Capítulo 12

Esa noche, la pareja recién casada parecía estar atrapada en una guerra fría. Ambos estaban irritados debido a sus respectivos egos. Velyn estaba molesta y enojada debido a un malentendido, mientras que Richard también estaba irritado, ya que su esposa se negaba a escuchar sus explicaciones.

Por primera vez, Velyn durmió sola sin su esposo, sin el suave masaje que la adormecía, sin nadie que ordenara la habitación o le preparara la ropa.

A la mañana siguiente, no hubo saludos, a pesar de que se encontraron en la mesa del desayuno. Solo se escuchaba el tintineo de las cucharas, o ocasionalmente la voz de Debora dominaba el desayuno. Tanto Richard como Velyn permanecieron completamente en silencio.

"Me voy primero, mamá, papá", dijo Velyn mientras se levantaba y colgaba una gran bolsa sobre su hombro derecho.

Sin decir una palabra a su esposo, Velyn pasó de largo. Le lanzó una mirada de disgusto y molestia al hombre. Decidió irse sola, sin su esposo conduciéndola como solía hacer.

Poco tiempo después, Richard también terminó su desayuno. Se levantó dejando la mesa desordenada.

"¡Ey, Richard! ¿A dónde crees que vas?" gritó Sabrina, deteniendo a Richard en su camino.

"Tengo asuntos importantes que atender, mamá", respondió sin mirar hacia atrás. Continuó caminando, haciendo caso omiso de la exasperación de su suegra.

Richard visitó el mostrador de teléfonos móviles para reparar su teléfono. Esperaba que este fino dispositivo pudiera ser reparado, considerando los datos importantes que contenía. Su irritación agravada lo llevó a actuar precipitadamente sin pensar con claridad. Sin embargo, una sonrisa astuta apareció cuando una idea cruzó por su mente.

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Velyn caminó con desgano hacia su oficina. Stevy se levantó de inmediato para saludar a la jefa y contarle sobre un asunto.

"Señorita, buenos días. El señor Gerald está esperando adentro", dijo Stevy.

"Gerald", Velyn frunció el ceño al escuchar que su ex-amante había venido. De inmediato, su corazón latió fuertemente. No podía negar que todavía tenía sentimientos hacia él. Aún estaba enamorada de su ex-amante.

Velyn arregló su apariencia impecable. Su mente no podía entender qué haría Gerald. Después de tanto tiempo, finalmente estuvo de acuerdo en reunirse con ella.

"Emm", la mujer se aclaró la garganta, conteniendo una sonrisa mientras abría la puerta de su oficina.

Sus ojos se encontraron de inmediato con los de Gerald, sentado en el sofá. El cuerpo de Velyn se aflojó. Pero en la medida de lo posible, esas largas piernas sostuvieron su propio peso.

"Hola, ¿has estado esperando mucho?" preguntó Velyn, sintiéndose incómoda. Especialmente porque la mirada de Gerald había estado fija en ella desde el principio.

"No realmente. Tal vez unos 30 minutos", respondió Gerald sin emociones.

Velyn se acercó, sorprendida cuando el hombre se levantó. Su lenguaje corporal parecía rechazar la presencia de Velyn.

"He venido solo para entregar esto. ¡Tienes que venir y ser testigo en mi boda!" anunció Gerald, extendiendo una invitación de boda.

¡BANG!

"¿Q... qué?" balbuceó ella, la voz temblorosa.

Sus manos ni siquiera podían reunir la fuerza para tomar el objeto. Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas, listas para derramarse por sus mejillas.

"Gerald, ¿me has olvidado tan rápido?" la voz de Velyn temblaba.

Gerald lanzó una mirada despectiva. Cruzó los brazos y se inclinó ligeramente hacia adelante para estar al mismo nivel que ella. "¿Por qué debería seguir recordando a una traidora como tú? ¡La mujer más barata que he conocido hasta ahora!"

La voz de Gerald era suave pero atravesó su corazón en ese mismo instante. Su pecho se apretó, como si se quedara sin oxígeno a su alrededor.

"Dios me salvó, reveló tu comportamiento repugnante antes de que nos casáramos. ¡De lo contrario, habría estado atrapado casándome con una prostituta como tú!" Gerald susurró cerca del oído de Velyn.

Los ojos de Velyn se cerraron, las lágrimas brotaron en torrentes. Su corazón se rompió sin forma.

"¡Psh! ¿Pretendes llorar por qué? ¿Para que me ablande y te perdone?" Gerald se burló, "¡Eso no va a suceder!", agregó.

Gerald dio palmaditas en el hombro de Velyn mientras decía: "¡Espero tu presencia!" El hombre salió así, sin más. Dejando a Velyn agarrada de la tarjeta de bodas del hombre.

Después de que Gerald se fue, el cuerpo de Velyn se derrumbó en el suelo. Lloró desconsoladamente. El hombre que una vez la hizo sentir como una reina, que una vez formó parte de su vida, ahora la estaba destruyendo sin dejar rastro alguno. Velyn gritó, su llanto resonando en cada rincón de su oficina. Su corazón comenzó a odiar aún más a Richard. Porque todo comenzó con el hombre que era su esposo.

Temblando, Velyn agarró el papel en su mano. Se atrevió a desplegar la invitación. Tenía curiosidad por ver quién había logado reemplazarla junto a Gerald.

Fue como si algo explotara en su pecho cuando leyó la línea de nombres. No podía creer que fuera Sonia, su amiga, la mujer que había descubierto con Richard. Su soporte pareció desaparecer en ese mismo momento. Sus lágrimas volvieron a brotar.

Se levantó y luego barrió todo de su escritorio. Velyn se enfureció al grito de sus pulmones. Su avalancha de lágrimas era imparable.

Stevy entró corriendo a la oficina de la jefa. "¡Señorita! ¿Estás bien? ¡Dios mío, señorita!" exclamó, corriendo hacia Velyn que estaba sentada en el suelo.

"¿Por qué el mundo es tan cruel conmigo, Stev? ¡¿Por qué?!" lloró Velyn.

Stevy la abrazó, permitiendo que la jefa descargara todas sus cargas. Se quedó en silencio, dándole tiempo a Velyn para terminar de llorar.

"Cancelaré algunas reuniones hoy, Señorita. Así puede calmarse", dijo Stevy, ayudando a Velyn a levantarse y la sentó en el sofá. También le entregó un vaso de agua a su jefa.

"Gracias, Stev", respondió Velyn con una mirada vacía. No tenía ningún deseo de hacer nada. Solo quería sentarse y lamentar su destino.

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Velyn regresó a casa a última hora de la tarde como de costumbre. Aunque no había hecho nada en todo el día excepto llorar, reflexionar y soñar despierta. Al llegar a casa, Velyn se apresuró a su habitación. Se quitó el saco, lanzó sus zapatos y bolso en cualquier dirección hasta que su contenido se esparció. Velyn continuó llorando en la cama.

Richard llegó antes que su esposa. Mientras estaba a punto de abrir la puerta de la habitación de invitados, vio entrar a Velyn con pasos apresurados. Sus ojos también parecían hinchados y de vez en cuando se los secaba. Curioso, Richard la siguió hasta el dormitorio.

Richard se sorprendió al ver la habitación en desorden. Velyn era meticulosa en cuanto a la limpieza. Frunció levemente el ceño al ver a su esposa sollozando en la cama.

"¿Qué pasa, Vel? ¿Me extrañaste?" bromeó Richard mientras recogía una por una las pertenencias de Velyn. Su acción se detuvo cuando encontró la invitación de boda de Gerald y Sonia.