la novia del gigolo

NARRA MARION:

Acá estoy retorciéndome de dolor luego de que Drácula paso y me Draculeo. No debí dejarme llevar por la lujuria que despierta en mí, sobre todo sabiendo que ese reptil haría estragos en mi cuevita.

Como sea, ahora me toca tomarme dos calmantes y recostarme con una bolsa de agua caliente sobre mi vientre para aliviar el dolor. Aunque con una sonrisa de oreja a oreja. Si, definitivamente soy una sanguijuela masoquista.

Me despierta el sonido de una llamada entrante y veo la pantalla notando que es mi madre.

—Hola mama... —respondo adormilada, refriego mis ojos y trato de ver qué hora es.

—Hija ¿Otro día encerrado teniendo sexo desenfrenado? —dice mi madre dejándome desconcertada—. A este paso me harás abuela antes de tiempo —regaña, ruedo los ojos.

—Hay mama... deja de alucinar —me incorporo y veo que son más de las cinco de la tarde, valla que Drácula sabe cómo agotar todas mis energías—. Estoy con mi periodo y sabes cómo es... —murmuro en mi defensa por pasar tiempo desaparecida.

—Hay hija, disculpa —suena apenada—. ¿Necesitas algo?

—No mama. Ya mañana estaré mejor —digo y bostezo.

—Bueno te dejo descansar, mañana almorzamos juntos los tres —como siempre mi madre organizando el itinerario de uno.

Despierto ya sintiéndome mejor, miro mi celular y veo un mensaje de mis amigas. Están organizando una salida al sine para esta tarde. Me apunto al plan ya que hace rato que no hacemos nada juntas.

Me llevando me meto de lleno a la ducha y luego me cambio para ir a casa de mis padres. Salgo y pongo llave a mi departamento y cuando volteo veo a la chica con la que llego mi vecino la otra noche, tiene en sus manos bolsas de compras he intenta abrir la puerta.

—¿Necesitas ayuda? —digo, tratando de ser cordial con la amiga de mi vecino, aunque no se si es lo indicado ¿Qué tan amigos serán? ¿Se habrá acostado con ella?

—A, hola, eres la novia del pervertido —dice dejándome sorprendida.

—E... Mmm... —no sé qué decir, me dejo muda.

—Creo que por tu cara no piensas lo mismo —dice y la puerta se abre dejando ver a otra chica, fantástico, ahora le dan por los tríos.

—Amor... ¿Por qué no llamaste? —dice la chica y ahora sí que me perdí.

—Recién llego y la novia de Adrián me quería ayudar —murmura la amiga de mi vecino.

—O que bien —dice la chica con una sonrisa tan encantadora que te dan ganas de abrazarla— Soy Mariela, pareja de Natalie.

—¿Hola? —saludo, desorientada— ¿Son parejas? —pregunto tontamente.

—Si, creí que el pervertido te lo había dicho antes de irse —dice la tal Natalie.

—Algo me dijo, pero no interprete bien sus palabras —digo y miro a la calla mi taxi me espera—. Bueno chicas, encantada, nos veremos en otro momento.

—Dale, de paso hablamos mal de tu novio —dice Mariela tomando algunas de las bolsas que lleva Natalie.

—No es mi novio —aclaro dirigiéndome al taxi.

—El no piensa lo mismo, querida —anuncia Natalie.

—Como sea, adiós —saludo levantando mi mano y me subo al taxi.

En el camino a la casa de mis padres, no puedo evitar pensar en lo que dijeron las amigas de mi gigolo. ¿De veras que me catalogo como su novia? Debe ser que utilizo ese término para darle un título a lo que tenemos ya que él nunca me lo pidió, solo compartimos sexo, rico sexo.

La idea me atrae, solo por el hecho de que me da cierta pertenencia, pero sería la novia cornuda asique prefiero que sigamos como hasta ahora. Aunque la idea de verlo con otra no me gusta en lo más mínimo, lo quiero para mí a él y a su pequeño juan. ¿Cuánto falta para que vuelva? Mierda, una eternidad.

El taxi se detiene al frente de la casa de mis padres, pago la tarifa y me bajo dirigiéndome a la puerta. Me recibe el ama de llaves y me guía hasta el patio donde mis padres conversan animadamente.

—Hija, ya llegaste —mi madre emocionada se acerca a mí.

—Hola mama —saludo dejando dos besos en sus mejillas y hago lo mismo con mi padre.

—¿Cuándo conoceremos a tu novio? —encara mi madre, como siempre con la idea fija de que tengo novio.

—No es mi novio, mama, no insista —bufo sentándome al lado de mi padre, el me mira interrogante pero no dice nada.

—Pues si es bueno en la cama no lo dejes ir —aconseja mi madre dejándome con la boca abierta.

—Mama que cosas dices —murmuro nerviosa, si eso fuera la razón para estar con él, pues me caso.

—Una vez casada, solo tienes uno en tu cama y es recomendable que sea bueno, así como tu padre —aclara, dejando a mi padre avergonzado y a mi incomoda.

—Mama, no hace falta que comentes tus aventuras maritales —remarco y tomo un vaso con agua. No sé porque, pero me vino a la mente la última noche con Drácula y siento mis mejillas arder.

—Ves, ahí lo tienes, es bueno en la cama sino no estarías sonrojada —marca mi madre señalando mis mejillas. ¡Dios! Ya me arrepentí de haber venido.

