Capitulo 19

_Que desea, doctora_

Aurora se quedó estática, pensó que ya Robert no iría a la clínica, y justo estaba con su padre, agradecía no entrar como perro por su casa y gritar "Papá" no siempre, se quedó unos segundos pensando que decir, hasta que logró articular unas palabras.

_¿Disculpe director, me avisaron que quería verme?_

Su padre, volteo los ojos, no seguía contento de tratarla como desconocida.

_Es un tema algo delicado, sobre un paciente, deme unos minutos y termino con el caballero._

La chica asintió y se retiró, ahora se daba cuenta de que Robert la estaba ignorando, noble dedicó una mirada en ningún momento, lo hizo cuando ya se había dado la vuelta, su cabello corto y bien arreglado, su piel bronceada, era una obra de arte para él, solo que su pasado no lo dejaba tranquilo.

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_¡¡Axel!!_

Ori le grito al verlo sentado esperando que alguien fuera por él, era extraño, solo se acercó al notar que el chico no se emocionó y solo agachó la cabeza.

_¿Pasa algo mi niño.?_

_¿Tú no quieres que yo tenga mama?_

_¿Quién te dijo eso? Claro que quiero, estoy muy contenta que esté contigo._

Eso no le gustó para nada a Oriana, si Axel decía eso, era por qué se lo repetían mucho y no era así, estaban confundiendo su cabeza.

_Está bien._

_No importa lo que pase, Axel, siempre voy a querer, verte feliz y por eso, te traje un regalo._

Lo tomo de la mano y fueron al auto, saco una caja algo grande y la puso en sus piernas, casi lo cubría completo.

_¿Qué es?_

Cuando el chico abrió y salió una linda perrita blanca, con mucho pelaje, y lamia su cara, su emoción era muy grande, lo abrazaba y no quería soltarlo, el perrito solo quería salir corriendo y jugar.

_¿Te gusta tu regalo? Se llama tutti._

Un perro de raza pude, quiso llamarlo así, para identificar su trastorno, ese nombre era italiano, su significado es muy activo y tremendo.

_Me gusta mucho, quiero tenerlo para mí._

_Es tuyo, podrás correr con él en el patio de tu casa._

Ori estaba a punto de llorar al ver a ese niño tan emocionado, su carita radia felicidad y eso le hacía feliz, al ver que nadie fue por él, lo llevo, la nana al verla con su niño, se sorprendió, se suponía que era Lucero quien iría por él.

_¿Nana, mira mi perrita? ¿Se llama tutti, puedo ir a jugar con ella?_

_Claro mi niño, pero primero quítate tu uniforme._

El niño salió corriendo a su habitación y más atrás iba su amiguita, ya tenían una conexión, pasarían sus mejores momentos unidos, Oriana ayudaba a la nana en unas cosas y escucho cuando llegó lucero.

_Señorita, sé que es la psicóloga de Axel, pero debería decir cuando se trae al niño, fui por él y ya se lo habían llevado._

¿Oriana pensó un momento antes de hablar, era casi una hora de retraso la que tenía, por poco y llaman a Alejandro y ella le decía eso?

_¿Tiene razón, señora, no volverá a pasar?_

Lucero le dedicó una mirada de arriba abajo y se fue a la sala de estar, necesitaba otro trago, le tocó actuar al decir eso, había olvidado por completo a Axel y ya tenía a quien culpar, el niño jugaba con su perrita en el patio muy feliz, sus piernas no daban de tanto correr, pero quería seguir la diversión, tutti corrió a la cocina en busca de agua y sus patitas estaban sucias, cuando entró lucero también se dirigía a ese lugar y ambas chocaron.

_¡¡Amparo!!_

_Dígame señora?_

_¿Este animal? ¿De quién es?_

_Es mío, mamá, me lo regaló ori._

El niño la alzó en sus brazos y sonreía feliz, pero eso no era para nada complaciente para lucero.

_¿Quién te dijo que podías tener perros? Saca ese animal de aquí._

Los gritos los escucho Oriana, quien solo fue al baño antes de salir a su casa, se acercó y abrazo a Axel, los gritos le ocasionan que su autoestima desapareciera.

_Discúlpeme señora, no puede gritar al niño así, cálmese por favor._

_Tú no tienes derecho a decirme cómo tratar a mi hijo._

El tono de voz de Lucero era muy alto, tenía traumado a Axel, lucero agarró la perrita y la tiro a la calle, sin un poco de remordimiento, volvió a entrar y Oriana trataba de calmar al niño.

