Capítulo 9 - Casualidad

Narra Alberto

Después de almorzar y ver a esas mujeres tan fastidiosas, me fui con Carlos, él se fue a la oficina de su padre y yo fui al bufete del mío.

Hoy me tocaba ayudarlos en unos asuntos de un caso nuevo que está llevando.

Llegué y saludé a su asistente, es una señora algo mayor pero muy agradable, me hizo pasar y me llevó un café acompañado de la carpeta con la información del caso que mi padre está llevando.

Pase la tarde leyendo toda la información, en ocasiones a él le gusta que yo ojee los documentos porque tengo la facilidad de ver algunos detalles que pueden ser pasados por alto.

Se hizo la hora de salir y veo que está lloviendo horrores afuera, saco mi carro y puedo ver a la asistente de mi padre esperando autobus para irse, por lo que le pregunté que si quería que la acercara a su casa y me dijo que si.

La acerque a su casa y me dice si quiero pasar a su casa a tomar un café como agradecimiento, le digo que si y subo con ella.

la señora es bastante agradable y me hace café, veo que comienza a hacer la cena y comenzamos a hablar de la oficina entre otras cosas, me pregunta que si quiero cenar y le digo que si, así no tengo que llegar a cocinar a mi casa.

De pronto abren la puerta y es Natalia, se me queda viendo para preguntar que hago allí.

Zulema: hola hija el es Alberto el hijo de mi jefe que me trajo hasta aquí y le invite la cena

Natalia le responde dándole un abrazo: hola mamá no sabia que lo conocieras

Zulema: yo tampoco sabia que lo conocías, se va a quedar a cenar con nosotras

Pude ver como Natalia me veía con algo de desconfianza y se iba a la cocina a ayudar a su mamá con la cena, prácticamente ni me miró, por lo que era mi momento de brillar.

Alberto: será que las puedo ayudar en algo? No me gusta estar sin nada que hacer

Zulema: ¿joven Alberto como lo voy a poner a cocinar?

Natalia no decía nada, siento que me esta ignorando, la veo picar unas verduras y le digo para ayudarla, levanta una ceja y me entrega el cuchillo con las verduras que estaba picando, veo como se pone q hacer otras cosas.

Me pongo a hablar con su mamá y la ayudo un poco más con la cena, mientras su madre va un momento al baño.

Natalia: ni en un millón de años me hubiera imaginado que sabías algo de cocina, pensé que te ibas a cortar un dedo o todos

Alberto: vivo solo y me ha tocado aprender un poco de cocina, se valerme por mi mismo, tampoco es que para cortar unas verduras se necesita un master

Natalia: ya veo que no sólo eres una cara atractiva

Alberto: ¿es que te parezco atractivo?

Natalia: jajajaja lo que se sabe no se pregunta, tu y tus amigos son bastante atractivos, eso no lo niego, pero no son de mi gusto

Alberto: bueno pero por algo se empieza

Yo me hecho a reír y veo como se sonroja, se ve tan dulce así, se quita los lentes un momento y se suelta el cabello, de verdad que es muy linda, tiene una belleza natural que no necesita ni una gota de maquillaje para verse bien.

Natalia: si me sigues viendo así me vas a desgastar

Alberto: es que te ves muy bien sin lentes

Natalia: gracias, pero no puedo estar sin ellos y no me puedo permitir gastar en unos de contacto

Alberto: yo te los puedo regalar

Natalia: no gracias me gusta ganarme mi cosas por mi misma y ya más adelante me los comprare, de verdad gracias por el ofrecimiento

En eso llega su mamá y sirve la cena, es una señora muy amable y alegre, todo lo contrario a Natalia ella se ve que es bastante cerrada y de pocas palabras.

Cenamos todos juntos y al terminar me voy a mi casa, pero su madre le dice que me acompañe hasta la entrada y ella le hace caso.

Bajamos en el ascensor en un silencio incómodo y le pregunto si el caigo mal.

Natalia: no me caes ni bien ni mal, no te conozco

Lo dice de una manera tranquila, pero que no acompaña sus palabras.

Alberto: ¿que te parece si nos conocemos? Hola soy Alberto Rojas gusto en conocerte

Se hecho a reír y me respondió: Soy Natalia Jiménez un placer

Alberto: que te parece si salimos el fin de semana y nos conocemos un poco

Natalia: puedo preguntarte porque tus amigos y tu han estado apareciendo en mi vida

Alberto: no se de que hablas, ¿no crees en las casualidades?

Natalia: de verdad no creo en la casualidad y menos con ustedes tres rondando, es extraño

Alberto: no veo nada de extraño que nos encontremos si hacemos vida en los mismos lugares y el hecho de que hoy haya estado en tu casa es otra casualidad

Natalia: veremos pero no creo en las casualidades

Llegamos a donde estaba mi auto y me despedí de ella dándole un beso en la mejilla, creo que no se lo esperaba porque dio un pequeño brinco.

Me monte en mi auto y me fui, viéndola por el retrovisor mientras me alejaba.

Es una persona bastante desconfiada y tiene una relación muy buena con su madre, su aroma es delicioso me provocó abrazarla y besarla, pero si lo hacía debía estar seguro de que se iba a alejar y no me respondió, me cambió el tema cuando le pedí que saliéramos.

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