La Casa Arias Y Los 3 Hermanos

La Casa Arias Y Los 3 Hermanos

Cap 1

A principios del verano, mis padres decidieron mandarnos a mis hermanos y a mí a la vieja casa de mis abuelos, yo estaba muy enojada, no es porque no quisiera estar con ellos, sino porque no podría pasar el verano con mis amigos, y al lugar al que íbamos no había muchas cosas que hacer, no había teléfonos celulares o videojuegos, solo libros, viejos y antiguos.

Mi hermana mayor, Roxán, estaba muy entusiasmada, a ella le encantaba leer libros, era muy inteligente, y le llamaba la atención los misterios, era muy curiosa, para ella no había mejor lugar para pasar su verano que en la casa de mis abuelos, un lugar antiguo y lleno de historias, o al menos eso dice ella.

Mi hermano menor, Tyler, compartía los mismos pensamientos que yo, a él le encantaba los videojuegos, según él, en el futuro crearía el mejor videojuego del mundo y será muy famoso, y su descontento por separarse de la amada tecnología a la que estábamos acostumbrados era inmensa, por lo que la única que estaba feliz era Roxán. Lo que en cierto sentido me hacía sentir levemente amargada.

“Alégrate un poco Elena, no puede ser tan malo” habló mi hermana, a lo que yo simplemente le rodé los ojos.

Cuando por fin nos bajamos del tren ya no quedaba nadie, los únicos que quedaban en el tren éramos nosotros, tan lejos quedaba el hogar de mis abuelos, los cuales ya nos estaban esperando con una gran sonrisa en su rostro.

No lo quería admitir, pero los extrañaba mucho, y verlos borró instantáneamente mi descontento anterior.

Nos subimos a un auto muy viejo, pero en buenas condiciones, y nos llevaron a un pequeño pueblo lleno de vegetación, de flores y pájaros, quedé boquiabierta al ver el hermoso pueblo, las casas tenían un toque antiguo pero a la vez modernizado, lo que me hacía difícil pensar que en realidad era un

pueblo como mis padres dijeron.

Las casas eran muy bonitas, y la de mis abuelos no era una excepción, era pequeña, pero hermosa.

No entraré en detalles, solo diré, que nos tocó compartir habitación. La habitación era gigantesca, y tenía tres camas espaciosas (muy bien distribuidas por cierto) y dos puertas, la primera era la salida y la otra daba lugar a un enorme armario.

Me sorprendía lo enorme que era la casa por dentro, en comparación con lo pequeña que se ve en el exterior.

Terminamos de desempacar nuestras maletas y fuimos al comedor.

“Mis nietos, han crecido mucho desde que los vi, están tan delgados siéntense a comer les prepare algunos postres” nos dijo con cariño la abuela Luz.

“Muchas gracias abuela” agradecí con una sonrisa.

“Me alegra poder pasar un tiempo con ustedes aquí, aunque sea solo por el verano” habló con una pipa en la mano derecha el abuelo Román.

“Lo mismo digo” le contestó Roxán.

“Todo se ve delicioso” comentó Tyler.

Solo viendo la comida y los postres servidos en la mesa me hacía babear, y apuesto que a mis hermanos le pasaba igual.

Cenamos entre risas y chistes, y al terminar tuvimos la vaga ilusión de que nos iríamos a dormir, pero nos equivocamos.

“¿A dónde van? Antes de dormir, se deben lavar los platos, barrer las sobras del suelo y limpiar la mesa” nos dijo con tono severo Luz. Y mi abuelo Román asentía con la cabeza de acuerdo a sus palabras. “Vengan, si todos ayudamos, terminamos más rápido” terminó de alentarnos Luz.

“…ya se fue toda esperanza para este verano” se lamentó en voz baja Roxán.

Tyler y yo nos reímos alegremente al escucharla, al fin sentía algo de justicia aquí, ya era muy frustrante ver que la única feliz era ella, pues algo que la caracteriza principalmente, es que es una vaga que odia a muerte los quehaceres… ¿Quién no?

Al terminar de limpiar, nuestros abuelos nos dieron total libertad para explorar la casa en cuanto quisiéramos, pero por el momento nos mandaron a dormir.

Y lo intentamos, enserio, ya llevábamos más de una hora revolcándonos en las camas sin lograr reconciliar el sueño, tal vez por ser un nuevo y desconocido entorno, sin poderlo soportar por más tiempo, me levanté y salí de la habitación.

Subí a la terraza con tal de tomar un poco de aire, allí me encontré con Tyler acurrucado en una manta.

“¿Qué haces aquí?” pregunté sentándome a su lado.

“Lo mismo que seguramente tú harías aquí” dijo a la defensiva.

“Ok, ya entendí”

Observamos un rato las estrellas, hasta que escuchamos pasos acercándose.

