SOFÍA
El primer año escolar terminó. De ese año solo dos veces tuvimos sexo. Caleb siempre trataba de ignorarme, me hacía sentir menos con sus rechazos y yo siempre de tonta preocupándome por él.
Mis padres viajarán a París para pasar la navidad con nosotros. Esto me provocó un poco de estrés porque Caleb y yo dormíamos en cuarto separados y nunca salíamos a ningún lado como pareja, lo mejor de todo es que nos dedicábamos a ignorarnos.
— Caleb, hablemos— entré a su cuarto— Mis padres vienen mañana, podemos fingir que todo está bien entre nosotros, no vale la pena que ellos se preocupen.
— ¿Qué propones? Escucho.
— Vienen por una semana. Te pido que esa semana durmamos en el mismo cuarto.
— Tú crees que me importa lo que tú padre o madre piense de la relación. Todos sabíamos que este matrimonio era una completa farsa. Así que conmigo no cuentes. Ahora sal por favor que voy alistarme para salir.
— ¿Con quién?
— Con una amiga— sentí celos.
Al rato Caleb salió de la casa. Yo quedé con un vacío en mi corazón. Me sentía fea, ¿cómo es posible que llevo un año casada y no he podido conquistar a Caleb? Me estoy hartando de todo esto.
Llamé a mi padre.
— Padre, he pensado que mejor viajo a Estados Unidos para pasar la navidad con ustedes. Quiero salir de esta rutina.
— Okey. Me parece. Procura venir con Caleb.
— No creo que pueda. Cómo sabes está estudiando medicina y está prestando servicios. Dudo que pueda viajar pero yo sí quiero ir.
— ¿Estás huyendo de tu esposo? Me parece que me diste un pretexto.
— Papá — me puse a llorar— Me quiero divorciar de Caleb.
— ¿Por qué lloras hija? ¿Te trata mal?
— Un año de casado, él no me ama. Ni siquiera usa su anillo. Se cambió de carrera porque quedamos en la misma. Estudia medicina porque su facultad está separada de la mía. Ya no quiero esto padre. Estoy harta de escuchar que no me ama, me rechaza, me desprecia. Este matrimonio fue un error.
— ¿Por qué hasta ahora me dices todo esto? Tendré que hablar con él seriamente.
— No, no lo hagas. Me va a odiar aún más.
— Eso a mi no me importa, nadie trata a mi única hija así.
— Déjalo. No digas nada. No se para qué te dije— le colgué la llamada a mi padre.
Caleb entró a la casa. Me vio llorando y no se detuvo a preguntar.
— ERES UN ESTÚPIDO— le grité.
Él se paró en seco y me miró.
— Perdón. No empieces Sofía.
— QUIERO EL DIVORCIO. ME HARTÉ DE TODO ESTO.
— Cuando quieras, yo firmo.
—¿Por qué no puedes amarme? Has tenido sexo dos veces conmigo. ¿No te gusto mi un poco? ¿Qué diablos tiene esa Laura que no tenga yo?
Él me miró muy molesto.
— ¿Por qué mencionas a Laura? ¿Qué tiene que ver ella contigo? Esta forma tuya que todo lo resuelves llorando y gritando me pone cabreado. Hemos tenido sexo, si, y ¿Qué?
— Te odio Caleb. Nunca pensé decir esto. Mi padre ya sabe todo— él miró aún más molesto.
— Eres una niña inmadura por eso jamás me voy a enamorar de ti.
— Eres un tonto— pasé por su lado tratando de empujarlo pero caí al suelo cuando el tobillo se dobló.
— ¿Estás bien?
— NO ME TOQUES.
— Tampoco soy tan inhumano, te voy a llevar al cuarto— me cargó hasta mi cama— ¿te duele el tobillo?
— No me duele. Solo vete.
— Solo quiero llevar la fiesta en paz. Creo que podemos vivir sin estar discutiendo. Tranquilízate.
— Solo quiero que me mires por una vez, quiero que sientas este amor que yo siento por ti, llevo cargando con este amor diez años. Realmente no sé porque te amo pero lo siento en mi pecho. Te veo y quiero abrazarte, besarte, quiero que me hagas el amor como un loco— llevé mis manos a mi cara para tapar mis lágrimas.
— Perdóname por no poder amarte. Uno no decide de quién enamorarse. Creo que lo mejor para ambos es separarnos.
— TE ODIO CALEB, VETE, VETE, NO QUIERO VERTE — le gritaba.
CALEB
Salí del cuarto de Sofía a buscar un ungüento, el tobillo se veía inflamado.
