14-Un cambio de imagen

Lo viví lo sentí como nunca a Roberto, cada beso, cada caricia, quedó grabado en mi ser. Y temprano a la mañana me aliste y baje a tomar café al rato me acompaño Roberto. Le comenté que dado el estado delicado de mi padre tenía que hacerme cargo de la empresa con Angel, que mi trabajo en la facultad no iba a poder seguir.

- Entiendo lo que dices Luz. Lo mismo me pasa a mí y debo tomar un curso en el extranjero para aprender más sobre él engorde del ganado y dura un semestre. Por lo que pediré licencia en la facultad por ello. Tu puedes hacer lo mismo, no renuncies, hasta que mejore tu padre. Saber que él debía viajar al extranjero para aprender sobre él engorde del ganado me venía como anillo al dedo, pero por las dudas reservo la otra parte del plan.

- Te voy a extrañar mucho.

- Yo también. Y ni bien regrese nos ocuparemos de nuestros planes de matrimonio.

- Por supuesto amor. Esperaré noticias tuyas a diario.

- Claro amor, estaremos en contacto. Ver lo bien que lo tomo Luz, lo tranquilizó un poco, y comprendía que estaba preocupada con lo de su padre y el negocio le demandaba mucho.

Con eso se despidieron, Roberto regreso a su departamento y Luz se limito a desayunar. Al rato llegó su madre junto a su padre y hermano. Al señor Luliano se lo veía más viejo de lo normal. Por lo que paso le daban gracias a Dios por estar vivos.

Luz con la escusa perfecta y su padre que apoyo con ahínco el rumor de que viajaba al extranjero se fueron de la casa que fue testigo del amor entre Roberto y Luz.

Se acomodaron en la casa de su abuelo el señor Alcalá. Anita estaba feliz de conocer a sus bisabuelos y estos le brindaban cuántos dulces podían. Luz aprovecho a nutrirse con todo lo que su abuelo podía enseñarle de sus costumbre, forma de hablar y de ser. En sus 80 años mostraba claridad y fluidez en su expresión. A su abuela le preguntaba como ser una novia árabe y buscaba con eso la manera de ser totalmente alguien diferente a Luz.

De este modo nació Luci: una mujer delicada en sus modales, callada, solo hablaba lo necesario, usaba un velo que cubría su rostro a los demás, solo su esposo sería quien viera su rostro, y en caso de que se de que le quiera ver el rostro un maquillador le enseño como transformar su perfil sin necesidad de operaciones solo maquillaje, uso lentes de contactos para tapar su verdadero color y su cabello castaño se volvió Gris.

Asi surgió Luzinda F. L. Alcalá

Estaban extasiados con Angel, ni él se lo creía la transformación de su hermana.Y con el velo así se veía.

Esa sería la imagen que usaría delante de los demás.

- O por Dios Pimpollo, te ves increíble. Es magnífico el cambio. Ni yo te reconocería.

- Esa es la idea Angel, ahora debo practicar mi comportamiento.

- Y¿ tu forma de vestir?

- Pienso en algo exuberante pero no tanto. Porque la Luz normal se viste bien, siempre sexi, pero no provocativa y quería darle un pequeño giro.

- Si me dejas fijarme, te puedo ayudar en eso. Tengo un programa que subo tu imagen y ves que ropa te queda.

- Perfecto, así me ahorro de probar cientos.

Por su parte Roberto también tomaba sus medidas para no ser reconocido y que no le arruinen el plan ante Luz, no quería que se entere. Consideraba que ella no lo entendería. Que solo era por negocios todo aquello. Y su transformación fue aparentar mucho mayor de lo que era, ocultando su rostro lo más que se pueda de la siguiente manera.

Usaria su primer nombre que no solía usar al ser igual al de su padre pero esta ves era necesario. Y así surgió Maximiliano R. Cáceres. Y se presentaría como Max, sin necesidad de dar su apellido.

- Te ves bien. Le observo su amigo.

- Para completar voy a usar unos lentes oscuros.

- Deberías cambiar un poco el tono de vos. Algo más grave.

- Si, la haré grave y pausada. O mejor no le dirigire la palabra casi.

+Dos semanas más tarde:

*Luz

Nunca en mi vida me sentí tan nerviosa como lo estoy ahora. Siento que se me va el aire no puedo respirar, ya van varios vasos de agua helada que tomo tratando de calmarme y nada, camino de un lado a otro, mi madre me tranquiliza, mi padre no deja de darme recomendaciones.

- Pueden callarse un momento. Me aturden.

- Bueno Luz, tu tío te entregará, yo no estoy muy bien para andar mucho. Concluyó mi padre. Del tío que habla es un hermano suyo que está con mis abuelos y se ocupa de controlar el campo de ellos.

Ya no puedo con el vestido, me resulta mucho, si hubiera elegido sería algo más sencillo.

- Pero no eres tú, recuerdas, que provienes de una familia árabe que a pesar de adaptarse a las costumbres de acá, no dejan las suyas de lado para ciertas cosas, en este caso el matrimonio.

Se terminan de preparar y se encaminan hacia donde va a ser la ceremonia. A Luz le cuesta ingresar en el vehículo con su vestido es muy abultado.

*Roberto

Trato de aparentar tranquilo, pero la verdad está situacion me molesta. Apretó los puños mirándome al espejo deseando que esa boda sea con Luz y con nadie más. En eso ingresa mi padre.

