Saliendo de mi país. Por Alana

Solo con nuestros documentos y 3 morrales emprendimos nuestra salida, el corazón latiendo a mil, los sentidos agudizados, la sequedad en la boca y un inesperado cosquilleo en mis manos me acompañaban; sin embargo la idea de darle un futuro mejor a mi hija, alejarme de Francisco y huir de lo que sea que esté huyendo eran el motor para que las tres siguiéramos a Albert.

Tres camionetas blindadas nos esperaban en la esquina de mi casa,apenas ingresamos a una de ellas nos entregaron unos chalecos antibala,le coloque el de Liana.

Albert en ningún momento dejaba de comunicarse con sus colegas y el desconcierto de mi amiga era evidente. Liana estaba asustada, se le percibía en sus manitas y no dejaba de mover sus piernecitas, la abrace y le dije:

“Tranquila mi niña, tu mamá, tu tía y Albert estamos para protegerte; además vamos a pedirle al niño Dios que nos proteja¿Te parece?, ella no me respondió con palabras, pero con su cabeza me dijo que había entendido.

Mientras tanto algo me inquietaba la expresión de incomodidad de Albert me decía que algo ocurría y estaba segura que no era nada bueno, lo que comprobé cuando de la nada salieron 3 autos que impidieron el paso de la camioneta que iba en la parte delantera.

-”Maldita sea procedamos de acuerdo a lo planeado” gritó Albert.

- “¿Hora del plan B jefe?”, preguntó el chofer a Albert.

-”Así es. Escuchen todos, a partir de ahora Plan B”, dijo por una radio el chofer.

La camioneta que venía detrás de nosotros, nos sobrepasó, empezando con ello una lluvia de disparos y al poco tiempo tres motocicletas que no se de donde salieron se colocaron de lado y lado de la camioneta y como si todo fuera una pelicula de accion Alicia se subió de parrillera en una de las motociclista, le dieron a una enorme muñeca para que la llevara entre el conductor y ella , en otra iba el motociclista con una chica muy parecida a mi y una muñeca igual a la de Alicia y en la tercera el motociclista se bajo para que Albert tomara su puesto y de parrillero venía Liana y yo, mi niña lloraba sin parar no entendía lo que ocurría, el motociclista ingresó en la camioneta y por la acera peatonal nos dividimos las tres motocicletas, todo ocurrio en cuestion de segundos, no me dio tiempo de objetar nada, solo rogaba a Dios que todos saliéramos con bien de esta situación.

-”Tranquila jefa usted , su amiga y su niña saldrán bien de todo esto”, afirmó Albert.

Después de sortear el congestionado tráfico de la ciudad,salimos de ella , y al tomar un desvío, pude divisar una avioneta que nos esperaba lista para despegar.

Todo el camino estuve callada, porque no quise convertirme en un obstáculo en esta temeraria huida, pero ahora que me esperaba una avioneta para llevarme a otra parte no me iría sin saber de mi amiga. Me detuve en seco, con mi niña a la que tenía cargada, sus piernecitas alrededor de mi cintura y sus manos alrededor de mi cuello.

_”Albert y Alicia”.

Se pasó las manos por su cabello como si mi pregunta lo descolocara, pero aun así, sacó su celular y marcó a alguien.

-¿Ya alcanzaste el objetivo?.

-”Si, pero la liebre se niega a subirse a la lancha, sin saber dónde está su compañera”.

Coloca en voz alta.

-”¿Amiga estás bien?” preguntó Alicia.

Una alegría inesperada me inundó, Alicia estaba hablando conmigo, mi amiga estaba a salvo, al percatarme que me había quedado callada, reaccione:

-”Si amiga, Liana y yo estamos bien, frente a una avioneta y tú?

-”Estoy en el puerto a punto de subir a una lancha, rumbo a no se que lugar, tengo miedo Alana”.

-”Yo también estoy aterrada, pero no tenemos de otra que confiar en ellos y esperar a reencontrarnos pronto, te prometo que nos volveremos a comunicar ”.

Albert quitó el altavoz y conversó con quien estaba a cargo de la salida de Alicia del país.

-”Continuamos con el Plan B”, dijo Albert

En la avioneta, Liana se durmió en mi regazo después que acariciara su cabello, esta era la forma en que la tranquilizaba, Albert quien estaba en los asientos delanteros, se zafo el cinturón y se colocó a mi lado, se le veía algo incómodo, como si dudara en decir lo que le inquietaba, sus manos en los bolsillos; sin embargo no esperaba que luego de unos minutos finalmente se decidió a hablar:

-”Jefecita vamos para Costa Rica, allí nos instalaremos por una semana, nos haremos pasar por un matrimonio; mientras su amiga nos alcanza, para irnos de allí a Dallas”.

Juro que de toda la perorata que salía de la boca de Albert solo me enfoqué en una semana y matrimonio, así que lo interrumpí.

-”Primero que todo, no soy tu jefecita y quiero saber en este momento, porque todos se dirigen así a mi”.

Observe cómo se acomodo el cuello de su camisa, muestra de incomodidad a mi pregunta, aunque a pesar de ello me respondió:

-”Usted es nuestra jefa, eso nos lo dejó claro Gabriel, usted es la chica del gran jefe, nuestro futuro presidente, el doctor Camilo y si a usted le sucede algo afectará inevitablemente al doctor, situación inadmisible para el movimiento”.

Creo que ni en mis más locos sueños una respuesta de esta era por mi esperada y aunque no soy fans de las mentiras, está particularmente me convenía, así podría tener información de Alicia y estar segura que intentarán por todos los medios de mantenernos a salvo.

-”Albert solo quiero pedirte algo,se que tus ordenes vienen de arriba, pero quiero pedirte que me informen cuales son los planes que se arman, quiero ser apoyo y no estorbo y quiero en la medida de lo posible el favor que me entrenes en defensa personal por lo menos durante el tiempo que me acompañes”

Extendiéndome su mano derecha me dijo: -”Cuente con eso jefecita” y con un apretón de manos sellamos nuestro pacto.

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