Capítulo 14

MATÍAS...

Llego a la dirección que me dio Rafa, y su padre es quien abre la puerta, genial... Justo lo que necesitaba.

— Señor...

— ¡Responde! ¿Qué haces aquí?

No tengo ni tiempo para responder, ya que Rafa aparece detrás de él y le aprieta el brazo.

— Está todo bien, papá... Puedes estar tranquilo.

— ¿Estás segura? — dice él mucho más calmado, mirando a los ojos de Rafa.

— Sí, papito. Puedes ir a ayudar a mamá en el jardín. Yo me las arreglo aquí...

— Está bien, cualquier cosa, solo pide a Ana que me llame — deja un beso en la frente de ella y entra a la casa.

Pongo una mano en el bolsillo, porque en la otra tengo un regalo para cada uno de los gemelos, y espero el permiso de Rafa para entrar.

— Tengo reglas... — yo asiento — primero, no pienses que eres el dueño de la casa, aquí solo mando yo; segundo, no intentes dar órdenes a los niños, porque apenas los conoces; tercero, solo ven aquí cuando yo lo permita, y cuarto... Te dejé venir para que conozcas a los niños, no para retomar lo que sea que teníamos nosotros dos.

Yo asiento otra vez, ella me da paso y entro en la casa, que es simple, elegante y acogedora, muy al estilo de ella. Los gemelos están sentados en una alfombra en el salón, rodeados de juguetes.

— Niños... — ellos dos se levantan, Ana, muy rápido, y después ayuda a Pedro — el... vuestro padre...

— Hola... — hablo con calma.

Ellos abren una gran sonrisa, cada uno, y vienen hacia mí y abrazan mi cintura, entonces me pongo de rodillas para abrazarlos bien.

— Hola mis pequeños — los abrazo fuerte, pero con cuidado.

— Pensé que no vendrías, papá... — dice Pedro un poco triste — ¿estás molesto por cómo te ignoré?

— No, hijo, por supuesto que no... — beso su frente — no estoy ni un poco molesto.

— Papá, estoy feliz de que estés aquí — dice Ana toda contenta.

— Yo también, hija. Aquí, traigo esto para vosotros — les entrego los dos regalos.

No traje joyas, porque sé que Rafa me quemaría vivo si lo hiciera, así que pasé por el centro comercial y compré algo que sé que les gustará, y Rafa no me matará.

Para Ana compré un joyero con una bailarina que reproduce música, así puede guardar las joyas que le daré en el futuro. La caja es de un tono perlado con detalles en oro y plata, la bailarina es una muñequita de unos 10 cm, morena, y viste un traje clásico del Cascanueces, blanco. El interior de la caja es de terciopelo rojo, también tiene un espejo en la tapa de la caja, todo decorado con pequeñas perlas y LED.

— Es hermoso, papá... Gracias — ella me da un fuerte abrazo y un beso en la mejilla.

Para Pedro compré una caja diferente, porque por lo que observé en su habitación del hospital, le gusta el espacio, los planetas. Es como si fuera un proyector de hologramas, que al activarse, reproduce una sección de nuestra Vía Láctea en 3D mientras se emiten algunos efectos de sonido. La caja, además de ser un proyector, también tiene espacio para guardar joyas, siendo todo de terciopelo negro en su interior, con algunas piedrecitas plateadas. Por fuera es de un cristal negro ébano espejado, con varios diseños que representan meteoros, también en plata.

— ¡Guau, papá... Qué genial...! — él también me abraza fuerte, y es imposible no emocionarse — gracias.

— De nada — dejo un beso en su cabello que, al alejarse de mí, tiene una sonrisa alegre en la cara.

Ellos me tiran hacia la alfombra y comienzan a enseñarme a jugar con ellos, poco después, llegan algunos niños y corren hacia donde están los gemelos, una de las niñas en cuanto ve a Pedro lo abraza fuerte.

— Pepé... Te extrañé tanto.

— Yo también, Fla... — responde Pedro abrazándola.

— Chicos, este es nuestro papá — dice Ana toda contenta y yo me siento un poco perdido sin saber cómo interactuar con ellos.

— Hola, niños.

— ¿Cómo te llamas, papá de Ana? — uno de los chicos pregunta, ese estuvo pegado a Ana desde que llegó, y me causa algo de incomodidad.

— Soy Matías. ¿Y tú, cómo te llamas?

— Soy Igor. Ana y Pedro son mis mejores amigos.

— Un nombre bonito, Igor. ¿Y los vuestros? — pregunto a los otros dos que aún no habían dicho nada.

— Yo soy Enrique.

— Y yo, Luana.

— Tío, ¿tú eres el novio de la tía Rafa? — antes de que yo responda, Rafa se mete en la conversación.

— Chicos, ¿quién quiere palomitas? La abuela Mari hizo mucho para vosotros, ¿por qué no vais a la cocina a buscar? — ellos gritan felices y van para allá, observo cómo Rafa evade la pregunta y pienso en la posibilidad de que ella tenga otro hombre.

— ¿Está todo bien?

— ¿Por qué no lo estaría?

— Esquivaste el tema como el diablo a la cruz...

— ¿Tú tenías una respuesta ingeniosa para darle a seis niños acerca de por qué los padres de dos de ellos no viven en la misma casa y mucho menos son pareja? — trago saliva y desvío la mirada — Eso pensé. Mira, Matías, llevo con estos niños mucho tiempo, así que sé lo que hago cuando corto un tema por la mitad.

Ella se va caminando hacia la cocina, y yo... Quedo sentado en el sofá, esperando que me diga si puedo irme siguiéndolos, o... Mandarme a casa. Solo sé una cosa, lo que ella ordene, yo lo hago. Incluso si me manda a limpiarle los pies con la lengua.

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Comments

Dolores Hernandez

Dolores Hernandez

Mathew de eso pides tu limosna jajaja quisieras lamerle los pies a Rafa y de ahí te sigues jajajaja no andas tan perdido jajajaja pero creo y te va a costar esperar un buen rato esperar creo

2024-04-16

3

Militza Kellys Perozo

Militza Kellys Perozo

Muy Triste Historia pero linda 😢

2024-04-14

2

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