estupidez

A la mañana siguiente me despierto por el sonido de mi alarma, me estiro y tomo mi celular para apagar el condenado ruido que produce el aparato.

Mi vecino tiene su mano en mi cintura reteniéndome junto a él. Dejo mi celular y me acomodo para verlo, tiene la boca ligeramente abierta, el cabello revuelto y una insipiente barba que comienza a notarse en su mentón. Esta de espaldas, por lo que su trasero está a la vista, literal porque no hay sabana que cubra semejante Dios griego que descansa en mi cama.

Mi mano se dirige a esa montaña envidiosa que cualquiera querría tener y la presiona levemente, luego subo y acaricio su espalda. Se remueve ligeramente, pero sin despertar. Llego a sus hombros y me acerco para dejar un beso en su mejilla.

—Gigolo.... despierta —murmuro sobre su piel.

—Mmm... —se remueve quejándose y ajusta su agarre en mi cintura haciendo que sonría al sentirme más presionada por su cuerpo viril.

—Tengo que trabajar, cariño —digo y me percato del tinte cariñoso que utilice. Sus ojos se abren y me mira.

—¿Cariño? —pregunta con cierta burla, ruedo los ojos— ¿Soy tu cariño, princesa? —su voz sueña ronca, dándole ese toque sexi.

—Mmm... de vez en cuando... —murmuro y rio porque me comienza hacer cosquillas.

—Te voy a dar de vez en cuando —dice colocándose sobre mí, ahogando una carcajada y besando mis labios.

Su pequeño juan presiona mi ombligo e inmediatamente mi risa se esfuma para ser ocupada por un jadeo cuando sus dedos presionan uno de mis pechos. Su boca busca la mía y su lengua invade mi territorio apoderándose de la mía, sacando más gemidos de mi interior.

Su enorme ego entra en interior sacándome todo el aire al sentirlo en mi interior y sin nada de delicadeza me hace suya una vez más.

Salimos del departamento a las corridas, prácticamente. No puse objeción cuando se ofrecio a llevarme a la empresa ya que estaba llegando tarde.

—Tenemos que aflojarles a nuestros impulsos —comento mientras trato de maquillarme en el camino.

—¿Por qué lo dices? —pregunta y dejando de torturar mi ojo lo miro.

—Justamente por esto —señalo mostrando el delineador y mi espejito de mano, él se ríe.

—No te hace falta maquillaje, eres hermosa sin el —acata y me quedo mirándolo.

—¿Qué crees que diría mi padre si llego sin maquillaje? —pregunto sarcástica— ni loca no quiero dar que hablar, suficiente tengo con mi madre que me tiene cansada con el hecho de que quiere que le presente mi presunto novio para seguro planear mi boda —a mi lado escucho una ligera risa y lo fulmino con la mirada.

—No me mires así, ya te dije que puedo ayudarte con eso —murmura y me concentro nuevamente en mi maquillaje.

—No gracias, prefiero que me sigan torturando a presentarte como mi supuesto novio —digo y no escucho nada de su parte.

 Termino de maquillarme y lo miro, su gesto es serio y juro que su mandíbula en cualquier momento va a estallar de tanto que la aprieta. Frena su coche y sigue sin mirarme, estamos frente de la empresa de mi padre.

—¿Qué te pasa? —pregunto cansada de su silencio.

—No te voy a dar vueltas porque no soy un pendejo, pero quiero que sepas que puedo ser más que un polvo seguro y si tu plan es seguir fingiendo que no hay nada entre nosotros pues entonces dejemos de fingir y que todo quede acá —todo lo dice sin mirarme, siento que mi estomago duele y mi garganta se vuelve un nudo.

—¿Qué quieres decir? —pregunto casi susurrando, sintiendo que me quedo sin aire.

—Creo que lo entiendes bastante bien —dice y su mirada se encuentra con la mía, es tan fría que me produce un escalofrió.

—Nuestro acuerdo es sexo exclusivo, no una relación de noviazgo —aclaro.

—¿Enserio piensas que lo único que tenemos es solo un acuerdo de exclusividad sexual? —pregunta y siento que me he vuelto una hija de perra.

Se que no es lo único que tenemos, sé que hay algo más, no solo sexo, pero no quiero admitir que es así.

—Es lo que dejaste en claro en un principio, nunca me pediste que saliéramos, que tus intenciones eran otras, solo aclaraste que querías sexo exclusivo —afirmo mirándolo a los ojos—, no me culpes si lo único que quiero contigo es eso.

—Tienes razón, soy un estúpido por creer que tú de verdad querrías algo más —dice volviendo su mirada al frente—, creo que nuestro almuerzo queda cancelado, de ahora en adelante comunícate con mi encargada.

—¿Te vas a enojar por una estupidez? —no puedo creer que sea tan idiota y no hablo de él.

—Para mí no lo es —dice frio, distante—. Adiós —finaliza mirándome como esperando que me baje, como si mi presencia le molestara.

Me bajo y me quedo mirando el coche que sale derrapando a una velocidad tan alta que asta miedo me produce.

Sin saber que paso entro al edificio. En el ascensor miro mi teléfono y me percato de los miles de mensajes de mis amigas. Al parecer el tal Dan la cago, me puedo unir al club de los estupidos.

