Capítulo 8. - Cena.

- Emperador del Sur: ¡ERES UN IMBÉCIL! - el emperador había golpeado all príncipe heredero.

- Evan: ¡Aghs, solo… dime padre.. dime qué he hecho mal, ¿SOLO POR QUERER RECUPERAR LO QUE ÉL ME ROBÓ? -

- Emperador del sur: ¡TU..! ¡Me vas a matar de un coraje Evan! - el emperador salió furioso dejando solo al príncipe heredero con la emperatriz.

La emperatriz estaba furiosa por las acciones tan estúpidas que había hecho su hijo, no sabía qué hacer y cómo daría la cara ante la emperatriz puesto que aún quería casar al segundo príncipe con ella. La emperatriz solo frunció el ceño y dijo:

- Emperatriz: Habrá una cena más tarde y todos asistiremos, por favor preséntate como un buen caballero y lleva a tu esposa, no te puedes dar el lujo de enfadar a la familia de Sheyla, el duque es nuestra mejor opción para que tú corona sea asegurada - ella salió de la habitación dejándolo solo.

El príncipe no sabía qué más podía hacer, no podía dejar que su hermano menor se la quitara, así que no quería rendirse tan pronto, por otro lado aún era de día, la consorte al darse cuenta de la pelea fue a ver a su hijo y él se encontraba bien, suspiró de alivio y regresó a su palacio, el quinto príncipe tenía toda su ropa rota y sucia por lo que volvió a cambiarse, no sabía porque le metió tanto empeño a su vestimenta y buscaba verse hermoso y atractivo, el príncipe aún seguía furioso con la emperatriz por haberle mentido sobre su identidad así que ambos fueron al jardín donde él tenía sus hermosas peonias, ella quería tomarle la mano pero tenía miedo de ser rechazada ya que su expresión era fría y no cálida como siempre.

- Leonor: Eren me gustas demasiado, mi corazón es sincero y es tuyo, ya no tengo necesidad de llevar puesto una máscara porque te elegí y esa decisión no puede ser revocada, mi corazón es tuyo y te prometo darte todo, poder y amor, lo que tú quieras, pero… si dices que no quieres estar conmigo yo te entenderé… respetaré tu decisión y me iré en silencio sin afectar nada en tu vida y en tu reino, quiero que seas una libre ave, no una ave encerrada - Leonor lo veía fijamente a los ojos y su rostro era serio y decidido, pero lo que más odiaba Eren eran las mentiras, sentía que estaba siendo engañado todo ese tiempo, porque lucho y peleo con su madre y estuvo dispuesto a renunciar a todo para vivir con ella en esa vida, él conoció a una mujer dulce y buena, una bella plebeya que en un abrir y cerrar de ojos resultó ser la gobernante más poderosa, tenía sentimientos pero aún no los aclaraba y necesitaba tiempo para pensar, el planeaba confesarle su amor ese dia pero despues de la confesión de la emperatriz todo cambio.

- Eren: Su majestad… yo.. solo quiero tiempo -

- Leonor: Te daré todo el tiempo que necesites.. pero debo llevar a cabo la ceremonia de compromiso, si para antes de la boda decides rechazar mi corazón lo entenderé y podrás hacer tu vida como lo habías planeado - Eren se quedó en silencio y comenzó a punzar su pecho, pero no quería dudar, quería estar seguro si era lo que realmente quería así que acepto.

- Leonor: Tu madre me dijo que amas las peonías y adoras tener un jardín, puedo decir que es el jardín más hermoso que he visto en mi vida -

- Eren: Así es, son tan hermosas y verlas me da paz, me hace recordar mi niñez y a mi madre - Leonor sonreía al ver la tierna cara de Eren así que le dio un regalo.

- Leonor: Como regla del Norte, cuando se escoge al consorte real se debe dar un regalo así que este es mi regalo - Leonor colocó unas semillas en la palma de Eren.

- Eren: ¿Semillas de Peonía? -

- Leonor: Así es, este es mi regalo eterno - Leonor sujeto las manos de Eren y comenzó hacer magia, usando el poder de la tierra y el poder del agua logró hacer crecer una hermosa flor y colocó fuego en su interior, Eren al ver tal flor se enamoró de ella y no podía dejar de observarla.

