Capítulo 15

¿Realmente pueden existir amigos así? "Ugh, aléjate. No caigamos en trampas y terminemos perdiendo a nuestros hombres, ¡puaj!" arremetió una de las invitadas mientras se alejaba, lanzando una mirada de disgusto a Sonia.

"¡Nada más que una espina en nuestro costado! ¡Vergonzosa!" maldijo otra invitada mientras se iba.

"¡Mujer loca! ¡Sin corazón!"

Insultos, acoso y maldiciones continuaron siendo dirigidos hacia Sonia. Sus lágrimas caían, empapando sus mejillas. El maquillaje se le corría. Sonia apretó los puños con fuerza. '¡Juro que me vengaré de todos ustedes! ¡Especialmente de esa maldita mesera del bar! ¡Por su culpa, mis planes perfectamente trazados se han desmoronado!' pensó Sonia, con la mirada ardiente.

Los invitados se iban uno a uno. No ofrecieron felicitaciones a los novios, en su lugar les lanzaban miradas despectivas y les insultaban.

Los dos amigos de Velyn, que también habían sido amigos de Sonia, se acercaron a ella. Habían estado llorando todo el tiempo, porque detrás de todo lo que le sucedió a Velyn había un escenario creado por Sonia. Incluso se habían distanciado de Velyn, pensando que ella le había sido infiel y había pasado noches con otro hombre.

"En mi vida, no creo en ex-amigos. Pero a partir de este momento, voy a evitar a una hipócrita como tú", dijo Wirda, su mirada llena de tristeza.

"No puedo creer que hayas hecho esto, Sonia", sollozó Nikita, mientras limpiaba frenéticamente las lágrimas de sus ojos.

Las dos se fueron, dejando a Sonia llena de ira, vergüenza y odio. Ahora, ella estaba realmente destrozada y sola.

En el costado del escenario, los padres de Gerald se llevaron las manos al pecho. La anciana pareja se veía agotada, lamentando el destino de su hijo. Antes habían sentido vergüenza por una boda fallida, y ahora estaban completamente avergonzados de tener una nuera tan engañosa como Sonia.

"Dios mío, querido. ¡Esta es aún peor que la anterior! Al menos la anterior fue difamada por tu nueva nuera. Oh, qué mala suerte ha caído sobre Gerald", se mofó una mujer de mediana edad, abanicándose.

"¡Silencio y vámonos a casa!" el padre de Gerald susurró, sin querer aumentar la tristeza de su esposa.

"Sí, me voy a casa. La próxima vez, examina más cuidadosamente a la novia de tu hijo. No aceptes tan fácilmente, especialmente si él siguió adelante tan rápido. ¿Estaba tan ansioso, o realmente se trataba de vengarse de su ex? Lamentablemente, resultó ser lo contrario", respondió la mujer, sacudiendo la cabeza.

"¡Basta de ruido! ¡Vámonos, querida!" el hombre instó a su esposa, sin querer que se hundiera más en la desesperación.

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Durante todo el viaje, Richard permanecía estoico, su atención solo en el camino por delante. Su rostro era inexpresivo y extremadamente frío, una expresión que Velyn nunca había visto desde que estaban juntos.

Velyn jugueteaba con el dobladillo de su vestido, su pecho aún apretado. Miraba hacia abajo, robando ocasionalmente miradas al lado de su esposo. Se sentía reprendida, arrepentida por no haberle escuchado desde el principio.

"Cad", llamó suavemente Velyn.

No hubo respuesta por parte de Richard, que permanecía inmóvil. El aire acondicionado del automóvil estaba encendido, pero no se sentía tan frío como la actitud de Richard.

"Richard, lo siento", dijo, inclinando aún más su cabeza, sintiéndose tonta por desperdiciar a un hombre como él.

Él siempre había sido amable con ella, a pesar de nunca recibir un trato similar a cambio. Ella solía menospreciarlo y subestimarlo, pensando mal de él sin motivo. Ahora, enfrentada a la verdad, Velyn se hundía más en un pozo de remordimiento.