- ¿Ya estás hijo?. En un rato llega la novia, está en camino. Y el juez está esperando.

- Si padre en un momento bajo. Le respondo haciendo que me arreglo el traje. Ingresa mi amigo, que al verme como siempre da una de sus típicas frases.

- ¿Ya estás man? Si no puedes consumar el matrimonio, te hago el favor. Sabes que cuentas conmigo.

- Gracias por tu preocupación pero no es necesario. Y me encamino a la puerta. Bajamos a la ves. Me coloco cerca del juez y suelto un largo suspiro.

En eso suena la música que anuncia el ingreso de la novia. Trae un vestido que ocupa todo el pasillo, al menos no voy a estar tan cerca, pienso. Y un velo cubre su rostro. Un hombre mayor sostiene su mano y la deja a mi lado, debe ser el padre pienso. Inicia el juez con su relato.

- Mientras mi amigo me hace observaciones que comenta entre dientes sobre la novia." Parece que se trajo toda la tienda de telas" "No debe ser muy linda tiene cubierto el rostro".

En eso se gira hacia mi ante la indicación del juez y le observo tiene unos ojos celestes, tirando un poco a tonos grises.

Termina la ceremonia ni bien dimos el Si. Cuando el juez me dice puede besar a la novia apena le beso la mejilla.

Inició la fiesta, pero no quiero estar ahí.

* Luz

Llegó al lugar donde se celebra la boda, es una hermosa casa quinta, típicas de campo, con grandes galerías y Doble piso. Todo está arreglado delicadamente la celebración es al aire libre. Bajo un aro de flores es el lugar asignado para casarme, y ahí veo un tipo mayor, cómo era de esperarse, esperando, se ve que era el dichoso novio. Cuando lo miro a la cara tiene mucha barba y unos lentes oscuros, por suerte el velo me cubre el rostro, solo mis ojos puede ver. Terminada la ceremonia es hora del festejo, nos sacamos un par de fotos. Y me disculpo, inclinandome hacia mi supuesto esposo, no me siento bien, uso una vos suave al decir esto, mi tono por lo general es alegre y firme. No podía hablar así.

- Me retiro, no me siento bien. Él se gira y me mira, antes que me responda me marchó de ahí.

- Oye tu esposa se fue. Debes seguirla y descubrir quién vive en ese monton de tela.

-Deja de burlarte, man. Lo dice enojado.

- Tienes curiosidad no me lo niegues.

En eso Luz llega a la habitación asignada guiada por uno de los sirvientes.

Mis cosas están aquí, como me dijo mi hermano, a ver qué me puedo poner para sacarme todo esto. Él se ocupó de elegir la ropa, es Diseñador y siempre tuvo buen ojo para los atuendos.

Me quito el vestido que me sofocaba y me pongo el velo blanco por si entra alguien que no me vea, aunque tengo todo este maquillaje encima, como si le pusieron cuatro capaz de cemento a una pared. Me dirijo a la tina, mi cabello me lo cubro con un gorrito especial para baño no quiero mojarlo y arruinarlo. Me refresco, relajada.

* Roberto

Ya no quiero estar aquí, y mi supuesta esposa, ya se marchó, debo seguirla según me dice. Debo guardar las apariencias. Y decido seguirla, unos sirvientes me indican la habitación. Pienso hablarle, aclarar las cosas desde un principio para que no haya malos entendidos. Ingreso y veo el vestido de novia en el piso, por lo que miro hacia el baño y veo la luz encendida, debe de estar bañándose. Aflojo el nudo de la corbata y decido esperar para hablarle, me siento en el sofá con mi móvil en la mano.

*Por fin me siento fresca, suelto mi cabello y me lo arreglo, me quito el velo observo mi rostro en el espejo que bien ni yo me reconozco, salgo envuelta en toallas. Y sorpresa el está ahí sentado.

Al escuchar la puerta del baño que se abre levantó la mirada y la veo. Es una de esas bellezas que salen en las revistas, de las que le gusta a mi amigo, mujeres que al ser tan bellas son superficiales y falsas, y más si son hijitas de papá. Sin mostrar expresión alguna atino a decir:

-Luzinda.

-Luci. Me dice con vos suave.

- Luci. Debemos hablar.

- Deja que me vista.

- Si claro.

-( ¡Que tipo!, No piensa salir). Así que dejó caer la toalla, estoy en ropa interior, me hicieron un tatuaje que va desde debajo de mis senos y marcan un camino hacia la ropa interior. No es real, pero dura, es más que nada parte de mi disfraz. Me visto con un vestidito y unas sandalias, y como estoy delante de él no me pongo el velo. Para que vea lo que no va a tener.

- Bueno. Dice él al ver que termino de vestirse, se levanta y mira a un punto fijo para coordinar lo que va a decir.- Sabe que esto es un arreglo...Y no está obligada a hacer nada de lo que no quiera.- No interrumpire su vida, puede hacer lo que quiera, siempre y cuando nos apeguemos al acuerdo. Le daré su espació. Por esa puerta ingreso a mi cuarto, usted puede quedar aquí. Como ve están conectados. No la molestaré.

- Me parece bien. (Fue todo lo que dijo, no mostró sorpresa, ni incomodidad. Tiene en claro el arreglo. Penso Max).

- Bien me retiro.

Cuando salió pude respirar, asi inicio mi vida de casada.

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