Capítulo 3

Richard arrastró al confidente de su abuelo fuera hasta la puerta principal. Levantó el brazo y se plantó con las manos en las caderas. "¿Qué haces aquí, Delon?", espetó Richard, emocionado.

"Lo siento, señor. Es una emergencia. El Jefe ha tenido un ataque al corazón. Necesita que vuelvas a casa inmediatamente", explicó Delon a su superior.

Richard suspiró fuertemente, pasándose las manos por el pelo empapado de sudor. Pensó un momento antes de hablar por fin: "Organiza un vuelo para esta noche. ¡Y consigue un billete de vuelta antes del amanecer!", dijo el hombre dando órdenes.

La sonrisa de Delon floreció, asintió con entusiasmo: "Listo, señor. Me ocuparé de ello inmediatamente", respondió con energía. Al menos, Richard estaba dispuesto a ir a casa y visitar a su abuelo.

"¡Lárgate! Llámame si quieres quedar. ¡No vengas así de repente sin avisar!", Richard despidió a Delon con un gesto de la pierna.

"¡Disculpe, señor!", Delon se inclinó y se alejó rápidamente.

Richard cerró la puerta y volvió a entrar en la casa con agitación en su corazón. Al abrir la puerta delantera, se sobresaltó al encontrarse con Velyn, de pie con su mirada penetrante.

"¿Dónde has estado?", le preguntó Velyn con brusquedad.

"Eee... bueno, había alguien que molestaba llamando al timbre. Así que les regañé para que no se atrevieran a volver a hacerlo", dijo masajeándose el cuello hormigueante.

Sin decir una palabra más, Velyn se acercó a la mesa del comedor. Ya había llegado la hora de la cena.

"¿Se han preparado todos los platos para papá sin sal?", preguntó Richard al criado responsable de la cocina.

"No, señor. Según su petición", respondió la mujer de mediana edad mientras colocaba la comida con su ayuda.

"¿Qué vas a hacer con la comida de papá?", indagó Velyn después de dar un sorbo a su té caliente.

"Umm... señora. La comida del señor no se ha salado. Porque está convaleciente", aclaró el criado de nuevo.

"¿Papá está enfermo?"

Richard le informó de la situación actual de Rendra. Velyn simplemente tomó una respiración profunda y devoró rápidamente su cena sin esperar a los demás miembros de la familia.

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Exactamente a las ocho de la tarde, el teléfono de Richard chilló. Sin duda era de su asistente. El avión despegaría pronto. Sin embargo, Richard aún estaba ocupado preparándose.

"¿A dónde vas?", preguntó Velyn, frunciendo ligeramente el ceño, con una mirada inquisitiva.

"Tengo un recado rápido que hacer. No me esperes, ve a dormir primero. Volveré antes del amanecer", respondió Richard mientras se ponía apresuradamente los zapatos.

"¿Qué recado? ¿Al bar otra vez? ¿No te he advertido que dejes ese trabajo? ¡Si papá se entera de lo que estás haciendo!" interrogó la mujer, cruzándose de brazos.

Richard solo esbozó una leve sonrisa, se puso de pie y se inclinó ligeramente: "No. Ya estoy de camino. Es importante, y no puedo explicarlo ahora mismo. Me voy", dijo despidiéndose.

Sin esperar más protestas, Richard salió rápidamente de la casa, levantando el teléfono hacia su oreja. "¡Sí! ¡Sí! ¿No puedes esperar?", gruñó antes de colgar la llamada.

En el exterior, Delon estaba esperando en un taxi. Se dirigieron al aeropuerto. El clima esa noche era bastante agradable. Dos horas de vuelo después, llegaron al país natal de Richard. Un conductor los esperaba a su llegada. Solo tomaron 20 minutos en llegar a la residencia Dirgantara.

Richard salió del coche, inspeccionando el imponente edificio ante él. Todo estaba como antes, sin cambios desde que se fue hace cinco años. La mayoría de las luces estaban apagadas, considerando que era casi medianoche.

"Por favor, señor", Delon extendió el brazo, haciendo señas a Richard para que entrara.

Inesperadamente, su abuelo ya estaba esperando para recibir a Richard, sentado en su silla de ruedas con una enfermera a su lado. Los dos hombres se miraron fijamente.

Richard se quedó quieto, sus ojos se humedecieron al ver a su abuelo, pálido y más delgado que antes.

"¡Icad! ¡Mi nieto!" Alex llamó con voz temblorosa, extendiendo los brazos.

El entrañable apodo que Richard había anhelado escuchar finalmente llenaba el aire. El hombre se arrodilló y abrazó fuertemente a su abuelo. La única familia que le quedaba, aparte de su esposa.

"¿Cómo has estado, pillo? ¿Cuánto tiempo llevas mosqueado?", continuó el anciano, palmoteando la espalda ancha de Richard.

