Capítulo 4 MAYORÍA DE EDAD

...GABRIEL SANTOS...

La relación con mis padres no podría estar peor y he calmado todo mi estrés por ellos refugiándome en la bebida y algún que otro cigarrillo de marihuana.

Nada podría relajarme más que eso, necesito olvidar al menos un buen rato todo lo que vivo en casa; las peleas, las revisiones cada vez más seguidas en mi cuarto y la sensación de no estar seguro en ningún sitio.

Llegar ebrio a casa no hizo más que alterar aún más la intranquilidad de mi casa. Mis padres ya habían decidido correrme de casa porque ya veían que no podíamos vivir todos bajo el mismo techo pero me fui sin más. Alquilé un cuarto en uno de los barrios más peligrosos y conseguí algunas cosas sumadas a unas que me dió mi padre con el deseo de que encamine mi vida.

Se perfectamente que irme les dió paz y esperaba que eso los hiciera felices para dejar de molestarme. Yo no fui más que la oveja negra a la que se sacaron de encima y estaba bien si así lo querían, yo no tenía por qué seguir sus mandatos si después de todo ya tenía la mayoría de edad.

No hubo preguntas sobre que haría con mi futuro si sabían que estudiar sería imposible y conseguir un buen trabajo con las calificaciones que tenía por el secundario completo máximo me alcanzaba para preparar hamburguesas en un McDonald's o para reponer mercadería en algún supermercado en el mejor de los casos.

Yo no era más que la decepción de mis padres, tal vez hasta podría ser artista callejero pero eso sería caer en la indigencia y regalar mi arte por monedas, algo que de ningún modo pensaba hacer.

Con el paso de una semana me sentí libre y feliz de ser independiente; finalmente tenía mi vida para vivirla como me diera la gana sin la mirada acusatoria de mis padres, nada mejor que eso. Ya no habían regaños ni tampoco alguien que me revisara mis pertenencias. Tampoco tenía un sacerdote en mi pequeño hogar, todo era ganancia.

Con el transcurso del primer mes ya no tenía dinero, mis ahorros se habían ido y lo que me dieron al irme también lo había gastado. Al principio gasté en comida chatarra porque no tenía mucha idea de cocina así como tampoco tenía muchas cosas que me permitieran hacer algo medianamente elaborado. Solo tenía una pequeña cacerola y un sartén que tuvo mejor vida.

Me permití extrañar mi hogar, a mis hermanos y por qué no, a mis padres. Ahora que vivía solo comprendía lo difícil que era y que en cierto modo no valoré lo que me daban pero era tarde para volver atrás y como buen orgulloso que era jamás me doblegaria ni reconocería mis faltas.

Mis amigos más que contentos de que yo viviera solo. Dijeron que mi nuevo hogar estaba de lujo a lo que yo solo sonreí y no dije nada. Dónde ahora vivía era todo menos de lujo.

El lugar era minúsculo, las paredes con manchas de humedad que no sabía si eran viejas o más bien recientes y para colmo si llovía afuera también lo hacia dentro. Cuando había viento el aire corría dentro de la casa porque la ventana estaba bastante rota y menos mal que tenía rejas porque le faltaba incluso un vidrio y estaba pegado con cinta.

Por mi rebeldía había llegado a éstas consecuencias y como hombre debía hacerle frente y hacerme cargo de todo lo que provoqué.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***