Capítulo 7

... No sé cuantas horas he dormido . Mis ojos me pesan y me paro de la cama, salgo a admirar el amanecer, pero ya es tarde, estoy tan triste por el clima invernal. Me quedo un rato viendo que tan inmenso es todo el jardín.

Alguien llama a mi puerta, me colocó una bata y salgo.

° Señora buen día, el señor Renzo esta esperando a que usted baje.

° O si... Yo ahora me visto y bajo. Muchas gracias.

... Y que me colocó ahora, mmm tomaré este pantalón junto a esta blusa manga larga. Si si... Está bien.

Voy bajando y los olores del desayuno son exquisitos. Y allí esta sentado con su computador portátil junto a una taza de su infalible café.

 ° Hola. Siéntate.

Sabes tendremos que salir en una hora a un viñedo, así que abrígate.

° ¿Es necesario que yo vaya?

° Sabes muy bien a que vinimos, esta semana tengo reuniones y en la mayoría de ellas hay personas que son informantes de mis enemigos y tienes que estar a mi lado, que te vean conmigo siempre, ya que así no te podrán dañar.

° OK, subiré enseguida y me cambiaré para así no tengas que esperar tanto.

... Subo rápidamente y al entrar a la habitación choco con la mesita que hay en la entrada, le resto importancia y voy al closet, saco un conjunto de ropa entre abrigo y pantalón, creo que unas botas estarían bien, me visto de prisa y mi maquillaje es sencillo.

° Estoy lista Renzo.

° Sube al auto, vamos que nos esperan.

... El viaje es cansado parece que entre montañas y paisajes fríos, Renzo se vuelve igual que nuestro alrededor, solo mira su teléfono y hace llamadas.

Estoy aburrida, creo que vamos viajando más de cuarenta minutos.

Cuando me doy cuenta que hay unas hermosas casas, parece una villa, si sí efectivamente es una villa, es muy amplia. Hay una fila de autos lujosos en el estacionamiento. A tras de nosotros siguen llegando invitados, pero que clase de región es esta.

° Dame tu mano Soriana y cuidado.

° Si Renzo.

Bajamos y entramos en la enorme casa, voy tomada de la mano de mi esposo aunque sea en papeles, él viste un traje casual y que va a juego con mi blusa es sencilla el diseño, pero tiene incrustaciones de piedras preciosas.

Él saluda a un hombre con una gran barba y de ojos celestes, Renzo me presenta aquel hombre como su esposa, es muy amable el señor Cárter Adams, me cuenta que fue el hombre quien lo ayudo años anteriores en un accidente. Yo le sonrió amablemente.

Nos guía hacia nuestra mesa, Renzo me sirve una copa de un cóctel color verde, se ve chistoso.

° Soriana no te separes de mi por favor, cualquier cosa, así quieras ir al baño me avisas.

° OK... Pero no crees que sería incómodo decirte hasta cuando quieras ir al baño.

° Para mí no lo es.

... Renzo es tan tajante cuando me habla y a veces me deja pensando en que nos metimos, no sería más fácil en tener que solo darme las gracias por ayudarlo aquel día. Así se hubiera evitado tantas cosas entre nosotros. Me siento rara, me siento como un robot y a veces como una marioneta.

No creo que sea para tanto el aceptar un matrimonio y estar con él en todo momento...

Me bebo mi copa y degusté algunos canapés.

° Soriana, te estoy hablando en que piensas o estás aburrida.

° Yo... Bueno sí. Aquí no conozco a nadie, ni siquiera a ti y estoy perdiendo en saber quien soy yo y que hago aquí. Deberíamos dejar que nuestras vidas sigan como antes.

... Dicho esto camino hacia un balcón, necesito aire fresco o así sea frío, Renzo es frío como este invierno, tan oscuro, me causa confusión y solo quiero estar con mi perrita en mi cama viendo películas, me giro y veo a Renzo hablar con una dama muy elegante y de gran presencia, ella le da algunos golpes suaves en su pecho y hasta le acomoda su corbata. Yo por mi parte únicamente observo junto a otra copa de vino que trae el mesero.

Veo que ella sonríe y él conversa con ella, hasta sonríe...

No creo que tenga que pedirle permiso hasta para ir al baño. Me escabulle entre la gente y voy al baño, tengo la vejiga a punto de reventar.

¡Que baño más elegante!

¡Por Dios esta gente si que gasta en vanidades!

Me miró al espejo y veo mi rostro cansado. Lavo mis manos y descanso en el lavabo. Oigo el sonido de unos tacones y entro a baño sin hacer ruido.

○ ¿Qué te pareció verlo después de años?

○ Bueno que decirte, está más guapo y más aún teniendo ese falso anillo de matrimonio.

(Risas)

○ ¿Crees tú, que esa tipa se lo coma como tú?

○ Ya cállate, Renzo en su tiempo fue un gran amante, hoy está casado así sea de mentira, bueno yo no debo ser su pecado. Aunque nuestro amor de jóvenes fue fantástico para mí y creo que para él también.

... Escuchar estos comentarios me causan un dolor en mi pecho, miro mis dedos y veo el anillo que me dio, sonrío limpiando una lágrima que sale por mis ojos tristes.

Espero a que salgan aquellas dos mujeres, para que así no noten mi presencia, ya que sería una vergüenza para mí que ellas me vean así.

Regreso a la mesa y Renzo me mira con una seriedad más grande que la que tenía antes, pero solo conmigo, ya que con otros si reía. Me cansé de esto, no soy juguete, ni mascota de nadie. Camino hacia la puerta y salgo, con la prisa olvidé mi abrigo y el frío aquí fuera es tremendo. Busco el auto de Renzo y nada que lo encuentro. No quiero volver a entrar, veo dos personas a lo lejos y parece que se van acercando hacia mí, eso me causa miedo. Me giro y trato de ingresar a la casa, camino más rápido y que mi zapato me juega una mala pasada, me doblo el pie en el escalón para ingresar, me siento y trato de calmarme. Veo y ya no hay nadie, quizás fue únicamente mi imaginación.

Me quiero parar nuevamente, pero el dolor persiste. No puedo. El frío se vuelve cada vez más fuerte, cuando estoy a punto de llorar, siento que alguien observa, me giro y está parado a mí tras ... Renzo Falcón.

° A mí tampoco me gustan estas reuniones, pero era urgente mi presencia aquí.

° Si ya veo el porqué te urgía estar aquí.

• ¿Cómo? Soriana párate y vámonos a casa, que yo ya terminé.

... Trato de pararme y siento como una presión se da en mi pie.

° Auch.

Renzo ya va algunos pasos adelante, no lo quiero llamar para pedir su ayuda, así que me paro firme y doy un paso lento hasta llegar al auto.

El silencio caminó a casa se da nuevamente. Ni el chófer dice nada.

... Llegamos y Renzo sale primero, vaya que lo de caballero no va con él.

Salgo y subo con gran dificultad. Me tiro a la cama y las lágrimas salen sin querer, solo me veo y siento como un juguete más. Lo pienso una y otra vez y me digo que llegando a casa, tomaré mis cosas y regresaré a mi antigua vida.

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