Capítulo 10 CUMPLEAÑOS

...GABRIEL SANTOS...

De Marixa no supe más nada por meses y aunque le escribí no obtuve respuestas hasta que Franco vino un día a visitarme ya que es en quien más confío aunque obviamente no del todo.

Él me contó que ella está muy cambiada y que dejó en el pasado la persona que fue, que ahora luce atractiva y ha perdido peso. Me alegré por ella porque había logrado cambiar y mejorar lo que le molestaba de si misma. En realidad la noche que pasamos quedó muy en el pasado y fuera de eso no tenía por qué desearle algún mal.

-Me alegro por ella, es una buena mujer que ha pasado por mucho- comenté con sinceridad ganándome una mirada incrédula de quién estaba a mi lado con una botella de cerveza a punto de llevar a su boca pero que detuvo antes

-Antes no pensabas lo mismo, no me digas que luego de aquellas drogas te enamoraste de ella- no pudo quedarse callado y entendí su desconcierto así que procedí a explicar

-Ella antes no me caía mal tampoco, mal no le hizo a nadie jamás, sino todo lo contrario. Pasó por muchas cosas en su vida por si no lo sabías. Mis padres me corrieron de su casa y me dejaron a mi suerte pero a ella los suyos le dejaron dinero y un apartamento siendo aún menor para no tener que verla, todo por ser así

-Bueno pero si era una sucia, ¿Quien iba a quererla tener cerca?

-Claro pero tenía problemas que a sus padres no les hubiera molestado intentar solucionar así como su incapacidad de percibir varios olores y demás cosas. Imagina que tu familia te corra por algo como eso. Yo no fui el hijo modelo pero jamás me hicieron algo como eso

-¿Desde cuándo es amiga tuya y la conoces tanto?

-Desde que la acompañé al médico porque no tenía nadie más que lo hiciera, ¿Tienes algún problema con eso?- lo miré a los ojos ya muy molesto con su estúpido cuestionario

-No ninguno solo que no entendía, no te enojes hermano- levantó las manos en señal de rendición

Él se fue más tarde y se hizo la medianoche poco después anunciando que mis diecinueve habían llegado. Estaba completamente solo y no era nada agradable. Antes tenía alguien que me preparaba un pastel con unas velas y me regalaba una hermosa sonrisa de sincera felicidad pero ahora ya había crecido y perdido todo aquello que no había podido valorar por estúpido.

Dormí luego de haber fumado marihuana y de beber las botellas de cerveza que me quedaban pero me desperté pocas horas después de haber soñado con esa mirada azul tan fría como el hielo.

💭Era de noche y estaba en completa oscuridad en un lugar desconocido donde solo podía percibir un aroma extraño pero no desagradable. Juraría que era algo así como el incienso o esas cosas que mi madre aveces prendía en casa así como palillos. Aunque no lograba vislumbrar nada sabía que no estaba solo y al acercarme a un poco de claridad que provenía de una ventana lejana pude ver unos ojos que seguían cada uno de mis movimientos con atención.

Le preguntaba a esa mujer quien era, que hacíamos allí, dónde estábamos pero seguía en silencio solo dejándome escuchar su respiración tan cerca de mi. Quería ver su rostro pero no me lo mostraba, solo me veía con desagrado fijamente haciéndome notar lo mucho que yo le desagradaba.

Era extraño pero esa mirada cargada de frialdad y desprecio también me excitaba de algún extraño modo. Ni yo me comprendía pero me repetía que el hielo también quema y con ese pensamiento me desperté 💭

Un poco ebrio como estaba tomé enseguida mis hojas y los lápices para comenzar a dibujar lo que vino a mi mente con esos ojos. Una mezcla de hielo y fuego en esa mirada.

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