— ¿Tienes ungüento para desinflamar?
— le pregunté a la empleada— también algún tranquilizante.
— No señor. No tenemos nada de eso.
Nunca hay nada en esta casa. Salí a la farmacia. Regresé a la casa media hora después. Toqué la puerta del cuarto de Sofía.
— Sofía ábreme la puerta.
Una de las empleadas vino corriendo.
— Señor Caleb, cuando usted se fue, se empezó a escuchar como que ella tiraba cosas tratamos de hablar con ella para que abriera la puerta pero no abrió. Ahora hay un silencio.
— ¿La llave?
— No la encontramos.
Empecé a golpear la puerta.
— Sofía ábreme la puerta— no contestaba.
La tiré de una patada. Sofía estaba sentada en el piso con la cabeza en la cama. Estaba llorando. Tanto estrés que colapsó.
— Retirénse, yo me encargo. No le digan nada a su papá— las empleadas salieron.
Cerré la puerta. Me senté en el piso.
— Sofía— ella me miró, tenía sus ojos hinchados— no vale la pena ponerse así por mi. Yo sé que encontraras a un hombre que te ame.
— Yo te amo a ti.
— Pero yo no te amo.
— Para que me torturas diciéndome una y otra vez. Ya lo sé que no me amas. ¿Te doy asco? ¿No te gusta mi cuerpo?
— Tú eres una mujer bonita, no me das asco y tu cuerpo es precioso pero ya llegará alguien que lo valore y lo ame con locura.
— Lo que hablaste con mi papá era que en cinco años te devolvía la empresa si te casabas conmigo. No quiero que algo que es de tu familia me quede. Así que llevamos un año de casados, esperaré cuatro más y firmaremos el divorcio.
— Está bien.
— Que tú sacrificio de casarte conmigo valga la pena. Mañana voy a viajar a Estados Unidos y pasar la navidad con mis padres. Le dije que tú no vas porque tenés servicio porque eres estudiante de medicina. Puedes quedarte tranquilo.
— Tu pie está inflamado ¿cómo viajarás?
— No te preocupes por mí. Solo te voy a pedir un último favor.
— Dime.
— Un beso— Sus lágrimas recorrían sus mejillas.
Verla en ese estado me hacía sentir culpable.
— Si te doy ese beso, Te hará sentir mejor?— ella apartó la cara.
Me senté frente a ella. Le tomé sus mejillas con mis manos.
— Mírame— Ella me vio.
Saqué un pañuelo de mi bolsillo y empecé a secar sus lágrimas.
— Perdoname Sofía por no sentir eso que sientes por mí.
Acerqué mis labios a los de ella. Sofía cerró sus ojos y salieron las lágrimas. La besé, desmenucé sus labios lentamente. Ella me abrazó.
— Por última vez te voy a decir que te amo. Me prometo a mi misma que voy a olvidarte. No pude hacer que te enamoraras de mi pero yo sí me enamoré un poco más de ti.
No dije nada. Me levanté y la traté de levantar. Le dejé el ungüento en la mesa de noche. Salí del cuarto.
Saliendo del cuarto, recibí la llamada de don Ángel.
— ¿Qué le has hecho a mi hija?
— Nada.
— Si me doy cuenta que le has hecho algo, date por muerto.
— ¿Me amenaza? A su hija no le hecho nada. No la amo y eso usted ya lo sabe. Ella no acepta lo que siento. No me pueden obligar a amar a alguien qué no quiero.
— Cretino.
— No estoy para reclamos. Suficiente con aguantar a su hija que es un caprichosa— no me había percatado que Sofía escuchaba lo que yo le decía a don Ángel. Ella me miró, Yo guardé silencio— colgué la llamada.
Ella pasó a mi lado y bajó a la sala.
Yo me fui a mi cuarto. Empecé a golpear la pared hasta que mis nudillos terminaron ensangrentados.
Al día siguiente Sofía viajó a Estados Unidos. Ahí estuvo mes y medio. Regresó para el inicio de clases, vino un poco diferente, un tanto distante y fría. Su mirada triste y opaca. Había adelgazado bastante.
Los meses iban pasando y esa actitud de ella me hacía detestarla. La veía y me producía enojo. Así pasaron 4 años.
Vivíamos en la misma casa, cuando salía con sus amigas ella siempre regresaba borracha. Me hacía perder la paciencia, gritaba frente a mi cuarto. Sacaba sus frustraciones.
...Un día antes de su graduación...
Estaba en el despacho estudiando.
