capitulo 13: “juramento"

Con una vista agradable, veía como el pueblo se quemaba con sus propias llamas. En el aire estaba yo junto con Alucard, él me sostenía como una princesa mientras que mis brazos posaban en sus hombros...

— ¿No es hermoso?...— preguntó él, como un susurro—... Ver a la persona sufrir por sus misma acciones...

— karma... De donde yo vengo lo llaman así, todo lo que haces se devuelve... Me pregunto...

— ¿Que?

— si también me pasará a mí.

Alucard queda observando a Alice con seriedad, suelta sus palabras de igual manera.

— yo te preotegere de eso...

La chica sube su rostro sorprendida, pues aunque él tratará de ser amable por ser su consorte, esta vez, esas palabras sonaron como un juramento.

— ¿Me protegerás del mismo destino?

Alucard no responde, más solo queda viendo al caos de abajo con unos ojos ilegibles. Alice solo se ríe y se queda cállada, ya que las palabras se la podían llevar el viento y el silencio dice más que mil palabras...

_________________ en el castillo

Casi estaba amaneciendo, Alucard deja a su consorte en el suelo del balcón, a la vez que él se encontraba en el muro de dicho lugar, la chica sube su cabeza y se haya los ojos de aquel vampiro.

— ¿Ya te vas?— preguntó ella con pena.

— tengo porque. Nos vemos...

Antes de que el rey se marchara...

— ¡Alucard!— él se queda mirando a Alice, ella entrecierra los ojos y le pide con el corazón—... Bésame.

Como si hubiera sido lo último que Alucard haría, baja y entre sus brazos tonificados toma a Alice en un abrazo, ambos se veía momentáneamente antes de unir sus labios en un dulce beso, que a la vez era apasionado, Alucard abre los ojos sin despegar los labios y veía el hermoso rostro de su consorte...

— lo siento, Alice— expresó él, repentinamente se aparta y se va por fin...

Ya cuando Alice no podía verlo mas, ella queda viendo con melancolía cómo el amanecer sigue creciendo. Tocándose el pecho, siente que con cada tiempo que la pasa al lado del villano, más se da cuenta de que lo está empezando a amar de verdad...

Eran más del mediodía, luego de haber pasado un buen tiempo en la biblioteca, la chica decidió caminar un poco para aligerar sus pensamientos.

Recordaba los hermoso grito de Marian, cantaba en voz baja, por lo feliz que estaba, claro, aún me falta encontrar una forma de salvarme y viendo la situación de que no hay respuesta, recurriré a mi última opción... Y será convirtiéndome en un vampiro por Alucard. Pero...

Me detuve en el pasillo secamente.

— Max... Si pretendes asustarme mejor sal.

En mi frente, donde se suponía no haber nadie, aparece Maximiliano en un abrir y cerrar de ojos. Él ha estado cuidándome desde que salí de mi habitación, pero no se había dejado ver ante mis ojos... Con su risa habitual me hace reverencia.

— dama mía, me sorprende que se haya dado cuenta.

— quién no lo haría. Podía percibir tu presencia...

— esa es la intención... ¿O, no?...— Max borra su sonrisa al ver a Alice diferente...— ¿Que pasa?

— Max... ¿Puedes acompañarme?... Necesito hablar contigo.

Toma de mi mano y a casi de darle un beso en los nudillos me habla susurrante.

— ¿Porqué no me lo dices ahora?

— por favor, es algo serio...

Él ancha un poco sus ojos al escuchar mi voz tan seria, deja mi mano y me ofrece su brazo para camina...

— ¿Me deja llevarla?

Aceptando su pedido, él me lleva al jardín colgado de su brazo, que por cierto estaba bien musculoso, no pude evitar sobar un poco... Pero, si esto resulta verdad, había muchas cosas en mi mente que debía resolver, y una de ella era descubrir algo que he notado desde un evento que tuve con Max.

El sol seguía su curso a tan solo poco de irse, en otras palabras, ya casi estaba atardeciendo.

— Maximiliano, yo... Creo que me estoy empezando a enamorar del rey.

Él se detiene para luego yo hacer lo mismo. Él miraba atentamente.

— humn, me parece algo curioso viniendo de alguien que en un tiempo morirá por la mano del rey... ¿No serán pretexto para salvarte del sacrificio?

— no. Lo que estoy empezando a sentir por él es verdadero... Y al paso de que va al tiempo, creo que lo querré más.

Maximiliano había puesto una cara fríamente, para luego preguntar de forma hiriente

— ¿Que tiene que ver esto conmigo?

— mucho. Tú eres su mano derecha ¿No? Ayúdame a saber a dónde se va cada amanecer...

— Como puedo ayudarte si ni siquiera yo sé dónde sé va aveces.

— sin rodeo te diré de una vez lo que pienso.

Mirándolo de frente, reuniendo las palabras para por fin aclarar la gran duda en mi mente, le expresé...

— ¿Eres tú... Alucard?

Sin cambiar su expresión, me niega.

— no. ¿Como puedes pensar eso?...

— no soy ciega ni mucho menos tonta, soy muy perspicaz con los detalles a mi alrededor...

— Alice, entonces déjame decirte que tus sentidos han fallado con esa confesión...

Me da la espalda para marcharse. Sin embargo, le tome del brazo, él no se digna en verme.

— suéltame Alice...

— ¿Por qué te molestas?...— Max mira de reojo con el ceño fruncido— ¿Por qué huyes?... No importa si no me dice la verdad, hay una cosa que conozco bien en Alucard que no puede ocultar...

— ¿A, sí?... ¿Como qué?... Dime, Alice, que tanto sabes del rey...

Su tono, ése tono de voz... No hay duda, pero la verdad está en esto...

Tomé el cuello de su camisa y de un jalón hacia mí, le agarré de imprevisto robándole un beso...

Claramente quería separarse de mi, no obstante, pocos segundos después iban agarrando los movimientos de labios que tanto conozco de Alucard. Tan dulce y apasionado...

Es él...

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