.

-Oki-dijo Roxi ya más animada-Toma una de mis alas, así mientras espero a que crezca de nuevo, puedo descansar en tu bella cabellera.

   Yumiko sonrió y con delicadeza arranco la pequeña ala de la espalda de su amiguita, por fortuna tomar el ala de una hada era algo muy simple, y que no causaba gran daño, pero aún así desprendió con cuidado el ala para no hacerle demasiado daño a Roxi, ya guardada el ala, coloco a Roxi sobe su cabeza, la cual empezó a bailar de alegría al estar sobre los suaves mechones caramelo y negro. Lo que causo que Yumiko se riera con suavidad, mientras se sentaba en la suave hierba cerca de unas flores.

-A ustedes las hadas sí que les gusta mi cabello.

-Pues claro, el color caramelo es muy bello, pero el tuyo lo es más porque es resaltado por esos mechones de un negro tan profundo como la noche-dijo una vocecita a su derecha.

   Yumiko miro hacia esa dirección y vio a otras dos pequeñas hadas, una de cabello rojo, con ojos negros, piel tostada, y alas de color lila, vestida con un vestido de pétalos purpuras, y el otro era un chico de cabello gris como el acero fundido, piel blanca, ojos celestes, y sus alas de un bello color plateado, vestía con un conjunto de pantalón y camisa hecho de hojas de color anaranjado.

-Hola, Licy, Maru, ¿Cómo les va?

-Muy bien-contesto Licy-Sabes bien que tu cabello es muy bello para nosotras las hadas al igual que tus ojos, ya que ambos son de colores poco comunes y eso los hace únicos para nosotras-dijo balanceándose ligeramente en el aire.

    Yumiko que conocía a la perfección los gestos de esas tres pequeñas hadas, sonrió al saber lo que quería Licy, así que se colocó el cabello que le caía por la espalda sobre el hombro.

-Vamos, pueden jugar si gustan, saben bien que no me molesta que lo hagan.

   Las dos hadas sonrieron y se sumergieron entre los cabellos de Yumiko jugando a las escondidas. Algunas de las hadas le habían traído a Yumiko unos pasteles de frutas y té, a lo cual ella agradeció con una sonrisa mientras probaba los deliciosos pasteles. Así paso un rato hasta que Roxi noto que Yumiko estaba muy callada.

-¿Sucede algo Yu? Tú no sueles ser tan callada cuando vienes a vernos-ante las palabras de su amiga, Licy y Maru dejaron de jugar y miraron a Yumiko.

-No es nada grave chicos, solo estoy pensando en cómo hacer que tanto Kou como Hatori dejen de mandarme regalos como si estuvieran en una competencia-dijo mientras miraba el pastel de vallas que tenía en las manos.

   Las tres hadas se quedaron en silencio, lo cual extraño a Yumiko, miro a Licy y Maru y vio que estos tenían la mirada fija en su cabello.

-Se está volviendo a repetir lo que paso hace quinientos años-susurro Maru pero aun así Yumiko lo escucho.

-¿Qué se está volviendo a repetir?-pregunto ella y sintió como el pequeño cuerpo de Roxi se tenso-¿Acaso lo que ellos están haciendo conmigo, ya lo han hecho antes con alguien más?

-Sí, pero la historia es un poco diferente, Kou y Hatori solían llevarse a las mil maravillas, pero...aquel suceso que paso hace ya cinco siglos es la razón por la que ya no se llevan bien-dijo Roxi.

-¿Qué fue lo que paso?

-Es una larga historia, pero debes conocerla, tal vez así tú puedas hacer que ellos dejen ese pasado atrás y se puedan perdonar-hablo Licy.

-¿Fue muy grave lo que paso?

-Si-asintió Maru.

   Yumiko le extendió su mano a Roxi para que bajara de su cabeza, y la coloco en su rodilla, y Licy y Maru se colocaron junto a ella. Los tres miraron a Yumiko largo rato antes de hablar.

-Todo empezó cuando Kou conoció a una bella ninfa llamada Sarai...

   Empezó a contar Roxi, y por la mirada llena de pesar que tenían sus tres amigos, Yumiko supo que esta historia no terminaría de buena forma.

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