Episódio 20

"Necesito un consejo.

—Mande.

—Me gusta una chica, pero esa chica tiene mil pretendientes detrás de ella. ¿Qué debo hacer?

—Acércate a ella con toda la intención de conquistarla, sé romántico, tierno y todas esas cosas. Como ya te dije, acércate a ella para conquistarla, así sabrá ella, porque si lo haces como amigo y después te le declaras, muy fácil te manda a la friendzone. ¿Y quién es la afortunada?

—Ya sabrás cuando la conquiste.

—Si sigues mis consejos, seguro la conquistas.

La conversación iba bien, hasta que me preguntó.

—¿Qué hay entre Anderson y tú?

—No sé de qué me hablas, entre él y yo no hay nada, yo tengo novio.

—Así que tienes novio. Oye, no te gustaría ir a la fiesta de hoy.

—Sí, voy a ir. Te recuerdo que la fiesta es en honor al equipo de fútbol y el de porristas por ganar el campeonato, y yo soy la capitana.

—Ah, cierto, lo olvidé. Y ¿te gustaría ir conmigo?

—Lo siento, pero quedé de ir con Diana. Como es nueva en el pueblo, y tú aprovecha para hablar con tu crush. Así que, por favor, llévame a mi casa. La pasé bien, pero tengo que ir a arreglarme.

9:00 PM.

Me estaba terminando de arreglar.

—Diana.

¿Cómo te fue con Aaron?

—Sofía.

Bien, me quería pedir un consejo para conquistar a una chica. Te dije que no le gustaba.

Ya habíamos llegado a la fiesta, Diana, Sabrina y yo empezamos a bailar. Cuando Diana desapareció, la estaba buscando, porque ella nunca se va sin avisar. Pero no me preocupé mucho, si le hubiera pasado algo, ya lo sabría. Así que volví a la fiesta, cuando Sebastián llegó y me sacó de ahí. Me llevaba como saco de papas, estaba algo tomado, mejor dicho, borracho.

—Estás loco, ¿por qué me sacas de la fiesta?

—Sí, estoy loco, pero por ti. No puedes entender eso. Yo te amo, te amo, y no voy a permitir que nadie te mire. Por eso te traje aquí.

—Sí, estás loco y para colmo, borracho.

Empezó a gritar, no sabía qué hacer para que se callara y lo besé.

—Sebastián.

Cuánto tiempo extrañaba esos labios, ahora me haré el borracho más seguido.

—Borracho, pero pícaro. No pongas esa cara, vámonos, te voy a llevar a tu casa, estás muy tomado.

Sin pensarlo, lo llevé a su casa. Cuando estaba saliendo, me encontré con Sabri.

—Sabrina.

¿Qué le pasa?

—Se está cayendo por lo borracho que está. Lo voy a llevar a su casa y vuelvo. No puedo dejar que se vaya así.

—Voy contigo.

—No es necesario, vuelvo, y por si acaso, toma sus llaves, ¿sabes conducir?

—Claro, no te preocupes. Pero aunque sea, déjame ayudarte a subirlo al carro.

—Eso sí lo acepto, está muy pesado. Así que vez, a Diana le dices dónde estoy, cuídate.

Ya había llegado a su casa, me costó trabajo, pero pude subir las escaleras y llevarlo a su habitación. Le estaba quitando los zapatos y acomodándolo cuando me agarra y no me puedo soltar. Estaba muy fuerte. Logré alcanzar mi teléfono y les avisé a las chicas. Espero que vengan pronto. Nota mental: no volver a tomar y ayudar a un borracho que pesa, porque pierdes tu fuerza.

—Sofía.

Borracho y todo, pero no tonto.

No me quedó de otra más que quedarme a dormir, estaba muy cansada y un poco ebria. Además, me gusta estar cerca de él, si lo dije. It can't be, I said yes, but it's true that I like Sebastian.

Sábado, 8:30 AM.

Al fin me pude soltar de su agarre.

—A dónde vas.

—A mi casa. Por tu culpa me quedé aquí porque tú no me querías soltar, y me perdí la fiesta.

—Y ¿qué pasó anoche? ¿Qué hice?

—¿Apoco no te acuerdas con la borrachera que tenías? No digo yo.

—Ya recuerdo de algo, de que me besaste, y yo te pedí que me trajeras.

—Lo dije borracho, pero no tonto. Y para tu información, te besé para que te calles, pero estás muy borracho y podías tener un accidente.

—Sebastián.

Sé que no está bien hacerme tanto el borracho, pero al menos sirvió de algo. La volví a besar y desperté junto a ella.

—Te preocupaste por mí, pero me trajiste tú sola.

—No seas tonto. Yo fui quien te trajo, estabas súper borracho y podía pasarte algo. Y no te sientas especial, lo hubiera hecho por cualquiera.

—Como digas. Haré como que te creo, pero necesito tu ayuda.

—Odio tu sarcasmo. Sabes, ya estoy harta de hablar contigo, mejor me voy a mi casa. Y en qué, según tú, me necesitas.

—Espera, no te vayas con la resaca, con un beso se me quita.

—Sofía.

Me hice la que no escuché y salí, ya estaba en el pasillo cuando Sebastián me jala y me besa. Al principio acepté, después entre en razón y de un impulso, lo cachetée y salí corriendo

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