capítulo 4

Todos estaban asombrados porque en las clases anteriores hablaban de Roma y como se conformaban la sociedad y los poderes, cómo se regía la nación más grande que se constituyó en el mundo y ahora este profesor estaba hablando de un tema totalmente distinto, muy alejado de lo anterior. No se atrevían a refutar porque podía hacerlos quedar mal como lo hizo con Nick Sutil. Así transcurrió la clase, al terminar el profesor Christian se acercó a German a entregarle la Biblia:

––Tome señor Scale, gracias por ser el único en traer la Biblia a clase.

––De nada profesor, pero… pe…

Cuando quiso explicarle que no entendía cómo fue a parar a su bolso, este sin importarle la explicación dió la espalda y se alejó. Al salir sus compañeros comenzaron a preguntar el por qué cargaba una Biblia si ellos no veían religión, a lo que German contestó no saber nada tampoco. Iba camino a la práctica de Basketball cuando se encontró con el coach Jim Siderman y les dijo que estaban suspendidas las prácticas porque el equipo de las porristas estaba entrenando fuerte con la profesora Emily Grant porque en unos días iban al campeonato estadal con miras a los nacionales. Antes de entrar se encontró a Emily en la puerta y ella lo saludó con un beso en la mejilla, sabía que German la miraba y detallaba su cuerpo al caminar. Emily Grant era una mujer de buena estatura, de piel blanca y cabello liso que llegaba a su espalda baja, cuerpo atlético con piernas bien definidas, un trasero que no pasaba desapercibido a la vista de nadie y su ropa deportiva detonaba bastante toda su figura.

–– Hola German ¿Cómo estás? ¿Vienes a buscar a tu hermana o vienes a verme?

El rostro de German se ruborizó al instante.

–– Hola profesora Emily, estoy bien. Sí vengo por Germany, si no ha terminado la práctica puedo esperar.

German desde niño la ha visto con ojos enamorados y estaba convencido que no importaba la diferencia de edad para amar a alguien.

––Pasa y espera, nos falta una rutina más y terminamos por hoy.

–– No hay problema profesora con gusto yo espero.

Al terminar la rutina Germany salió corriendo hasta donde estaba su hermano y lo abrazó.

–– ¿Me viste German? ¿Viste como hacía la rutina?

–– Salió excelente Germany, estoy casi seguro que van a ganar la competencia estadal y en los nacionales serán rivales fuertes a vencer.

–– Gracias hermano, si papá estuviese con nosotros se sentiría orgulloso de mí.

–– Si Germany, en cambio de mí se sentiría avergonzado, soy un completo desastre.

––Muy dentro de ti tienes ese verdadero jugador así como era nuestro padre.

–– Vámonos Germany, nos dejará el bus.

Soltó un suspiro y antes de salir lo detuvo la profesora Emily y le dijo:

––Eres un excelente estudiante y dentro llevas ese gran jugador, tú puedes demostrarlo.

–– Soy la vergüenza de mi padre, Arthur Scale tiene uno de los records en juegos ganados en este colegio, yo no he jugado más de cuatro minutos completos en un juego.

–– ¿Y si tu padre estuviese aquí te atreverías a demostrar tu potencial?

–– Mi padre tiene siete años desaparecido y no han dado con su paradero, ni siquiera su cuerpo apareció jamás.

–– Siento que has perdido la esperanza.

–– En pocos días serán siete años, hasta el más optimista pierde la esperanza.

Se acercó a German, lo abrazó muy fuerte y le dijo al oído:

–– No dejes de tener fe, pronto sucederán milagros inexplicables.

Su cuerpo se estremeció al escuchar aquellas palabras. No contestó nada, tomó a su hermana de la mano y fueron al estacionamiento. Caminando por uno de los pasillos se encontraron al señor Josbell Jack, era un viejo de unos sesenta y cinco años, trabajaba en el colegio desde que su padre era un estudiante del High School. Tenía una paciencia para limpiar, pasaba todo el día silbando, cantando y muy pocas veces se escuchaba conversar con alguien, excepto cuando hablaba con el señor Zadquid Johnson, jefe de seguridad del colegio. Una vez la compañera de clase y amiga de German, Avril Singer, le contó que los escuchó hablar en un idioma muy extraño, palabras que nadie nunca ha escuchado, pero ella estaba sola al momento y no pudo comprobar lo que escuchó.

–– Joven German Scale, jovencita ¿Cómo están?

–– Señor Jack, estamos bien.

–– ¿Escuchaste bien lo que te dijo la profesora Emily?

–– Sí señor, la escuché bien.

–– No debes perder la esperanza muchacho.

–– Gracias por su consejo señor Jack.

Continuaron caminando y al cruzar al siguiente pasillo se detuvo a pensar lo que había dicho Josbell Jack, ¿Cómo sabía lo que dijo la profesora Emily? Sólo estaban ellos tres presentes. Dió vuelta y regresó al pasillo es busca del anciano, pero ya no estaba trapeando allí, caminó en varias direcciones buscándolo para preguntarle cómo sabía si no estaba presente, pero fue inútil su búsqueda, tomó una vez más muy fuerte a su hermana por la mano y corrieron porque el bus anunciaba su salida en pocos minutos.

–– Maldición, corre Germany o nos dejará el bus y mi mamá me matará si volvemos caminando.

–– Me duelen las piernas hermano.

–– Nos dolerá otra cosa si no llegamos en el bus, así que corre.

Al fin salieron el bus ya estaba de salida, cuando lo abordaron el señor Zadquid los alentó a no tardarse a tomar el bus.

–– Corran chicos que su madre los castigará si llegan caminando, la próxima vez tomen las previsiones.

Apenas lograron abordar cuando el chofer cerró las puertas y puso el vehículo en marcha, ellos se sentaron exhaustos. German se quedó mirando al jefe de seguridad que a lo lejos le decía adiós con su mano y una sonrisa en su rostro. Los pensamientos de German estaban un poco confundidos.

Al llegar a casa subió a su terraza y abrió su bolso para buscar la Biblia que en horas de clase de historia sacó cuando el profesor Christian Scott la solicitó, no la encontró y aún sacando todo lo contenido fue inútil, el sagrado libro no estaba. Entonces se dijo:

–– Creo que me estoy volviendo loco, juraría que en horas de la mañana yo saqué de aquí una Biblia. Desde ese extraño sueño de anoche siento que me están sucediendo cosas que no son normales.

Se recostó en su cama y en poco tiempo se quedó dormido hasta que su madre le interrumpió el sueño golpeando con un palo de escoba el piso de la terraza.

–– German Scale, baja a hacer tus tareas.

Se despertó asustado y desorientado, trató de salir corriendo a atender el llamado de su madre, pero chocó con el bajo techo, golpe que lo hizo caer en cuenta que en su espacio no se podía caminar completamente de pie.

–– En un momento bajo mamá.

–– No tardes para que saques la basura, ya casi pasa el recolector.

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