“Sabía que estarían aquí” habló Roxán con los brazos cruzados.

Le sonreímos y le hicimos espacio para que se sentara también, después de un momento de silencio

Tyler habló.

“No llevamos ni un día y ya extraño a nuestros padres, ¿Cómo aguantaré todo un verano?” se notaba algo de tristeza en su tono.

“Ya te acostumbraras, solo ten paciencia” dije para consolarme más a mí que a él.

En eso se escuchó un ruido sordo, como de algo cayéndose. Nos volteamos con rapidez pero no vimos nada.

“No había notado que hay otra puerta” comentó casualmente Roxán.

“No la hay, solo está la que conecta la terraza con las escaleras de la sala” respondí confundida.

“Sí hay otra puerta, mira Elena” dijo Tyler señalando hacia una esquina con el dedo.

Y para mi sorpresa así era, en la esquina señalada había otra puerta, era blanca con detalles de oro, y tenía tallado como decoración una luna con muchas estrellas.

Y para hacerle honor a su personalidad detectivesca, Roxán una vez más se dejó ganar por la curiosidad, ¿Es que no entiende que la curiosidad mató al gato?

Rodando los ojos la seguí con Tyler a mi lado.

“No se abre” dijo decepcionada.

“¿Cómo que no se abre?” pregunto mi hermano.

“No lo sé, pero está trabada” se quejó la mayor de nosotros.

“Pero es raro” dije un poco sorprendida.

“¿Ah? ¿Por qué lo dices?”

“Bueno, es que esta puerta… no tiene cerradura” y era verdad lo que les decía, la puerta no tenía cerradura o algo que la trabara, pero aun así permanecía firme.

Notando esto, Tyler comenzó a usar la fuerza bruta para derribar la puerta, método que obviamente no funcionó.

Justo cuando nos íbamos a darnos por vencidos noté un reflejo extraño en la puerta, me acerqué para comprobar lo que era.

En la puerta, justo en la parte en que estaban talladas tres estrellas más grandes que las demás, tenían incrustadas en su interior pedazos de vidrio, haciendo más llamativas las tres estrellas.

Mi hermana también se dio cuenta, y tocó con curiosidad la estrella de mayor tamaño, al momento de hacerlo, un suave brillo salió de la estrella y se aferró a la mano de Roxán, quien sorprendida alejó

inmediatamente su mano.

Tyler y yo también nos sobresaltamos, entre nosotros se hizo un profundo silencio antes de que Roxán volviera a atreverse a tocar la misma estrella.

Volvió a salir ese suave brillo, y por curiosidad, también tocamos las otras dos estrellas, entonces las tres estrellas dejaron salir ese brillo, el cual comenzó a rodearnos con rapidez.

Mis hermanos y yo nos asustamos y dejamos de tocar las estrellas, pero aun así el brillo no cesaba, al contrario, aumentó su fuerza y resplandor.

Tratamos de correr pero ya se había creado un pequeño torbellino a base de luz y brillo a nuestro alrededor, cerré los ojos con fuerza asustada e incapaz de gritar.

De un momento a otro todo cesó, no había más luz o brillo, y en la puerta, en el área de las estrellas, aparecieron tres números. En la primera apareció el número 8, en la segunda el 9, y en la tercera el 5.

“¿Q-Que acaba, d-de pasar?” tartamudeé incrédula.

“No lo sé” murmuró en voz baja Tyler con la cara pálida.

“M-Mejor nos vamos a dormir” nos dijo Roxán tratando de no desmayarse.

“Eso es lo más inteligente que has dicho desde que llegamos” le dije girando sobre mis talones para irme, ignorando por completo la expresión indignada y ofendida de Roxán.

Pero antes de tan siquiera llegar a las escaleras algo pequeño se lanzó a mi cabeza, sorprendida, lo esquivé y escuché los gritos de mis hermanos, volteé y los vi luchando con una cantidad increíblemente enorme (casi infinita) de criaturas pequeñas hechas de luz y brillo… ¿luz y brillo?

En ese momento recordé la cantidad de luz y brillo que salió de la puerta, entonces me di cuenta de que dichas criaturas tenían forma de estrellas, no tenían ojos, nariz o boca, solamente volaban como estrellas fugaces de un lado a otro en la terraza… Por alguna razón sentía que esto tenía algo que ver

con la puerta extraña de hace un momento…

Me quedé allí parada sin saber qué hacer, y es que me parecía irreal lo que sucedía ante mis ojos.

“¡¿Qué haces allí sin hacer nada? ¡AYUDANOS!” ante el grito molesto de Roxán, me abalancé sobre una de las estrella para quitarla de encima de Tyler.

“¡AHHH!” un grupo de estrellas me atacó y me tiro al suelo.

“¿Cómo nos libramos de ellas?” le grité a mi hermana.

