Girasoles

Capítulo 4

Ese día Victoria había despertado un poco tarde, su padre estaba ya despierto y doña chole se estaba encargando de darle de desayunar.

—buenos días, doña chole que hace aquí tan temprano?.—preguntó Victoria mientras saludaba a su papá

—Se que en la madrugada mi Quique y tú ayudaron a un joven que iba ser asaltado, que además estaba en un estado inconveniente. Di por hecho que no te habías levantado aún, vine a ayudarte con tu padre.—respondió chole

—Muchas gracias, sin ustedes no se que haría. Pa’ como te sientes hoy?.—preguntó Victoria

—Igual, me siento frustrado porque ya no puedo ir a trabajar. Extraño cantar para todos los clientes y turistas, pero me dice tu madrina que se llena aún más ahora que cantas tú. Quisiera que volvieras a la universidad que estudies para que no seas como yo, un fracaso.—respondió José

—Tu no eres un fracaso, sabes por que lo sé. Tu público me llama la hija del mariachi, obvio se refieren a ti. Yo estoy orgullosa de ti, tú no me abandonaste como esa mujer. Además luchaste para que saliéramos adelante. Algún día volveré a estudiar para conseguir lograr mis sueños, mi prioridad ahorita eres tú.—dijo Victoria

Su padre derramó sus lágrimas sabia que no duraría más tiempo al lado de su hija. Y que ella se quedaría sola, le alegraba que tuviera gente que la estimaba en verdad. Como su madrina, doña chole y Quique.

—Ya no llores Pa’ te quiero mucho, me voy ya se me hizo tarde, mi madrina quiere que le ayude con la birria. Espero ganar muchas propinas hoy, al rato le pago doña chole.—dijo Victoria

—No me debes nada muchacha, anda vete ya. No olvides tu traje de hoy, ya le arregle los botones.—dijo doña chole

—Quedó re-chulo, Gracias ahora si me voy.—dijo Victoria y salió deprisa

Doña chole la quería como una hija más, después de todo su hijo y ella habían crecido juntos.

Victoria unos minutos después llegó hasta la cocina de la malquerida.

—Mija pensé que no llegarías.—dijo Rosario

—Claro que si, no la dejaría con tanto trabajo pero me quede dormida. Y es que no sabes madrina ayer dos tipejos estaban aprovechándose de un muchacho que estaba aquí en el parían salió hasta las manitas de borracho. Y como lo vieron atarugado, pues ya sabrás. Yo iba saliendo ya ve que me quede a ayudarles a lavar la loza.—dijo Victoria

—Terminando la variedad, aún te quedaste a ayudarle a mis hijos con la loza? No hagas eso, tu turno termina acabando la variedad. Además es algo que ellos saben que es su obligación. Y cuenta qué pasó con el joven?.—preguntó Rosario

—Pues saque la pistola de aturdimiento que me regaló Quique, y a los dos los paralice y le rocíe a uno con el gas. Estaba asustada, pero me asustaba más no ayudarlo. Entonces junté todas las pertenencias y lo hice caminar hasta la casa para que Quique nos ayudara, lo llevamos a su hotel y le dejé una nota porque él no era de aquí. Además su coche lo había dejado aquí afuera, ahorita que pase ya no estaba.—dijo Victoria

—Te arriesgaste demasiado, imagínate que hubieran estado armados. No vuelvas a arriesgarte de acuerdo.—dijo Rosario

—Lo prometo Madrina, bueno deje comienzo a hacer el adobo para la birria.—dijo Victoria

Victoria le ayudaba a cocinar antes de que la concurrencia de visitantes creciera, luego se colocaba su vestimenta de mesera. Y para las ocho de la noche comenzaba a cantar. Eso era todos los días excepto los lunes que era el día que descansaba. Mientras cocinaba ella cantaba, todos los trabajadores en los bares contiguos la escuchaban y se deleitaban con su fuerte voz.

Era domingo así que el lugar se llenaba, sobre todo la malquerida, la comida era todo un deleite. De todos los restaurantes y cantinas dentro del parían era el más popular.

Estaba Victoria de un lado a otro tomando pedidos, entregando a las mesas sus órdenes ya listas. Algunos clientes ya la conocían y la buscaban para que ella los atendiera.

De pronto una de sus compañeras Ana se acercó a un joven que estaba solo en una mesa.

—Bienvenido a la malquerida, le entregó la carta. Quiere ordenar algo de beber?.—preguntó Ana

—Si, buscó a una mujer que trabaja aquí. Se llama Victoria.—dijo Emiliano

—Si claro es ella, gusta que le hable?.—preguntó Ana

—Si fueras tan amable, si.—respondió Emiliano

Ana notó que traía con él un ramo de flores, se emocionó por Victoria tal vez era un admirador. Ella se acercó a Victoria para decirle que la buscaban, Ana le señaló la mesa donde la buscaban.

Victoria se sorprendió, era el hombre que había ayudado. al verlo ahí sentado le encargo sus mesas a Ana. Victoria se acercó con temor, pero ella estaba segura de que todas sus pertenencias se las había entregado.

—Güero qué haces aquí? Dime para que soy buena?.—pregunto Victoria.

—Vine a agradecerte que me hayas salvado y ayudado.—respondió Emiliano

—No era necesario, lo hice con gusto. Me alegra que ya te ves mejor que ayer, bueno debo seguir trabajando. Ahorita envío a alguien para que te atienda.—dijo Victoria

—Espera, te traje flores para agradecerte. Espero que te gusten.—dijo Emiliano

Eran Girasoles, eran las flores favoritas de Victoria. Ella sonrió.

—Muchas Gracias güero son muy lindas, y como me encontraste?.—preguntó Victoria

—Preguntando se llega a roma, además como olvidar a mi salvadora.—respondió Emiliano

—Me alegra que estes bien, agradezco tan hermoso regalo.—dijo Victoria

—Te parece si comenzamos de cero, soy Emiliano Larios y tú?.—preguntó él

—Mucho gusto me llamo Victoria Alcantar.—respondió ella

Y estrecharon sus manos.

—A qué hora sales de trabajar?—pregunto Emiliano

—Hasta la media noche, es que después de las ocho me encargo de la variedad. Bueno canto con el mariachi.—respondio Victoria

—Eres la cantante de anoche, debo decir que tienes una maravillosa y privilegiada voz. Bueno volveré más tarde para la variedad. Estoy en deuda contigo. Espero que podamos salir quiero invitarte a comer, espero aceptes antes de que regrese a mi casa. No todo el tiempo conoces a personas honradas. Te veo al rato y me respondes si aceptas mi invitación.—dijo Emiliano

—Está bien Emiliano y gracias por los girasoles son hermosos.—dijo Victoria

Ana y Rosario veían todo desde lejos, Victoria olió una vez más sus girasoles. El le agradaba sobre todo le inspiraba confianza.

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Comments

Mirtha Varela

Mirtha Varela

está ree atrapante ,no dejo de leer,soy adicta a las novelas,más si se trata de amor 😍

2024-11-26

1

Laura Bermea Barrera

Laura Bermea Barrera

Que buena esta la novela te felicito por los personajes me gustan que sean del pueblo eso de los mariChis esta de lujo

2024-08-27

2

mi vida y razón ser

mi vida y razón ser

jejeje bueno le agrado a Quique también a Rosario y la amiga así que va por buen camino

2024-08-15

2

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