La cuestión es que siendo ya viernes puedo ahogar mis penas en la salida que están organizando las chicas y de verdad que lo necesito.

En la hora del almuerzo me junte con Lucrecia la encargada del bar y terminamos de ultimar los detalles para el evento anual que se da todos los años en la empresa de mi padre. Luego de ese almuerzo en que sentí la falta de mi vecino, volví al trabajo, pero ya desanimada y con ganas de estar en mi departamento.

Por suerte al ser viernes y mi padre con ganas de irse lo más pronto posible, a las cinco de la tarde ya estábamos serrando todo para partir.

—Hija... —llama mi padre, termino de organizar mi escritorio y me acerco a él.

—Si, papa ¿Necesitas algo? —pregunto ni bien el me ve.

—Solo quería saber si vienes conmigo a casa —propone, pero la verdad que prefiero ir a mi departamento y descansar un rato antes de salir con mis amigas.

—No, papa —digo tomando mi bolso—. Saldré con las chicas esta noche.

—Ho que bien saluda a todas esas niñas por mi —dice, se acerca a mi besa mi frente y se encamina al ascensor mientras yo lo sigo de cerca.

Salimos del edificio y decido caminar hasta casa, necesito despejar mi mente. Saludo a mi padre y camino a asa disfrutando de la hermosa tarde.

Llego y miro que en el departamento de mi vecino no hay vida, será que ya está en el bar. Trato de no darle tanta importancia, luego de esa discusión no supe más de él y no quiero pensar en lo que me afecta.

Entro y me dirijo a mi habitación para darme un baño, relajarme y ver que usare para esta salida con mis amigas. Elegí vestirme cómoda con un pantalón pegado a mis piernas unos tacones de esos que causan vértigo y una blusa que a duras penas contiene mis pechochuras.

A la hora indicada llega Sylvanas por mí, salgo casi corriendo de mi departamento y subo a su coche, saludo a mi amiga que también viene con las demás y juntas partimos hasta el departamento de nuestra querida Briza.

Llegamos al departamento de la morena quien nos abre y se hace a un lado ya que entramos todas juntas como si fuéramos una manada.

—¡Por Dios, mujeres parecen una manada de ganado siendo arreado por algún lobo! —grita nuestra amiga— ¿Pueden ser más suaves?

—¡Es que es la emoción amiga! —grite eufórica tomando los brazos de ella— ¿Cuánto hace que no salimos todas juntas?

—Sin el pesado de mi hermano que ande detrás de las bragas de mi cuñada —dice Sylvanas refiriéndose a Amy con su hermano.

—O el pesado de mi sobrino llorisqueando por tu atención —apunto Amy refiriéndose a Gastón el novio de Sylvanas.

—Menos mal que nadie tiene quejas de mi novio —murmura Cecilia, Scott es un santo no sé cómo la aguanta.

—Tu novio es un santo —dice Amy.

—Y un boludo ¿Como te deja salir así con esa falda que parece cinturón? —dice Sylvanas señalando la falta de tela de la pollera de nuestra amiga Cecilia.

—Tengo mis formas de convencerlo —dice colocando una mano en su cintura y descaradamente hace un gesto como si se limpiara las comisuras de sus labios.

—¡Asquerosa! —grite exaltada.

—Si, hazte la santa como si no te comieras la de tu vecino —farfulla Cecilia y no sé dónde meterme, recordando la vez que nos sorprendió en semejante salsa. Ahora todas me miran sorprendidas.

—¿Marion? —preguntan las demás en modo interrogatorio, esperando que les cuente algo, algo que no quiero contar por lo confundida que estoy.

—E... Mmm... ¿Nada? —respondo sin saber que decir y busco mi celular en mi bolso como excusa para evadir las preguntas.

—Bien cuando recuerdes a tus demás amigas nos cuentas —dice Sylvana en tono ofendido.

—Está bien, solo paso una vez y Cecilia justo vino a mi departamento y bueno nos vio en semejante fiesta —miento descaradamente como si haber estado esa vez con mi vecino fuera la única.

—Y que fiesta —dice Cecilia haciendo referencia al pequeño juan de mi vecino, mis mejillas se sonrojan y todas ríen a costa mía.

—Bueno bien por ti Marion. A ver si le pides azúcar más seguido a tu vecino —dice Sylvanas y recuerdo lo enojado que esta mi querido gigolo y más que azúcar tendré que arrastrarme como víbora para que me perdone.

Luego de que se cansaron de reírse de mí, comimos unas pizas, nos terminamos de arreglar y salimos todas a la discoteca que estaba de moda, o sea la que en este momento no quiero ni pisar.

Más populares

Comments

Graciela Peralta

Graciela Peralta

que pasara ahora con el vecino

2024-04-08

5

Giovanna Xchel Maya

Giovanna Xchel Maya

vaya que primero él dice cero compromiso y ahora ya lo pide...
quién los entiende!?

2024-03-28

0

Cinzia Cantú

Cinzia Cantú

Marion yo mañana el toro por las astas y deja tu inseguridad atrás, no es un mal chico y me parece que se enamoró de ti

2024-03-14

8

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play