La nueva pareja que tenían en mente para el era la hija de una familia de vampiros vecinos de ellos. El nombre de ella es Diana Becca Morena, es una muchacha con cara en forma de diamante que hacía juego con su tez blanca, cabello largo y rubio ondulado. Díana tenía ojos de color ámbar y era una mujer muy codiciada por varios nobles de la especie vampirica, la clara excepción a esto es Gabriel quien no tiene en menor interés en ella.
¿algo así les ha pasado en algún momento? En cualquiera de los casos si es así podrían ponerse en la piel de cualquiera y saber lo que se siente.
Se encontraba a punto de quedarse dormido hasta que repentinamente escucho que llamaban a la puerta de su habitacion por lo que se puso de pie para ir a ver de quién se trataba;
Era Felipe, el mejor amigo de Gabriel, quien fue a avisarlo al enterarse de aquella noticia que lo incluía a él ya a Diana.
—iHola Gabriel! -Exclamo su amigo al verlo.
—¿Qué ocurre?—dijo el príncipe mientras se refregaba los ojos. -Es raro verte a esta hora..
Mientras tanto Marie despierta dando la bienvenida a un nuevo día de trabajo en la granja. Ella ahora es una mujer de cara en forma de corazon, ojos color miel y piel blanca, su cabello es castaño claro y llega hasta sus hombros.
Comencé el día desayunando para lugo prepararme lavándo mi rostro, como es de costumbre ate mi cabello con una coleta ya que no me gustaba tener el cabello suelto mientras trabajo.
Con una sonrisa parti en busca de los animales de la granja padre para darles de comer, primero alimente a las gallinas y luego me dirigi a alimentar a las vacas, pero cuando fui a buscarlas no las encontré.
—¿Dónde estarán las vacas? —Me pregunte para mi misma al no ver ni una sola mientras caminaba.
Camine un poco más buscando con la mirada hasta que para mi sorpresa logre encontrarlas. La sorpresa al encontrarlas es que encontre a las vacas muertas..., pero esa no fue la mayor sorpresa si no que junto a ellas habían dos persona de aspecto siniestro que voltearon a verme.
Asustada solte un grito aterrada al notar que esas personas tenían sangre en sus bocas evidenciando que era un vampiro.
—Que gran sorpresa. -Exclamo uno esbozando un sonrisa mientras me observaba. -Aquel vampiro tenía piel clara y cara redonda cubierto casi en su totalidad por gran barba, su aspecto era desaliñado y corpulento, de hecho, podríamos llamarlo un vampiro con "sobrepeso".
—Eres muy hermosa. -Exclamo el otro vampiro.
Aquel hombre tenía cabello negro y piel oscura y era calvo aunque no era más alineado por no tener aquella maraña de cabello que tenía su compañero.
-Me preguntó si tú sangre es igual de dulce que ti —Exclamo comenzando a acercarse a mi mientras yo retrocedía con pánico. Retrocedió hasta que choque con la pared del establo.
Aquellos dos vampiros siguieron acercándose, cerré mis ojos de miedo hasta que de pronto escuché un grito que me hizo abrimos de nuevo.
Al abrir mis ojos pude ver qué una estaca se clavó en el corazón de uno de ellos (El carbón)… y al caer al suelo se volvio polvo.
Al voltear me pude ver la silueta de quién sería mi salvador.
-¿Quien?...
Cuando avanzó pude reconocerlo, se trataba de Benjamin Meloni, mi mejor amigo y vecino.
-Bien! -Dije aliviada.
-Tengo tu corazón en la mira. -Le advirtio Ben intentando intimidarlo.
-No me mates. -Suplico aquel vampiro junto a las cenizas de su compañero.
—Te dejaré vivir para que les digas a todos tus amigo que si se atreven a venir a nuestra comunidad van a acabar como ese gordo seboso. —Dijo Stefan tratando de asegurarse que al menos no regrese.
-Tengo mejores cosas que hacer que estar aquí. -Respondio antes de irse corriendo a una impresionante velocidad que superaba a la de cualquier humano normal.
-Maldito chupasangre. -Exclamo bajando su ballesta.
-Que susto... -Dije con un suspiro de alivio.
-Estas bien? -Me pregunto acercándose a mi.
-Eso creo..., solo asustada.-Le respondí.
-Ven, te llevaré a casa. -Respondio sonriente.
Me llevó a casa para explicarle todo juntos a mis padres.
-Que paso que?! -Pregunto mi madre notablemente furiosa.
-Me atacaron dos vampiros pero...
-Malditos chupasangre! -Vocifero mi padre interumpiendome.
-Estoy bien... -Continue. -Ben me salvó.
-Gracias Ben. -Le agradeció mi madre.
-¿Quieres quedarte a cenar?
-Perdon pero no puedo, mis padres me esperan para cenar con ellos. -Contesto Ben.
-Oh que lastima... -Exclamo mi madre.
-Quiero que me enseñe a matar vampiros. -Exclame decidida.
-¿Que? ¿porque? -Me pregunto mi madre.
-A mi no me molesta enseñarle. -Dijo Ben.
-No, no es necesario. -Respondio mi padre. -Que los hombres cuiden que para eso están y tú ocúpate al campo.
-No quiero que vuelva a pasar esto. -Proteste. -No quiero ser ninguna damisela en peligro que deba ser protegida.
-Si me permite opinar. -Le dijo Ben a mi padre. -Si yo no hubiera estado cerca no se que le hubiera pasado... tal ves lo mejor es que si le enseñe por si pasa algo pueda defenderse.
-Si yo no hubiera estado cerca no se que le hubiera pasado... tal ves lo mejor es que si le enseñe por si pasa algo pueda defenderse.
Mi padre se quedó en silencio un momento hasta que de mala gana dijo:
-Esta bien...
Sonreí emocionada, sentía que estaba lista para ser parte del pelotón de defensa de la comunidad.
-¿Cuando podemos comenzar? -Le pregunte.
-Mañana hay entrenamiento a las 8:00 AM, por favor se puntal los demás entrena dores son muy estrictos y más con las chicas... -Contesto Ben viendo el reloj en su muñeca. -Bien ya debo irme..., se me hace tarde.
-Nos vemos Ben y gracias... -Le dijo mi padre.
-De nada, es mi labor. -Exclamo Ben volteando a verme. -Te veo mañana para.
-Hasta mañana. -Le dije viendolo salir de la casa.
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