La tristeza de los Jiménez

Capítulo 11

La tristeza de los Jiménez

Después de hablar con sus hijos, la pareja formada por Don Antonio y Doña Gilda, los despidieron. Habían quedado en hacer cumplir las órdenes dadas a todos los miembros. También debían estar más atentos que nunca a todo lo que sucedía dentro de las soldadas. La pareja encargó a sus hijos buscar a los posibles traidores y asesinos de Toba y los cuatro hermanos salieron diligentemente a realizar las tareas encomendadas. 

Se trataba de la vida de Toba. Ninguno de ellos estaba dispuesto a dejar pasar algo así. 

Gilda y Antonio se sentaron frente a la chimenea buscando un poco de calidez en sus corazones. La noticia de los sucesos en la noche anterior, el intento de asesinato del hijo y la magnitud de la carnicería en el hospital los había dejado helados al recibir la noticia de madrugada. Marco Pozo se había encargado de despertarlos con urgencia pues el caso lo requería. 

Antonio le sirvió una copa de vino a su mujer. Él, sin embargo, necesitaba algo más fuerte y se sirvió un vaso lleno a la mitad, de whisky. Estuvieron un momento en un silencio cómplice porque ambos sabían lo que estaba sucediendo de verdad, aunque no conocieran todos los detalles.

Hacía dos años cuando Toba se marchó de la casa, Gilda y Antonio habían acordado dejarle experimentar un periodo de libertad. Entendieron que su hijo había vivido durante mucho tiempo con una carga insoportable y la presión le estaba dañando.

Como padres entendieron a su hijo. Ellos mismos en un momento de su vida también habían pasado por algo similar, así que cuando el chico quiso irse, lo permitieron temporalmente.

Gilda dijo que tenía un plan y Antonio confió en ella y estuvo de acuerdo con todo aunque no le gustara del todo la maniobra. Harían algo para empujarlo de vuelta a sus obligaciones para con la familia. Era una manera de enfrentarlo con una realidad de la que ningún miembro de los Jiménez podía escapar.

Toba tenía un pasado y una familia mafiosa y eso nunca podría cambiarlo. Aunque los padres lo quisieran dejar marchar había mucha gente que no se lo iba a permitir. 

Su hijo tendría que aceptar lo inevitable y es que era un poco ingenuo al pensar que se podía desligar de la mafia simplemente cambiando de vida y trabajando en una empresa como diseñador. Eso era lo que el chico quería pero... ¿Realmente creía que nunca lo iba a alcanzar el odio de cualquiera de los enemigos de la familia? 

Y es que además él era el mayor de la familia y el heredero natural. Siempre iba a ser el primer objetivo de aquellos que querían asestar un golpe mortal al poder de los Jiménez.

Durante todo ese tiempo había sido discreta y constantemente vigilado por los soldados de Marco, a quién se le encomendó especialmente la tarea de cuidarlo y protegerlo. También de dar cuenta a los padres de sus movimientos.

Cuando doña Gilda supo que estaba empezando a salir con una chica, por supuesto también la investigaron a ella y descubrieron que no tenía nada que ver con el mundo de la mafia. Pero precisamente por esto no era una mujer adecuada para Toba. Si su hijo persistía en salir con Marián y formalizar una relación más profunda, los dos iban a estar en peligro con el tiempo.

Así es que ordenaron al jefe Marco estar atento y buscar la oportunidad para causar el caos en un momento en el que ambos estuvieran juntos. De esta manera pensaban asustarla a ella y concienciarlo a él del peligro en el que podía colocar a alguien que no fuera del mundillo.

La operación fue perfectamente medida. Los vigilaron hasta que pasaron una noche juntos creando la oportunidad perfecta. Prepararon el coche y tuvieron en cuenta hasta el último detalle. La capacidad de daño que podía hacer la bomba y a qué distancia debían estar ellos para que resultaran heridos, pero no de gravedad, estaba medida de antemano. Se trataba de que todo fuera creíble y aceptable y estaban seguros de haber conseguido el objetivo.

Nadie, excepto Don Antonio, su mujer y el jefe Marco que estaban al tanto del asunto, podría imaginar que ellos fueran los autores materiales de todo.

O eso habían creído, ingenuamente, hasta ese día.

La pareja se encontraba mal no solo por la persecución a Toba, sino porque rápidamente ambos se habían dado cuenta de que el traidor en las filas solo podía ser alguien que tuviera acceso al tipo de información que solo ellos y Marco, tenían.

Y más aún, los únicos que sabían que Gilda había contactado directamente con Bixby, eran ellos dos, así que incluso el jefe Marco quedaba descartado como el traidor. Solamente alguien que tuviera acceso directo al teléfono de Gilda, podía haber visto ese mensaje. 

Y eso solo aplicaba para los que vivían en la mansión con la pareja. Las únicas personas que tenían esa posibilidad de acercamiento eran sus hijos. 

