Capítulo 5 SOBREVIVIR

...GABRIEL SANTOS...

Semanas duras me esperaron, vivir en un barrio peligroso y en una casa en ruinas no es muy fácil. Mis amigos siempre vienen y lo poco que tengo se esfuma con ellos y se ve reemplazado por varias botellas vacías al día siguiente.

No sé si estoy viviendo o solo sobreviviendo pero así estoy ahora. No puedo negar que en verdad me siento solo aveces pero cuando estoy empezando a desanimarme vienen mis amigos que no me dejan solo jamás.

Hice algunos trabajos de construcción, más bien ayudando a quienes saben de esto, pasandoles ladrillos o preparación para pegarlos. También tuve que excavar yo que jamás supe cómo se usaba una pala. Todo para tener dinero extra.

Tengo en mi casa un patio minúsculo que me permitió poner plantas de marihuana sin que nadie lo sepa y espero solo que crezcan para poder ganar dinero con ellas pero eso tarda demasiados meses.

Los fines de semana me los paso de fiesta y tomando hasta caerme, así es mi vida. Cigarrillos, alcohol y aveces más cosas.

Hoy darán una fiesta unos conocidos y mejor plan que asistir no tengo. He trabajado toda la semana y ahora merezco disfrutar y por que no, conseguir con quién tener un buen rato de sexo sin ataduras.

Mis amigos fueron conmigo. Al llegar causamos diferentes sensaciones; los hombres en su mayoría se apartan para no tener pleitos con nosotros y otros nos saludan. Mujeres hay quienes nos miran como si fuéramos escoria mientras que otras se muerden el labio y coquetean. La fama de chico malo a muchas les parece excitante y en nosotros, no sólo se trata de fama.

Tomamos bastante y me besé con algunas idiotas que me dejaron con las ganas porque no tenían intención de ir a un cuarto, malditas niñas seguro hasta vírgenes eran.

Empecé a sentirme excitado y comprendí que mis amigos me habían dado algo, aunque uno de ellos estaba peor que yo, totalmente ido, contrario a mi que me negaba a perder la conciencia.

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Fui buscando un baño para refrescarme pero entré en un cuarto donde alguien me besó y perdí totalmente la cordura.

Desperté al día siguiente desorientado y con una resaca del infierno. Me dolía la cabeza, sentía que podría estallar y además me molestaba hasta la luz que entraba por la ventana. Me destapé y me encontré totalmente desnudo y miré hacia mi izquierda encontrando cabello rubio rizado con puntas rosadas.

Solo había visto alguien con ese cabello y no, no podía ser que hubiera amanecido con ella por favor. Marixa tenía bastante sobrepeso y la higiene no era su punto más fuerte debido a que varias veces tenía olor a sudor. Ella no era para nada mi estilo y se que tenía ganas de estar conmigo pero yo ni volteaba a verla.

Me levanté de un salto, suficiente para que ella reaccionara y volteara a verme con una sonrisa.

-Que buena noche pasamos Gabi, podríamos repetir- se quitó la sábana del cuerpo revelando su desnudez y yo no quise mirar

-Mis amigos me drogaron, lo que sea que haya sucedido no lo recuerdo y créeme que lo que menos quiero es recordarlo- su rostro se desfiguró y me dedicó una mirada de pura rabia

-Volverás a mi rogando maldito, todos se enterarán que estuvimos juntos y que eres mío

-Estás completamente loca- salí a medio vestir de la habitación con ganas de vomitar

Afuera de la habitación no había nadie despierto aunque varios estaban tirados sobre el piso completamente inconscientes debido a la borrachera.

Estaba completamente molesto con mis amigos por hacerme semejante cosa ya que por su culpa había amanecido con Marixa a quien apodabamos "chiva" por su olor a sudor y su prácticamente fobia a usar antitranspirantes.

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