- Leonor: Espero que te guste, es una peonía que jamás podrá envejecer, tiene vida eterna - él estaba tan enamorado del regalo que la abrazó y agradeció tal obsequio, los sirvientes que pasaban por ahí los observaban y vieron el espléndido regalo de la emperatriz, comenzaron los rumores por todo el reino sobre la elección de la emperatriz del norte y el supuesto noviazgo del quinto príncipe con una plebeya, solo ellos dos y la consorte real sabían la verdad, puesto que el príncipe heredero quería aprovechar cualquier oportunidad para manchar la reputación del quinto príncipe. El norte era más estricto, como tenían a una ejemplar gobernante, su esposo debía ser digno de tal puesto, cualquier rumor sobre la pareja de la emperatriz la afectaba a ella y a su imagen, el haren fue hecho por dos cosas, “Poder” y “satisfacción” darle una necesidad y complacer a la emperatriz y fortalecer un haren con las familias más poderosas para que la corona siga intacta, por ley se considera que al llegar el esposo oficial el haren tenía que desaparecer, si la emperatriz conseguía un amante estando casada, obtenía el título de concubino imperial, sus hijos no serían reconocidos como príncipes al menos que el consorte real quien es el esposo oficial lo reconociera como hijo legítimo. La emperatriz tenía por derecho a tener la cantidad de amantes que ella quisiera, eso lo sabían muy bien, cualquier afecto de la emperatriz por alguien le causaba poder a esa persona.

La emperatriz había escogido a su esposo legal y la información que el haren del norte había sido eliminada quiere decir que la emperatriz hablaba en serio al querer llevarse al quinto príncipe al norte.

“En la cena”

- Emperador: Hoy estamos todos aquí para hablar formalmente sobre la situación del matrimonio ente el sur y el norte - todos estaban presentes excepto el segundo príncipe quien se encontraba en reposo, en la mesa había demasiada tensión y una atmósfera de odio entre los príncipes hacía su quinto hermano pero no podían hacer nada, la emperatriz vestía un traje blanco con negro muy hermoso y como no había necesidad de usar la máscara todos podían admirar su hermoso rostro.

- Leonor: Quiero organizar un banquete para dar a conocer al quinto príncipe como mi prometido - todos en silencio y la única que habló fue la consorte real quien no tenía miedo de la emperatriz del sur.

- Consorte real: ¿Su majestad en cuánto tiempo planea hacerlo? -

- Leonor: Tres días, quiero el banquete en tres días y por favor que todos reciban una invitación, después del banquete partiré al norte junto al príncipe - todos estaban sorprendidos, Eren mantenía una expresión seria e ignoraba a sus hermanos, el emperador no tuvo otra opción más que aceptarlo y la emperatriz del sur intervino.

- Emperatriz del sur: Su majestad no planeo faltarle al respeto, pero sobre mi propuesta ¿no la pensó?, ahora que el príncipe heredero está casado, la señorita Sheyla es su esposa y la princesa heredera puesto que el matrimonio a sido consumado mi hijo no puede casarse con usted, pero mi segundo Hijo el príncipe Edward está más que dispuesto a casarse con usted, mi hijo es fuerte y comanda la fuerza real del reino, así que espero que reconsidere mi petición por favor - Eren al escuchar a la emperatriz se sorprendió pero era de esperarse que ella esté desesperada por casar a su hijo con ella, el segundo príncipe era Perfecto, un hombre amable, hermoso y con excelente magia, eso hacía sentir triste y débil a Eren quien solo tenía su hermoso rostro pero ningún mérito así que se desanimó.

- Evan: ¡¡MADRE!! - el estaba furioso

- Leonor: No hay necesidad de considerarlo su majestad puesto que la decisión ya fue tomada y no me arrepiento ya que decidí casarme con el quinto príncipe - Leonor tomó la mano de Eren y le dio una tierna sonrisa, eso le causó una sensación de felicidad y se sonrojo.

- Emperatriz del sur: No lo hago solo por mi interés su majestad, lo hago por su bien estar, como usted sabe el príncipe es gentil y hermoso pero lleva una vida atrevida -

- Consorte real: ¡SU MAJESTAD! - la madre de Eren estaba enfadada ya que la emperatriz quería difamar a su hijo.