—¡Mama! —exclamo.

—Amor, deja de avergonzar a nuestra hija, ella sabe lo que hace —sale en mi defensa mi padre y le agradezco enormemente.

Por suerte en ese momento llego nuevamente la ama de llaves para anunciar que el almuerzo ya estaba servido. tomada del brazo de mi padre y siguiendo la silueta refinada de mi madre entramos al comedor y mi padre corrió la silla para mí y luego la de mi madre a la que beso en su frente con amor.

El almuerzo como siempre fue sano y verde en su mayor parte. Por suerte tuvimos un permitido y el postre era una exquisita torta de chocolate que el chef de mis padres prepara como nadie.

—¡Que rico! —exclamo chupando mis dedos luego de degustar un buen trozo de pastel.

—Pareces niña comiendo pastel —ríe mi padre.

—Esta niña se come el pastel de su novio y luego viene acá para hacerse la que no tiene ningún compromiso —dice mi madre—, para la semana que viene lo quiero almorzando con nosotros.

—Está de viaje mama, deja de atosigar —digo bebiendo un poco del café que tengo entre mis dedos.

—¿Entonces admites que tienes novio? —acata feliz, ruedo los ojos.

—Piensa lo que quieras mama, de todos modos, para ti será mi pareja —digo y miro a mi padre—. Papa cuando Mónica tenga que tomar sus vacaciones yo la cubriré, mis pasantías terminan esta semana.

—Hay que bueno, tendré a mi niña a mi lado ¡que felicidad! —exclama mi padre tomando mi mano para besar mis nudillos. Tan amoroso como siempre.

—Esa mujer lleva trabajando para ti demasiado tiempo, amor, nuestra hija podría encargarse de ocupar tu lugar y alivianar tu carga —propone mi madre—. De paso nos tomamos esas vacaciones que tanto queremos.

—Mama es pronto para que yo me haga cargo de algo tan pesado —exclamo asustada de tanta responsabilidad.

—Lo se cariño, no digo que ya, pero que te ballas inundando de la sabiduría de tu padre lo ayudaría a retirarse más rápido —dice con ilusión mi madre—. Mónica es como la mano derecha de tu padre, ella se puede encargar de ayudarte en todo.

—Primero deja que termine mis estudios y luego hablamos, pensé que me querías casada no siendo la presidente de la empresa —farfullo llena de dudas ante su idea.

—Sin un marido de tu parte no queda otra que te hagas cargo de la residencia, a menos que con ese novio que tienes las cosas ballan enserio —y ahí está la pequeña trampa de mi madre, ella sin lugar a dudas quiere que tenga pareja y así de alguna manera que él se haga cargo de las finanzas de mi familia.

—Una mujer puede administrar tan bien una empresa como un hombre, mama —acato.

—Pero también se tiene que encargar de los hijos y las dos cosas es mucho —otra vez la burra al trigo.

—Te recuerdo que tengo veintitrés años y mi carrera no la termine todavía —digo algo enfadada.

—Pero te queda poco mas de dos meses para que la termines, tengo entendido que luego de las pasantías llega el titulo —bufo.

—Como sea, tengo tiempo de pensarlo —digo levantándome del mi lugar—. Ahora me iré al cine con las chicas.

—Saluda a todas esas señoritas que ya no vienen a ver a este viejo gruñón —dice mi padre y besa mi mejilla despidiéndome.

—ok, papi —digo sonando infantil. Saludo a mi madre y salgo de la casa de mis padres.

En ese momento llega Sylvanas que anteriormente me había escrito para avisarme que estaba en camino.

—Hola yegua, lista para ver una película con las potras de tus amigas —dice en modo de saludo, beso su mejilla y me siento a su lado.

En el camino al cine pasamos por el departamento de Briza. Es algo precario pero la orgullosa no nos deja que la ayudemos. Ella tiene un padre rico, pero desde que se enteró que estaba casado cuando dejo embarazada a su madre no quiere nada de él y no acepta la ayuda que puede obtener de él.

La vemos bajar y subirse al coche nos saluda emocionada.

—Ya tengo mi título al fin, chicas —chilla feliz—. Como me gustaría festejarlo con mi Dan —dice soñadora.

—Parece que hablaras de un amigo imaginario, querida, ya deja el pasado y búscate un Dan del presente —aconseja Sylvanas.

—¿Quién te dice que no lo encuentres de nuevo? a lo mejor está cerca de ti y no lo sabes —la aliento para que no deje de soñar, no cuesta nada.

—No la ilusiones con fantasmas, Marion —me reta, Sylvanas.

—No pelen, ahora que mi patrona me dio el día libre quiero disfrutar de ustedes, luego buscare un nuevo trabajo donde no rompa nada con mis ataques y estaré completa —murmura Briza, la miro.

—¿Tan mal están tus ataques? —pregunto preocupada.

—Yo pienso que son los nervios, mi patrona es tan gruñona que me la paso con los nervios a flor de piel —responde con pena.

Llegamos al cine y ya nos esperaba Amy y Cecilia con las entradas en las manos, dos tarros enormes de palomitas de maíz y otros dos con gaseosa. Nos saludamos todas y emocionadas entramos a la sala de reproducción para acomodarnos y ver una película de época con un toque de romanticismo.

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