capítulo 18

MIERCOLES EN EL COLEGIO.

Al levantarse bajó y encontró una botella vacía de gaseosa en la mesa, Jackeline que estaba en la cocina le saludó:

–– Hola German buenos días, en la madrugada escuché un ruido y al asomarme en mi puerta vi que estabas en el refrigerador tomando una gaseosa, cerré mi puerta, no quise interrumpirte, pero en la próxima ocasión no dejes la botella sobre la mesa, sabes bien donde se desechan.

–– Hola mamá buenos días, desperté sediento y bajé a tomar algo, la próxima vez la colocaré en el desecho de las botellas.

Contestó negando con su cabeza porque sabía que había sido Jacob.

–– Anda a bañarte para que tomes el desayuno, hoy los llevaré al colegio porque los entrenamientos son en la tarde y así aprovecho de hablar con el director Peter Grace y el coach Jim Siderman sobre tu situación deportiva cuando ingreses a la universidad.

–– Si mamá, te aseguro que tendré problemas.

Mientras German estaba en el baño pensaba por qué Jacob permitió que su madre lo haya visto, tal vez estaba él descuidado al momento de tomar la gaseosa. Tendría que advertirlo para una próxima ocasión. Luego de vestirse y tomar el desayuno salieron acompañados de Jackeline rumbo al colegio. En el estacionamiento se encontraron con Samuel Simmon cuando bajaba del bus.

–– Hola German ¿Cómo estás? Hoy pasé y no estaban en tu parada.

–– Hola Samuel, mamá nos trajo hoy.

–– De vuelta estás invitado, no tienes que pagar.

––Gracias amigo, eso lo sé.

Al entrar a los pasillos Jackeline le preguntó:

–– ¿Desde cuándo conoces y tratas al chofer del bus? ¿Por qué se hablan con tanta confianza?

–– Tengo toda mi vida en este colegio y hace muchos años que Samuel es quien nos trae y nos devuelve a casa ¿No crees que debamos conocerlo? ¿O hay que denigrarlo por su color u ocupación?

–– Cuida tus palabras jovencito, era una simple pregunta, no necesitabas contestar con ironía.

–– Una pregunta innecesaria de hacer, somos amigos porque me ha mostrado que es más humano que cualquiera. Ya vamos a clase Germany. Chao mamá.

–– Cuídense, hablamos al llegar a casa.

Mientras German y su hermana estaban es clases, Jackeline fue a reunirse con Peter y luego iría con Jim. Tocó la puerta de dirección y este contestó desde adentro.

–– Adelante señora Scale.

Esta respuesta extrañó a Jackeline.

–– Permiso, ¿Cómo sabías que era yo?

Preguntó al entrar.

–– Adelante Jackeline, te vi cuando venías por el pasillo, imaginé que vendrías a hablar conmigo ¿En qué puedo ayudarte?

––Vengo porque estoy preocupada por la situación de German.

Peter la miró fijamente antes de contestar.

–– German es un excelente estudiante, no tendrá problemas para su ingreso a la universidad.

–– No es su ingreso lo que me preocupa, es su estadía, recuerda que es malo en los deportes.

Peter se levantó de su lugar y comenzó a pasear un poco antes de darle una respuesta. Se detuvo y dijo:

–– German pronto sufrirá algunos cambios que lo van a beneficiar, en la universidad explotará todo su potencial y será un excelente jugador.

–– ¿Tú crees Peter?

Preguntó ella expresando duda.

–– No confíes en mis palabras, ponlo en manos de DIOS y todo saldrá bien.

–– Si tú lo dices Peter así será, no te quito más tiempo, debo hablar con Jim, gracias por atenderme.

Salió de la oficina de Peter y fue hasta la oficina del coach Jim, este tenía su puerta abierta y al verla salió a recibirla.

–– Jackeline, ¿Qué te trae por acá? ¿Alguna queja de German en los últimos días?

–– Hola Jim, no es por una queja, mi hijo es muy respetuoso y educado, lo que me preocupa es su ingreso a la universidad, sabes que está mal en los deportes.

–– El señor Peter me llamó y habló conmigo, tu hijo está por experimentar sus mejores momentos en el deporte, solo debes ser paciente unos días más.

–– Esas mismas palabras usó Peter, ojalá sea como ustedes dicen.

–– Ve tranquila, no hay problema que no podamos resolver con tu hijo, en la universidad será una estrella.

–– Hasta luego Jim, confío en ti.

German en su clase de matemáticas se destacó como el mejor, y en el laboratorio de química sorprendió a su profesor con su proyecto de fin de curso, las fórmulas eran las correctas y los resultados los esperados, todos sus compañeros hablaban y loaban su trabajo. Su amiga Avril Singer quien iba adelante con su proyecto tuvo un error y estaba atascada. German se acercó y ofreció ayudarla:

–– ¿Necesitas ayuda Avril? Ya terminé con mi proyecto, solo debo presentarlo en la clase final.

–– Si German, estoy atascada. Te felicito porque vi tu proyecto dar los resultados esperados, en matemáticas también resolviste los problemas sin equivocarte ¿Dime que estás haciendo que todo te sale bien?

–– No lo sé Avril, las respuestas llegan a mi mente como si alguien las estuviera diciendo. Vamos a revisar tus fórmulas, no debe ser mucho.

Estaban revisando con detenimiento el proyecto de Avril cuando se acercó Linda Swaher a solicitarle ayuda también, casi al mismo tiempo llegó Nick con intención de quitarle a German las anotaciones de Avril. Cuando puso sus manos sobre la libreta German lo tomó por la muñeca fuertemente imposibilitándole a cometer su fechoría, este al ver que la fuerza de German era tal que no podía mover su mano le dijo:

–– Suéltame German, no tienes idea con quien te estás metiendo, soy la estrella del equipo y no querrás ser el causante de una lesión mía y perdamos el juego la semana próxima.

–– No se te ocurra romper las anotaciones de Avril, o sabrás de lo que soy capaz. Ya veremos si serás la estrella en el próximo juego.

Contestó German con un brillo en la mirada que jamás nadie había visto.

–– ¿Y tú me vas a vencer? ¿Nunca has jugado más de cinco minutos y crees poder vencerme? No me hagas reír.

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