“De alguna manera, estas estrellas tienen algo que ver con la puerta esa, ¡así que allí debe estar la respuesta!” respondió la mayor mientras le daba una patada a una estrella, la cual después de ser pateada, regresó y golpeó con fuerza a Roxán.

“En la puerta solo aparecieron números, ¡¿Cómo es eso una respuesta?!” le gritó desesperado Tyler.

“¡A mí no me grites renacuajo!” gritó desde el suelo la mayor.

“¿A quién le dices renacuajo?” Se indignó el nombrado.

“¡Ya dejen de pelear!” grité ya cansada mientras una estrella me golpeaba en la pierna y me tiraba al suelo.

“¿Eh? ¿Soy yo o esa estrella tiene colgando una llave?” dijo forzosamente Tyler tratando de salir de una montaña de estrellas que tenía encima.

“Es cierto, esa estrella tiene una llave” aseguré atónita esquivando y golpeando tres estrellas a la vez.

“Pero la puerta no tenía cerradura ¿cierto?” preguntó confundida mi hermana mientras trataba de acercarse a la puerta, pero sin lograrlo.

“Cierto” respondió con voz ahogada el menor de nosotros, aun sin poder salir del montón de estrellas.

“¿Entonces qué hacemos?” ya preocupada pregunté.

“En la puerta aparecieron de repente esos números, tal vez también haya aparecido una cerradura, y

por el tamaño de la llave supongo que debe ser una cerradura muy pequeña, Elena acércate a la puerta y revisa” razonó sabiamente Roxán.

Haciéndole caso, me acerqué y revisé, pero no había una cerradura.

“¡No encontré nada!”

“Revisa en la esquinas, recuerda que debe ser muy pequeña, puede ser una pequeña abertura o algo parecido” me indicó Tyler saliendo por fin del montón de estrellas en el que estaba atrapado y salía huyendo de éstas.

Le hice caso, y me di cuenta de que en una esquina superior de la puerta, se encontraba una pequeña abertura.

“¡La encontré! ¡Roxán atrapa a la estrella que tiene la llave!” grité con fuerza.

“Ok” entonces mi hermana comenzó a perseguir a dicha estrella, recibiendo muchos golpes en el camino.

Al conseguir la llave, todas las estrellas se abalanzaron sobre ella, empujándola al borde de la terraza.

“¡AHHHH! ¡Elena, atrápala!” dijo ella mientras me lanzaba la llave.

El tiempo pareció detenerse, pude ver como la llave se acercaba a mi mano extendida al igual que las estrellas, al atrapar la llave me apresuré a ponerla en la abertura y girarla, con el nerviosismo corriendo por todo mi cuerpo, esperé con miedo el impacto de las estrellas con mi cuerpo… pero eso no pasó.

Al contrario de lo que pensaba, las estrellas empezaron a huir una por una.

“Elena, mira” me dijo Roxán llegando a mi lado.

Me di cuenta de que en la puerta, debajo de cada número se había abierto un pequeño espacio.

“¡Cuidado!” gritó Tyler a la vez que pateaba una estrella en nuestra dirección.

La esquivamos, pero la estrella se estampó contra la puerta, justo en uno de los pequeños espacios recién abiertos, entonces vimos que la estrella desaparecía y donde antes estaba el 8 ahora marcaba un 7.

“Tenemos que poner la cantidad de estrellas que nos pide cada espacio” nos ordenó Roxán.

Nos apresuramos en atrapar las estrellas antes de que estas escaparan, y las fuimos metiendo a la fuerza en cada espacio una por una.

Cuando los números llegaron al cero, la puerta se abrió bruscamente, y comenzó a absorber a las estrellas restantes (una gran cantidad de estrellas) vimos a cada una ser absorbida con fuerza por la puerta, hasta por fin terminar.

La puerta seguía abierta, y no quedaba ni una sola estrella.

Respiramos profundamente tratando de calmarnos. En eso fijé mi mirada en el cielo nocturno.

“¿Eh? ¿Dónde están las estrellas?” pregunte confundida.

Y es que cuando llegue a la terraza había muchas estrellas en el cielo, pero ahora no podía ver ni una.

Mis hermanos también se dieron cuenta, pero estábamos demasiados cansados como para pensar en algo más.

La puerta se cerró bruscamente y brilló intensamente por un instante, la miramos fijamente en caso de que algo pasara, pero no sucedió nada.

“… las estrellas del cielo regresaron” comentó Tyler.

Y tenía razón, el cielo volvió a tener estrellas, pude ver que al igual que nosotros, Roxán también tenía muchas preguntas de lo sucedido, pero no quería meterme en más problemas por culpa de su curiosidad, aunque yo también quería saber qué es lo que había pasado con exactitud, pero mi

cansancio y sueño pudieron vencer mi curiosidad.

Por lo que me quedé dormida junto a mis hermanos en la terraza sin saberlo.

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