Sofía me extendió una tarjeta de invitación.
— No voy a ir a ningún lado.
— Eres un ser despreciable.
— Felicidades por tu logro pero no necesito verle la cara a nadie.
Ella puso una mirada triste. Dejó la tarjeta sobre la mesa y salió.
...Día de su graduación...
Sus padres habían viajado de estados Unidos. Tomé la tarjeta y la tiré a la basura. Abrí mi laptop y revisé mi Facebook. Dentro de las publicaciones estaba Laura con un bebé en brazos, a la par, estaba su esposo, mi mejor amigo.
Ella pudo avanzar y yo me quedé estancado con mis sentimientos. Ella pudo enamorarse de mi mejor amigo y tener una familia. Me hace sentir molesto. Cinco años y aún no supero esto.
En uno año más me convierto en médico. Es lo único que debo pensar.
Sofía bajo de su habitación con un vestido bellísimo que le hacían resaltar su hermosa figura. Todos salieron para la universidad.
Al regresar de su graduación, ella entró al despacho y me extendió un fólder.
— Lo que tanto deseas— eran los papeles del divorcio.
— ¿El divorcio? Me parece fantástico. Me alegraste el día.
— Nuestro divorcio te da felicidad. Eres un hombre idiota— ella bajó su vista.
Firmé los documentos del divorcio.
— Wao me siento genial. Soy libre. Por fin me libero de este matrimonio.
Ella me miró con la boca abierta.
— ¿Te liberas de esta farsa? Quedarás libre para buscar el amor de tu vida.
— Tenés razón. Iré en busca del amor de mi vida— Sonreí.
Ella apretó sus labios.
— Te odio Caleb. Cómo pudiste transformar todo ese amor que sentía por ti en un sentimiento agrio. Intenté con todas mis fuerzas no odiarte pero no pude. Te odio. No quiero verte nunca más. Tu empresa— me tiró los documentos donde me la devolvían.
— No la quiero. Si está así, es porque tu padre ha hecho un gran trabajo. Yo no quiero ser CEO, yo solo quiero ser un médico. Hablaré con un abogado para que hagan formalmente el traspaso a tu nombre.
Preparé mi maleta y me mudé a un departamento cerca de la facultad de medicina. Aún me faltaba un año.
Me sentía liberado de la condena. Sentía que podía respirar. Me senté a pensar en estos cinco largos años y han sido unos años agobiante.
Entré a mi último año de mi carrera como médico. Llevaba dos meses viviendo solo. El departamento era tan silencioso y vacío. Cruzó una imagen de Sofía haciendo un berrinche estando borracha. Ella gritaba a todo pulmón que me amaba. Sonreí al pensarlo.
Llevé mis manos a mi frente. ¿Qué hechizo es este? ¿Por qué pienso en Sofía?
Salí a despejar un poco mi mente, así que, fui a un bar muy popular.
Sofía estaba sentada con un hombre tomando unos tragos. Reía, se mostraba feliz. Me senté a cierta distancia y la quedé observando todo el tiempo, era como si mis ojos no podían dejar de verla. Tan pronto se le acabó el amor por mi. Dos meses y ya sale con hombres. El tipo le tomó la mano y ella se dejó. Pronto esa mano bajó a su pierna. Sofía le quitaba la mano pero el volvía a ponérsela. Ella se veía incomoda. Trató de levantarse varias veces pero él la volvía a sentar. La quiso besar pero ella apartó la cara. Sentía que la sangre me hervía de enojado. Me levanté y fui donde ellos.
— Suéltala. No ves que está incomoda con tanta mano larga tuya— ella me vio y abrí sus ojos.
— No quiero. Ella es mi amiga— el hombre estaba borracho.
Le tomé la mano a Sofía y la saqué a jalones.
— ¿Qué haces? Suéltame. Tú y yo no somos nada.
— ¿Vas a dejar que ese hombre te esté tocando?
— Y eso a ti que te importa.
— Tenés razón. Regresa a esa mesa con ese borracho y que te manosee hasta el alma— me fui del lugar muy molesto.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 19 Episodes
Comments
Yanifel Tejada
sinceramente esta mujer no tiene amor propio , y sería muy tonto volver con ese idiota de caleb
2025-03-01
1
Madelein 😍
es tu culpa también dejar que te tratara horrible y supuestamente amarlo de verdad espero que no vuelvas con el
2024-08-22
2
Mary Tere Sal Roos
ella que tonta desperdiciar cinco años por un hombre que desde siempre le dijo que no la quiere
2024-08-16
0