Richard se mantuvo en silencio, como si la presencia de su esposa no le importara. Esto solo aumentó la confusión de Velyn. Insegura de cómo ganarse su perdón, optó por guardar silencio, observando la vista afuera de la ventana mientras luchaba con sus pensamientos.

"¡Sal!" Richard dijo cuando llegaron a la residencia de Narendra.

Velyn se volteó para mirar a su marido, que no había apagado el motor del automóvil. "¿Adónde vas?" se atrevió a preguntar.

"¡Tengo algo que hacer! Sal", volvió a ordenar.

Al ver que su esposa no se movía, Richard exhaló con fuerza. Salió del automóvil, abrió la puerta del pasajero y tomó la muñeca de su esposa, instándola a salir. A regañadientes, Velyn salió.

Una vez cerró la puerta, Richard corrió rápidamente hacia el asiento del conductor. El coche se alejó a toda velocidad y Velyn observó hasta que desapareció de su vista.

Velyn se llenó de preocupación, ya que las advertencias de Deborah sobre una amante desfilaron por su mente. Mordió su labio inferior con aprensión, especialmente dado el inusual comportamiento frío de Richard. Su cabeza le dolía de tanto llorar durante todo el día. Velyn intentó alejar sus oscuros pensamientos y entró a la casa.

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Richard visitó una fundación que ofrecía asistencia certificada en el hogar. Debido a su apretada agenda como gestor de la empresa, contrató a tres asistentas profesionales para el hogar. Ese mismo día, Richard llevó a las tres mujeres de mediana edad a la residencia de Narendra.

"¡Ma! Conoce a las tres asistentas que se encargarán de la casa. Me disculpo, pero tengo mucho trabajo y no podré encargarme de las tareas domésticas", dijo el hombre acercándose a su suegra.

Sabrina se levantó rápidamente, frunciendo los ojos al ver a tres personas uniformadas sonriendo y haciendo una leve reverencia en señal de saludo.

"¿Esto qué es, Richard? ¿Te das cuenta de lo altos que son los salarios de los asistentes de esa fundación? ¡Por qué decidiste esto por tu cuenta, huh? ¿Quién es el dueño de esta casa?", gritó Sabrina enojada.

Richard, acostumbrado a esos estallidos, no se sorprendió. Fueron las nuevas asistentas las que se sobresaltaron.

"No te preocupes, yo pago sus salarios", dijo calmadamente como de costumbre.

"¿Crees que puedes permitírtelo? ¿De dónde has sacado el dinero, huh? ¡Sigues viviendo de la casa de tu esposa! Ahora te haces el importante pagando por asistentes certificados", se burló Sabrina con desdén.

"No te preocupes, soy un hombre responsable. No soy de confiar en promesas vacías; lo demostraré. Les he pagado por el próximo mes. Que hagan su trabajo como se les requiere. Ah sí, la razón por la que vivo aquí es realmente por Velyn. Algún día me la llevaré y viviremos en mi palacio", declaró Richard, una sonrisa dibujada en sus labios.

El hombre se volteó y se dirigió a las asistentas. "Vengan, les mostraré sus habitaciones", dijo llevándolas a las habitaciones traseras.

"Solo mira, Cad. ¡Si no puedes pagar y la fundación te demanda! ¡Un palacio! ¡Un palacio! ¡Probablemente solo sea una pequeña y miserable choza!" gritó Sabrina, todavía incrédula.

Richard no respondió más, cansado de entretener a su suegra. Temía que pudiera sufrir de presión arterial alta.

"¡Richard! ¡Recoge a Deborah en la calle Kembang! ¡Su coche se averió de repente!" Rendra bajó, mirando su teléfono, cruzándose con su yerno.

"Umm", murmuró Richard, saliendo de la casa. Hizo un clic con la lengua, todavía agobiado por su trabajo. "¡Olvidé buscar a un conductor!" masculló mientras se alejaba conduciendo.

Al llegar al lugar, Richard solo encontró el coche de Deborah estacionado en el costado de la carretera. Bajó para revisar el vehículo. "Definitivamente este es el coche de Deborah. Entonces, ¿dónde está su ruidosa dueña?" dijo, escaneando el área, sin encontrar a nadie.