"¿No me pediste que me fuera?" respondió Richard.

"¡Nieto rebelde! ¡Así que dijiste que no querías casarte, y ahora tienes una esposa!" exclamó el abuelo Alex, sabiendo que sus hombres lo habían mantenido informado.

Richard aflojó su abrazo. "Abuelo, no tengo mucho tiempo. Vamos a tu habitación. Voy a revisarte", insistió Richard, sin hacer caso de la rudeza del anciano.

La ceja de Alex se frunció ligeramente. "¿Desde cuándo te convertiste en médico? ¿Fingiendo revisarme?" escupió el anciano.

"¡Ja! ¡Siempre me menosprecias! ¡Apresúrate a tu habitación!" Richard tomó el control de la silla de ruedas y llevó a su abuelo a su habitación.

Con la ayuda de Delon, trasladaron a Alex a la cama. Luego, Richard demostró sus habilidades. Masajeaba los puntos de acupresión de su abuelo, haciendo que el viejo hiciera muecas de dolor ocasionalmente.

"¿Tienes la presión alta, verdad? ¡Por eso no deberías enfadarte!" bromeó Richard mientras continuaba masajeando.

"Es culpa tuya, ¡nieto podrido!" El abuelo lanzó una almohada a su amado nieto.

"Solo te estaba demostrando, abuelo, que puedo valerme por mí mismo. Sin el nombre y la fortuna de Dirgantara", dijo Richard arrogante.

"Ah, mi pecho se siente más ligero. ¿De dónde has aprendido esto? ¡Cinco años realmente te han cambiado, Icad! Perdóname. Ahora regresa, la empresa te necesita. Mira por ti mismo, ya no soy capaz", el viejo miró esperanzado a su único heredero en la familia Dirgantara.

"Umm...por el momento, supervisaré las cosas desde allí, abuelo. Deja que Delon ayude. Aún tengo muchas cosas que atender en el País A", dijo Richard, volteando a ver a Delon, quien hasta entonces solo había observado. "¿A qué hora es el vuelo?"

"A la una de la mañana, ¡señor!" respondió Delon.

Richard revisó su reloj. Todavía faltaba una hora antes de regresar con su esposa.

"¿Otra vez quieres dejar al abuelo?" comentó Alex con tono agudo.

"Como dije, hay cosas que debo atender, abuelo. Sé paciente, ¡traeré a tu nuera aquí! ¡Es muy hermosa!" el hombre elogió con una amplia sonrisa.

"Está bien. Tráela, y también a tu nieto. ¡Solo asegúrate de que no estás mintiendo!"

"Trato hecho, abuelo. ¡Ahora descansa! Necesito revisar los informes de la empresa antes de regresar. No comas sin control. Sigue los consejos del médico si quieres ver a tu bisnieto más tarde." Richard se levantó, acomodando la manta alrededor de su abuelo.

Podía ver una chispa de alegría en los ojos de su abuelo. Sería un impulso de ánimo, aunque todavía tenía dificultades para ganarse a su esposa. '¡Un nieto! Solo haciéndolo una vez, no podría echar raíces', reflexionó con una risita.

Después de despedirse, Richard fue a su oficina con Delon. El tiempo muy limitado requería que trajera su computadora portátil y los documentos esenciales que necesitaban revisarse. Con la ayuda de Delon, Richard logró regresar a casa a tiempo.

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"¿Por qué no regresaste por la mañana?" preguntó Velyn, aún despierta en su escritorio. Aunque el día amanecía.

"¿Por qué no estás durmiendo?" preguntó Richard, ocultando su maletín y colocándolo suavemente.

Velyn guardó silencio. Con sus gafas posadas en su afilada nariz, sus dedos tocaban frenéticamente el teclado. Su largo cabello enredado descuidadamente, irradiaba un aura distinta en la tenue luz de su computadora portátil.

Tomando la iniciativa, Richard se acercó. Masajeó los hombros tensos de su esposa, exhaustos por la fatiga.

Poco a poco, Velyn se sintió más relajada. "Ha habido algunos problemas en la empresa," dijo cansadamente. La carga que llevaba sola era enorme. Velyn necesitaba a alguien en quien confiar, aunque no pudieran ofrecerle una solución.

"Déjame echar un vistazo, tal vez pueda ayudar," ofreció Richard mientras se acercaba para ver la pantalla de la laptop, lo suficientemente cerca de Velyn como para que su aliento fresco después del viaje acariciara su delgado cuello.

Velyn respondió a la oferta de Richard con un molesto chasquido de lengua, apartando su cabeza. "¿Qué podrías hacer tú?" escupió con desprecio. "¿Qué sabría un camarero de bar sobre una crisis corporativa?" añadió, burlándose.