Historia 2 capitulo 08

Aguardé unos segundos a que añadiera algo más, quizá su apellido, pero no lo hizo. No parecía ser alguien de muchas palabras, solo se preocupaba por buscar una llave para salir, el lado buena era que no me había hecho callar.

— ¿Zack cuanto...? ¿En qué grado vas? No recuerdo haberte visto antes. -Le dije con bastante curiosidad.

A veces (por no decir la mayor parte del tiempo), yo podía llegar a ser una criatura demasiado curiosa.

-Soy Zack Oliver. -Dijo sonriendo. -Haces muchas preguntás.

Luego de aquello se hizo otra pequeña pausa en nuestra extraña especia de charla. Pensé que me preguntaría también a mí por el grado, pero no, tampoco hizo eso.

—Para mí este es el penúltimo año de clases. —Le comente.

Espere su respuesta pero no dijo nada al respecto y ya me molestaba que buscará tanto y no dijera nada.¿Qué clase de juego era ese?

Sentí mucha vergúenza cuando él no respondió a mi pregunta.

-Qué maleducado. -pense.

Sin embargo no dejaba de ignorarme, ¿Cómo se suponía que me debía tomar aquello?Sintiéndome muy avergonzada, apoyé los brazos sobre la mesa y acuné mi cabeza entre ellos. De ese modo ya no tendría en mi campo visual a ese tal Zack Oliver y su molesta mirada perturbadora.

Ese chico era muy raro, tanto así que ni siquiera con lo curiosa que era tenía ganas de preguntarle más cosas.

—¡ Hey! , no te duermas. —Dijo Zack tan repentinamente que me asustó. No me esperaba eso. ¡Además, mi intención ni siquiera era dormir! Zack ya estaba siendo algo molesto.

—¡No estaba dormida! -Proteste en lo que erguía mi espalda y quedaba sentada de manera correcta en la silla.

—Como sea. -Contesto.

Por un instante me pareció que él había sonreído, pero quizá sólo había sido alguna broma de mi imaginación

—Iré a ver si encuentro un profesor o empleado o algo. -Me dijo. -Tú te quedas aquí ¿entendido?

—Vale... —murmuré antes de que un bostezo escapaba de mis labios.

Quizá sí me estaba quedando dormida después de todo.

Zack salió del salón y apenas lo hizo volví a acomodarme en la posición en que anteriormente estaba. Me encontraba un poco cansada y de tanta haber estado llorando me dolía la cabeza. Ya no estaba tan triste, el dolor ya no era tan fuerte, pero aun así estaba allí.

Al pasar unos minutos me había quedado dormida, y para cuando desperté no vi rastros de Zack ni del profesor que estaría encargado de los chicos de detencion.

Así que busqué mi móvil en la mochila y con apenas el cinco por ciento de batería vi que tenía muchas llamadas perdidas y mensajes, pero no los revisé. Presté atención sólo a la hora y al fijarme reparé en que ya me había pasado, y por mucho, del castigo.

Maldije en voz baja y tomé mis cosas dispuesta a marcharme. Supuse que con eso ya habría cumplido la detención, aunque me la hubiera dormido toda.

recorrí los pasillos de mal humor y cuando llegué a la salida me encontré con que las puertas de la escuela estaban cerradas.

-Pero ¿será posible? -Me pregunte molesta..

Lo correcto era esperar a que viniera alguien de mantenimiento para que me abriera, pero como yo ya me conocía muy bien el colegio, tenía además otra opción: La puerta de salida ubicada en la parte de la cafetería. Aquella daba a uno de los patios de la escuela, y de allí podría saltar una reja que me llevaría directo a la calle.

Como debí suponerlo desde el principio, las cosas no resultaron como yo quería. No encontré la dichosa salida y me vi obligada a buscar a alguien para pedir ayuda. En el mejor de los casos podría pillar a Zack por allí. Quizá, después de todo eso era culpa suya. Caminé por toda la escuela, llegando incluso a partes impensadas para mí, como la cocina. Estaba en el maravilloso lugar donde preparaban la comida no del todo deliciosa y pocas veces nutritiva. Estando allí descubrí otra salida, había una puerta, sí, pero no estaba segura a que parte me llevaría, y como de vez en cuando hay que tomar riesgos, decidí que era mi momento de hacerlo.

Se imaginarán mi sorpresa al abrir aquella puerta y descubrir un bosque.

—Un bosque? —Me dije a mí misma.

El frio me golpeó apenas abrí la puerta, el pueblo en el cual vivía tenía mucho de naturaleza todavía y eso era algo que me gustaba. La escuela tenía una conexión con el bosque, ¿los demás alumnos sabrían de ello? Podía admirar una pequeña huerta cercana, quizá la utilizaban de suministro en la cocina.

De pronto, escuché ruidos, aquellos no eran lejanos así que intente reconocer desde que dirección venían, siguiendo aquellos sonidos me acerqué lo más que pude, buscando hallar la fuente de de dónde provenian. No lograba darme cuenta de qué rayos estaba pasando hasta que llegue al lugar. La escena resultó ser bastante fuerte, había sangre por todos lados y una persona arrodillada junto pequeño animal descuartizado se encontraban justo frente a mi. Lo primero que pense es que aquello podría ser obra de algún culto satanico, había leído de estas prácticas sangrientas, pero jamás me imaginé que en realidad fuera tan duro.

Sentí nauseas al ver a aquel chico extraño estando de espaldas a mí, estaba totalmente embarrado en sangre. Él era quien hacia esos ruidos extraños al parecer, al verlo bien pude reconocerlo por las ropas que llevaba; era Zack.

Sus manos estaban completamente ensangrentadas y por fortuna, parecía no notar que yo estaba allí asi que pensé en alejarme, pero de la impresión no me podía mover, ni articular palabra alguna, estaba petrificada y por desgracia para mí Zack se dió cuenta de mi presencia y se volteo a verme.

Yo no era la persona más inteligente del mundo, y tampoco necesitaba serlo para saber que el color rojo en los ojos no era algo natural. De todos modos, no me había quedado allí para consultarle a aquel chico sobre su peculiar fenotipo, al contrario, había usado mis cortas piernas para salir corriendo a toda velocidad sin fijarme siquiera en el camino, sintiéndome como una autentica histerica. Mientras corría, no miraba hacia atrás, ni siquiera sabía adónde me dirigía, yo nada más pensaba en salvar mi vida, porque no creía que ese chico me fuera a decir algo como "Hey, iba por aquí, vi este apetitoso animalito y me lo comí ¿Quieres una pata?" ¡No, claro que no! Lo más probable fuera que me consideraría a mí como su postre... ¿Qué rayos era ese tipo? ¿Le haría también al canibalismo! Cielos, yo sólo pensaba más incoherencias al entrar en pánico.

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