El segundo encuentro .Narrador

A pesar de lo que significaba para el magnate quedarse en el país por más tiempo del presupuestado, se arriesgó sin entender él mismo la razón, al ver a Alana en ese estado sintió impotencia, rabia. Su salvadora como el la veia estaba en una situacion vulnerable, con su ropa rasgada, la parte superior de su cuerpo expuesta, con evidentes señal de haber sido golpeada, el lado izquierdo de su cara totalmente inflamado y de color verde, su falda rasgada, el solo hecho de imaginar los vejamenes sufridos por esa mujer a manos de los hombres vistos en el auto lo dejaron con un gran sin sabor y una pregunta rondaba su cabeza.

A penas el chofer la ingresó en el auto, Camilo se quitó su chaqueta y la colocó encima de su pecho, para tratar de cubrirla y al llegar a la mansión el chofer trató de llevarla en brazos hacia la casa, pero no se lo permitió, fue Camilo quien la alzó en brazos y la llevó escalera arriba a la habitación principal.

Cuando el magnate la colocó en la cama, Alana reaccionó, abrió sus ojos y al verse en lugar desconocido, se levantó abruptamente dejando al descubierto su desnudez por unos segundos, con agilidad se asió de la chaqueta nuevamente, desorientada y con un fuerte dolor en la cabeza. Un carraspeo hizo que girara la cabeza hacia otro lado, quedando petrificada al ver en un sillón que estaba al lado opuesto de la habitación al doctor Camilo Lleras Rayo .

Camilo pasó sus dedos entre el cabello, mientras caminaba pausadamente hacia donde estaba Alana y con voz entrecortada le decía:”Tranquila estás a salvo”.

Ella dejó salir a borbotones sus lágrimas, su llanto desconsolado, se tiró al suelo y aunque quiso controlarse en ese momento no pudo hacerlo. Todo el dolor, la angustia, el asco por lo sucedido invaden su ser y no dejan que ella dijera palabra alguna.

Con algo de temor Camilo llega hasta donde está Alana tirada, se tira al suelo y la acerca con cautela a su pecho, al ver que ella no lo rechaza, la abraza y empieza a decirle

-”Tranquila, estás segura, sea lo que sea que haya ocurrido no fue tu culpa”.

Ella poco a poco va dejando de llorar, su respiración agitada poco a poco se estabiliza, solo sus sollozos se perciben en ese instante.

Después de varios minutos Alana se zafó del abrazo del magnate y se colocó en pie.

-”¿Cómo es que estoy aquí con usted?, preguntó sin soltar la chaqueta que cubría su pecho.

Al parecer ella se sentía más calmada y se dirigió al otro lado de la habitación se volteó dándole la espalda al magnate y colocándose la chaqueta esta vez como si fuera una blusa.

El la miraba sin perder rastro de sus movimientos y le contestó:

-”Cuando te atravesaste frente al auto y te vi en ese estado, le pedí a mi chofer que te auxiliaramos, pero tu empezaste a forcejear y maldecir hasta que te desmayaste”,el hizo una pausa como si estuviera pensando cuáles serían las siguientes palabras que saldrían de su boca.

-_”¿Quiénes eran esos hombres mujer del bate?”.

Alana no quería revivir lo sufrido hace pocas horas, el dolor se reflejaba en su rostro y las lágrimas brotaban silenciosas; sin embargo respiro profundo y con voz entrecortada le narró al magnate lo vivido momentos atrás.

Cada palabra era un puñal que atravesaba el pecho del magnate que en su vida había golpeado a una mujer, había tenido a tantas, pero nunca obligadas o engañadas, siempre vio en su padre un ejemplo de caballerosidad y respeto hacia las féminas.

Sin embargo un cambio en la expresión del rostro de Alana como si de repente hubiese recordado algo importante y no era para menos un pensamiento llegó como una rafaga de luz ¿Y el dinero? , sumado a la interrupción abrupta que hizo ella a su relato hizo que Camilo se acercara nuevamente a ella lleno de preocupación.

-”Doctor, no quiero abusar de usted pero necesito ir a mi casa, puede prestarme su chaqueta”,

La extraña pregunta de la chica sumada al insistente vibrar de su celular lo dejó descolocado y molesto, sin ver quien lo llamaba tan insistentemente respondió en tono gélido y cortante.

-”¿Qué quieres?.

-”Tenemos que movernos” escuchó decir a su amigo, quien se encontraba sumamente preocupado hacía apenas dos minutos que un infiltrado en los altos mandos militares del país, le informaron que un grupo elite del mismo ya tenía la ubicación de ellos y que abría un nuevo atentado avecinando, que solo tenían unos minutos antes de que invadieran la propiedad.

Pero Camilo, que conocía a Gabriel no dudo en seguir sus instrucciones y a pesar que el temor se instauró en su corazón, su rostro y acciones no revelaban lo que estaba sintiendo, o al menos eso era lo que él pensaba.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***