_Suéltalo._

Con fuerza separo a Oriana, la chica se molestó y se levantó.

_¿Qué le pasa? ¿Contrólese, no ve que le hace daño a su hijo?_

Justo en el momento equivocado, entró Alejandro, al ver como Oriana le gritaba a Lucero.

_¿Qué pasa aquí?_

_¡Alejandro.! Yo solo quería ayudar a mi hijo, pero la señorita no me deja._

Una risita sarcástica salió de Oriana, era el colmo, ahora quedaría como la villana.

_Señorita Varela, entienda que lucero es la madre de Axel, ya usted cumplió con su trabajo._

Las palabras de Alejandro salían como si dudará en decirlas, el corazón de Oriana se volvió pedazos, le creyó a esa mujer, la creyó capas de hacer algo que dañara a Axel.

_Si señor, como usted diga._

Se dio la vuelta y se agachó donde estaba Axel.

_Encontraré a tutti y haré que esté contigo, te lo prometo._

Beso, su frente y se retiró, con el corazón en mil pedazos, con el alma destrozada, decidió ir despacio y buscar a tutti, vio que no le daba resultado y decidió caminar, dejo todo en el auto, no descansaría hasta encontrarla, caminaba y secaba sus lágrimas, ya cansada de tanto caminar, casi 10 km lejos del carro.

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Sus pasos eran largos, tanto como podía Aurora bajo al estacionamiento y estaba por abrir la puerta de su auto, cuando uno le pito la corneta, era Robert, se bajó rápido.

_¿No has visto a Oriana.?_

_Voy a buscarla, no está en su apartamento, no está en casa de Alejandro y no contesta su teléfono._

_Vamos en un solo auto._

No dijo nada, solo se subió y salieron en busca de ella, buscaban en los clubes y bares cerca de la casa de Alejandro, no dejaba de llamarla, pero no contestaba.

_¿Sabes qué le pasa?_

_La madre de Axel no está muy de acuerdo en que ella lo trate._

Ahora entendía por qué Alejandro no dejo que lo tratara más, aunque no era todo, era suficiente para entender a su sobrina.

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_¿Donde estás tutti.?_

Se sentó en un puente y como si se comunicará con esa peluda, llegó a sus pies y la lamia meneando su colita, reconoció su olor, Ori la tomo en brazos y lloro contenta de encontrarla, ya era muy noche y Aurora la buscaba como loca, había llamado Mili preocupada por qué no le agarraba el teléfono, Robert también andaba por su cuenta, como si caminar no fuera suficiente, empezó a caer una lluvia fuerte.

_¿Nos tocó baño, solo toca disfrutar un poco, no?_

Caminaba bajo la lluvia junto a tutti que ya temblaba de frío, lloraba, reía, cantaba, como si de una indigente se tratara, la vida le estaba enseñando a ser cada día más fuerte, caminaba sin rumbo fijo, ya hasta olvidado donde había dejado su auto, casi temblaba.

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_Para, ese es su carro._

Aurora fue corriendo, sin importar que se mojara, se asomó por la ventana y estaba su teléfono, intento abrir y abrió, había olvidado hasta cerrar el carro, le hizo señas a Robert que siguiera, ella la buscaría en su carro.

_¿Dónde estás Orí?_

Conducía con cuidado, tenía que estar cerca, un par de minutos, vio la silueta de ella, sentada sobre sus tobillos, cubriendo a su peluda, bajo corriendo sin importar nada, Robert al verla, hizo lo mismo.

_Llévala a la clínica, yo llevaré a la perrita a la clínica de veterinaria y llegó para allá._

Robert no perdió tiempo y se la llevó en brazos, estaba muerta de frío y sus pies no daban para caminar, al llegar a la clínica la atendieron y Robert no se separó de ella, pero aún preocupado por aurora, la lluvia era fuerte y ella estaba conduciendo, su mirada estaba puesta en la puerta, hasta que vio que entró con mucha prisa, se había cambiado ya.

_¿Estás bien?_

_¿Sí, gracias, ¿cómo está?_

Aurora no quería sentir que Robert volvía acercarse, no quería volver a la realidad cuando todo eso pasará.

_Esta dormida, cansada, ¿por qué hizo eso?_

_Puede que la perrita sea el motivo._

Y algo más, de eso estaba segura autora, lo que más rabia le daba, era la actitud de Alejandro, le estaba haciendo mucho daño a Oriana.

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