capitulo 4: “devoción"

Su sonrisa llena de malicia me hace tragar un poco de saliva. Sin esperarme después que tomaría del cuello de mi vestido y desgarrarse por completo la ropa. Jadeo de impresión por lo repentino que fue, dejándome en solo ropa interior, miraba con asombro cuando el jala de mi brazo y me obliga a estar tan cerca de él, a solo centímetros de tocar nuestras frente...

— eres curiosa— expresó él, aún con la sonrisa— puedo llegar ser un caballero, pero tengo límites. ¿Yo?... ¿Encariñarme contigo?... No confundas ésto, Alice, solo trataba de que este último año de tu vida sea lo mejor tratada posible...— borra la risa y afinca su voz— pero al parecer tendré que dejarte las cosas claras...

De un empujón me lanza sobre el colchón de la cama, un misterios viento abre las ventanas del balcón meciendo las hancha cortinas aún con la luna llena en medio de un mar de estrellas. Luego, el susurro del frío entra haciendo que yo cubriera mis pechos expuesto.

Alucard se sube a mi como un tigre a su presa, tomando de ambas muñeca, me extiende los brazos en la cama. Además, se había quitado su camisa mostrándome ese perfecto cuerpo tal cual y como me lo imaginé, o mejor dicho, superó mis expectativas... Otra vez, veo su risa complacido y una pregunta se le escapa de sus labios,

— ¿Ahora me tienes miedo?

Realmente, este cambio me tomo por sorpresa, no sabía cómo mirarle ahora, pero mi voz sigue firme.

— jamás podría tenerle miedo a alguien que conozco...— sin querer, dije lo que pensé, veía un asombro en sus ojos cielos, en cambio el me dice con su tono frío.

— tu no me conoces... Deja de tener esa idea, Alice, es tu decisión, si pasar en el paraíso el tiempo que te queda o desperdiciar tus últimos momentos lleno en la oscuridad...

Solté otro gemido al sentir su mano en mi cintura pegándome más a su abdomen, su piel fría con la mía cálida era un contraste extrañamente complaciente.

— elige, Alice... Él paraíso o el infierno...

Besaba cada parte de mi cuello, descendiendo hasta mis pechos, masajeaba uno y el otro bajo su lengua. Dios, cada toque suyo es una delicia ¿Por qué me detengo?... ¿Por qué dudo?... Si tengo al hombre que tanto deseé. Alucard... Tienes razón, no te conozco como tal y eso me ha despertado una curiosidad sobre tí...

— a-alucard... Te deseo...— mi voz era apena un susurro entre el medio de los gemidos, sin embargo, se detiene, me mira...

— dilo de nuevo...

— hazme tuya...

— mi nombre, dilo...

Lo digo lentamente.

— Alucard...

Y al terminar de pronunciar su nombre, me besa. Me besa fervientemente... Lo que dice es lo contrario a lo que hace. Yo haré que me desee casa vez más y así... Hacerlo mío.

Nuestro labios chocaban con magnitud, su mano desciende por mi abdomen hasta llegar a mi parte, arranca la última prenda que me quedaba. Masajeaba con sus dedos con lentitud, en ese punto donde hay más placer...

— a~aah.

Luego, siento como sus dedos se mueven tan bien ahí adentro. Arqueaba mi cintura y gemía en su boca que no me soltaba ni un segundo...

— Alucard-... No~ puedo... Aah, respirar... Dame...

Él por fin me suelta, despegando sus labios lentamente. Respiraba agitada y viéndolo como se quita su pantalón, vi como su miembro estaba listo. Toma mi tobillo y me baja un poco del colchón, sube mi pierna en su hombro y lo siguiente me saca el aliento. Era tan grande que no pensé que entraría. Poco a poco movía sus caderas de manera divina, el jadeaba a su modo, verme así, tan seriamente me erizaba la piel, el dolor, era cambiado por un increíble placer. Daba más rápido su estocada, aullaba con mas fuerza, y si sus movimientos no bastaba, toma de mis caderas y la agita hacia arriba y hacia abajo con más vigor, si el castillo era grande, supongo que mis aullidos resonran en cada rincón del lugar...

— Alucard...— se mueve más rápido, mis lágrimas se desbordan por el dolor, más el placer es inmenso.

Creo, creo que estoy llegando a mi final, él igual pues lo veo apretar sus dientes... Hasta que ambos sacamos nuestros clímax. Veía como el rey respiraba agitado y satisfecho, su piel sudada contrasta con sus músculos tonificado...

Él me tenía tantas ganas que no pude contar las veces de cuánto lo hicimos, por delante, por detrás, en el suelo... Yo era algo masoquista porque me gustaba esa manera en como me embestía... hubo un momento en el que tenía tanto placer que me desmaye en sus brazos...

Lo último que recuerdo era que él me llevaba con él.

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Comments

Lita Wellington

Lita Wellington

un vampiro en toda la extensión de la palabra

2025-02-10

2

Priscila Medina

Priscila Medina

osea que le dio hasta por el chiquito/Panic/

2024-06-02

11

Ana Rojo

Ana Rojo

alucard : Drácula.

2024-03-29

4

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