- Emperatriz del sur: Usted no sabe pero el príncipe mantuvo una relación amorosa con una plebeya del norte, como puede ver el a roto la ley y todo el reino habla sobre eso, el quinto príncipe cometió ese horrible error, tener una vida amorosa quiere decir que ya no es virgen así que no cumple con el requisito para casarse con usted su majestad, aparte se dice que la plebeya está embarazada de él, sé que usted se enamoró de él a primera vista pero considero que debería pensarlo mejor si quiere hacer a un hombre con un hijo bastardo su esposo legítimo - la emperatriz sonreía de forma malvada, Leonor comenzó a reír tan fuerte que la emperatriz borró su sonrisa y no entendía esa reacción.

- Leonor: Su majestad le agradezco por aconsejarme de no tomar una mala decisión pero no recuerdo haber quedado embarazada del príncipe y mucho menos tener ese tipo de relación amorosa con él mientras estaba en mi tierra - la emperatriz del norte lo dijo con una sonrisa y la emperatriz del sur no entendía bien hasta que recordó lo que ella misma dijo y preguntó.

- Emperatriz: Usted.. ¿Usted era esa plebeya? - la sonrisa ya no estaba en su rostro, que la emperatriz del norte fuera esa plebeya garantizaba que su amor era sincero y que el príncipe jamás cometió ningún acto desvergonzado.

- Leonor: Así es, Yo era esa mujer - todos querían derribar al príncipe con esa noticia pero al enterarse que nunca existió una plebeya si no la emperatriz de esa tierra sintieron que no había nada que se pudiera hacer, la emperatriz no podía decir nada más y el emperador solo observaba la situación, el príncipe heredero cada vez se sorprendía más y se preguntaba qué tan fuerte era su relación y el amor de la emperatriz del norte por su hermano.

La cena finalizó y todos se retiraron, el emperador ordenó hacer un banquete para el anuncio del compromiso de ambas tierras así que en tres días era el momento de ambos, de regreso a sus habitaciones la emperatriz acompañó al quinto príncipe a su habitación para que descansara, después ella se fue, él quería que se quedara pero no sabía cómo acercarse así que al final solo entró, Leonor estaba tan preocupada por el que mandó a Laya a estar a su lado. Laya también era la mejor guerra del norte en usar Magia. Cuando la emperatriz regresó a su habitación algo la inquietó, su habitación olía muy raro así que dio un paso atrás pero el olor era tan fuerte, al girar a la cama ahí estaba él, el príncipe heredero quien solo llevaba puesta una bata.

- Leonor: ¿QUÉ HACES AQUÍ? - el olor se hacía cada vez más fuerte y la emperatriz perdía el control, la postura de él en la cama era seductora, Evan era un hombre demasiado Guapo, tenía un excelente físico unos pectorales grandes y su abdomen marcado, sus ojos eran Verdes y su cabello castaño era su encanto, tenía mucho parecido con Edward. Leonor aflojó su traje y sentía la presión del medicamento, así que él se puso de pie y se acercó a ella.

- Evan: Su majestad míreme, ¿acaso no soy hermoso?- él se acercaba a ella, y ella retrocedía, efectivamente Evan construyó todo lo que descubrió sobre el tipo ideal de la emperatriz y que le apasionaba.

- Leonor: He tenido demasiada paciencia contigo, por favor vete y déjame en paz, ya estoy harta si sigues así te voy a matar - la emperatriz era muy fuerte y podía contenerse muy bien pero insistía más y más, tomó su mano, la colocó en su pecho y comenzó a frotarla.

- Evan: Su majestad.. yo no consumé el matrimonio con mi esposa.. por favor.. aun soy digno de ti - Evan abrió su bata y dejó ver su cuerpo desnudo a la emperatriz, todo era para provocarla. El olor que había en la habitación era un incienso con droga para despertar el deseo interno en las personas. Leonor despertó su furia y vio con ojos aterradores a Evan quien lo golpeó bruscamente, él no era débil pero con la fuerza de ella terminó en el suelo.

- Leonor: Dios crees que esa estupida droga tendrá efecto en mi, joder Evan porque tienes que recurrir a este truco tan sucio, ya te dije que no te amo y no me casare contigo, no te voy a tener de amante y por favor compórtate como un futuro rey, si esto continúa no me molestaría matarte ya que para mí sería fácil convertir a Edward en emperador, la sonrisa de la emperatriz causó miedo en Evan y el solo veía odio en sus ojos.

- Leonor: ¡VÍSTETE Y SAL DE AQUÍ! - Leonor tuvo que irse a otra habitación ya que no podía dormir ahí, con su mentalidad tan fuerte y su magia pudo contenerse a no caer en el juego de aquel estupido hombre.

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