Gilda y Antonio se dieron la mano fuertemente, sin decir nada de esto, puesto que ambos sabían que no podían hablar libremente en la mansión. Probablemente, había escuchas en el despacho y en cualquiera de las estancias de la casa. 

Tendrían que crear una oportunidad de hablar y resolver el asunto entre ellos dos sin implicar a otros. Mientras tanto, se miraron con los ojos rojos por la pena y el corazón destrozado.

Por primera vez se dieron cuenta de cuánto habían envejecido en una noche en una sola noche. 

......................

Toba  se levantó despacio. Tomó algunos calmantes más para el dolor y se dispuso a beber y comer. Darse una ducha y cambiarse de ropa.

Por experiencia sabía que para él esa rutina lo desconectaba de preocupaciones innecesarias y despejaba su mente.  Siempre funcionaba mejor después de ocuparse de sus necesidades básicas.

La mente se le aclaraba y era capaz de ponerse en una disposición más resolutiva y ahora necesitaba de esa capacidad de decisión.

Anduvo por los armarios de la cocina buscando preparar un buen desayuno para los dos. El de ella lo dejo para más tarde. También se ocuparía de ella. Luego busco en los armarios de la chica algo de ropa que le sirviera y algunas toallas. Por fortuna el estilo de Bixby era ropa masculina y de tallas grandes así que tenía varias cosas para elegir. Además, cogió una muda limpia para ella y preparó ropa de cama para cambiarla más tarde.

Como, se duchó y se cambió.  Ahora ya estaba renovado y listo para tomar acción. Si no se equivocaba siendo ella una asesina de la familia, este refugio sería una casa segura y la tendría equipadas con todo lo necesario para vivir varios meses sin necesidad de salir. Y de seguro contaba con los elementos de tecnología necesarios para operar en ciertos niveles. 

Localizó en un armario metálico de tipo oficina dos laptops, dos smartphones, distintos tipos de cables, conectores y dispositivos de localización, escucha, etc. lo más importante y era en realidad lo que buscaba era un kit de conexión de Starlink. 

Starlink es el servicio de Internet satelital que puede llevar Internet a cada rincón del planeta. Solo necesitaba colocar el kit configurado para esa zona geográfica concreta y buscar una zona elevada libre de obstáculos para la antena. 

Salió de la casa y se encargó de ello. Pronto la señal llegaría al router Wifi que se incluía en el kit, y con eso ya tendrían conexión al exterior. 

Se ocupó de colocar las tarjetas nuevas en los dos teléfonos y conectar los dos ordenadores portátiles a la señal que ya tenían.

Llevaba casi una hora en todos estos preparativos hasta que sintió a la mujer moverse y quejarse en la cama. Toba se levantó y fue a buscar el agua y las pastillas que había preparado para ella. Antibióticos para la infección y calmantes para el dolor. De momento era lo primero que podía hacer.

Se acercó a la cama y ella lo miró.  Estaba aún más demacrada que hacía una hora así que él no perdió tiempo.

- Bix, toma esto.

Le dio las pastillas y la ayudó a incorporarse con mucho cuidado de ella.

- Tienes la casa completamente equipada lo cual se agradece y es de mucha ayuda. 

- Siempre la tengo lista aunque es la primera vez que la uso para esconderme.

- Lo primero que haré será contactar con mi amigo Sebastián.  Es médico. No creo que haya hecho algo así antes, pero le pediré el favor y no dirá que no. ¿Te parece bien?.

- No queda otro remedio Toba ya lo sabes. Aun si no me fiara, ahora mismo es lo que hay. 

- Bien - le dijo. Él le alcanzó una botella de agua. Voy a ocuparme de eso y después me ocuparé de ti.

Ella aceptó

-Tú mandas 

Toba localizó a su amigo y le pidió que lo llamara al nuevo número. 

- ¡Toba!. Me dijeron que habías tenido un accidente ¿estás en el hospital? ¿Quieres que vaya a verte?

- Sebastián, necesito ayuda urgentemente y sin preguntas. Te cuento todo lo que quieras cuando llegues, pero ahora por favor ¿puedes venir al sitio que te diga? Y necesito que traigas lo necesario para sacar una bala del cuerpo de alguien. Y no hay mucho tiempo.  Se está muriendo. No puedo hablar más. 

- Pero Toba...

Se hizo un largo silencio en el que el hombre meditaba el asunto. Toba era un gran amigo y no le diría algo así si no fuera grave. 

-Salgo en diez minutos dime donde.

-Sebastián… No puedes hablar de mí a nadie. Estoy en peligro de muerte. Espero que entiendas esto.

- De acuerdo.

- Ni a mi familia ni amigos no conocidos... a nadie le puedes hablar de esto ni de donde estoy.

- Así será. Confía en mí. Envíame la ubicación y estaré ahí en el menor tiempo posible.

- Adiós 

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