capítulo 5

Sentado en su cama sobaba su frente del golpe que recibió. Cuando escuchó el claxon y debió bajar en carreras por su escalera.

Jackeline se quedó mirándolo de frente.

–– Saca la basura pronto el recolector anuncia que viene cerca, no pierdas tiempo porque si se queda la basura se llenará de moscas y vuelves porque debes hacer tus tareas del colegio.

En el depósito tomó el carro con los potes de la basura, abrió la media puerta del patio trasero y salió a la calle donde estaba llegando el camión.

–– ¡Uf! Justo a tiempo, sino quien aguanta a Jackeline reclamando porque el camión no se llevó la basura.

El camión de detuvo y se bajó un hombre con cara de ex convicto, vestido con braga de color verde, una bandana negra sobre su frente y un cinturón con un estuche dispensador de bolsas, tomó las bolsas de los pote y las echó en su camión, sacó dos bolsas limpias y las colocó en los potes. Cuando lo devolvió a German una sonrisa malvada se dibujó en su fea cara, cuando el joven le quiso tomar de vuelta el carro este lo retuvo.

–– Ten cuidado German la basura no puede quedarse en casa por las moscas, haz caso a mami.

Y una extraña luz se reflejó en sus ojos. German se quedó mirándolo mientras abordaba el camión recolector. Volvió a casa, guardó el carro, estaba un poco asustado, pero no le comentó nada a su madre para no preocuparla.

–– ¿Colocaron las bolsas limpias a los potes?

Preguntó Jackeline.

–– Si mamá y justo a tiempo salí, el camión recolector estaba llegando.

–– Te lo dije. Ahora ve a lavar tus manos y termina tus tareas, ya tu hermana las hizo.

–– Si, lavo mis manos y voy.

Cuando tomó su bolso y sacó sus libretas para realizar sus tareas se encontró una nota que decía:

“Recuerda que esta noche debes dormir temprano”

German miró a todos lados, lo guardó nuevamente en su bolso, esta vez el susto lo hizo sudar, respiró profundo y continuó revisando y se aseguró que no tenía tareas pendientes, tomó el bolso y subió a su terraza, cerró la puerta, buscó el papel que guardó minutos antes, lo encontró y solo era un papel en blanco por ambos lados, vació nuevamente el bolso y ni en las libretas estaba.

–– German te estás volviendo realmente loco, estás escuchando y viendo cosas que realmente no existen, pero ¿Y la Biblia? yo sé la entregué al profesor Scott y él me la devolvió en mis manos. Algo está sucediendo en tu cabeza German Scale.

Al no encontrar lógica se recostó hasta que Jackeline volvió a tocar con el palo de escoba, bajó a tomar la cena y luego se sentaron en la pequeña sala a conversar sobre cómo sería su vida en la universidad, debía empeñarse en ser un jugador activo en Basketball porque de ello dependería su permanencia, si no rendía como deportista a medio año lo expulsarían y perdería la posibilidad de graduarse igual que su padre Arthur. Él sabía que su madre le decía la verdad, pero desde la desaparición de su padre todas las ganas de ser alguien se habían perdido. Solo asentía con su cabeza sin decir una palabra.

En medio de la conversación Jackeline recibió una llamada y tuvo que atender un entrenamiento particular, le encomendó no salir de la casa ni dejar sola a su hermana.

–– Debo salir, no tienes permiso para ausentarte de la casa, no intentes dejar sola a tu hermana.

–– Si mamá, no iré a ningún lado, me quedaré aquí en casa con Germany.

–– Más te vale jovencito, si no pasarás todas tus vacaciones castigado.

–– Para recompensar que soy obediente al volver traes chocolates.

–– Si hijo, traeré chocolates para todos.

Le dió un beso en la frente y salió de la casa. German se bañó y subió a su terraza después de asegurar puertas y ventanas. Se acostó con su mirada a la calle recordando cuando tenía diez años y ganó su primer juego con el equipo de su colegio, era un buen jugador y el entonces coach del equipo le dijo a su padre que tenía buenas proyecciones como profesional, al tiempo que anunciaba su retiro y el equipo lo recibiría el coach Jim Siderman ex jugador profesional en su juventud y amigo de Arthur, quedaba en buenas manos para su desarrollo. Arthur lo cargaba emocionado sobre sus hombros, German sería el relevo de los records de su padre.

PRIMER ENCUENTRO CON LOS ÁRCANGELES

Entre tanto pensar la noche cayó, bajó a revisar que todo estuviese en orden y su hermana estuviese segura en su habitación, dejó el walkie talkie encendido por si se le presentaba una emergencia y volvió a su mini dormitorio.

Cuando quiso colocarse el pijama escuchó una voz en su oído:

“No coloques tu pijama, no es necesario”

Volteó a todos lados y no logró ver quien le hablaba. Intentó una vez más y la misma voz otra vez en el oído:

“No te coloques tu pijama, no es necesario”

Ya se estaba adaptando a escuchar y ver cosas. Decidió quedarse con ropa y sus zapatos puestos.

Se echó en su cama y tomó una consola de juego de mano e inició una partida de Basketball, jugaba con el número 23 de los Chicago Bulls donde realizaba las mejores jugadas, no fallaba en lanzamientos de tiros de tres puntos, media cancha y zona de tiros libres. Jugando imaginaba llevar el número 23 en su espalda con la camiseta de los Firehawk, realizar todas esas jugadas, recibir aplausos de todo el público y besos de Emily Grant. Así continuó hasta que el sueño lo dominó, colocó la consola a un lado y buscó acomodo en su cama.

Pronto estaba dormido de tal forma que los ronquidos se escuchaban hasta la sala. Las primeras horas de sueño fueron tranquilas y confortables, pero justo a las 12 am el confort se fue perdiendo y comenzaron llegar imágenes intermitentes a su cabeza que lo incomodaban.

En medio de su angustia una luz se apoderó de la pequeña habitación y cubrió la cara de German. Se abrió un círculo en medio de esa luz y el cuerpo de German flotando entró y desapareció dejando la habitación vacía.

Un golpe un poco brusco en el sillón lo hizo despertar, al incorporarse pudo ver con claridad que estaba en la misma habitación que la noche anterior y en frente estaba Peter Grace de pie con sus brazos cruzados.

–– Señor German ¿Cómo está?

Saludó sonriente.

–– Ay no señor Peter, esto no puede estar pasando otra vez.

Contestó German con cara de susto.

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