Un hombre grasiento que trató de tapar su hedor con perfume barato tenía sus ojos verdes en su dirección, su sonrisa asquerosa le produjo asco, incluso su voz animada le molestaba.
_ Bienvenido general Cambrell, es un honor tenerlo en nuestro establecimiento_ dijo algo ansioso.
_ Creo haberle mencionado que quería algo discreto _
Ser recibido por todos los empleados del establecimiento no era algo que le correspondía a un noble en ese lugar. El anciano juntó las manos ante su pánico.
_ Lo lamento general, pensé que se refería a los medios de comunicación del reino, he cancelado todas las peticiones que se ofrecieron y pedido a mis empleados que no difundan la información_
Sabía que se estaba justificando y mintiendo, algunos de sus empleados parecían desconcertados con lo último que escupió ese hombre de la boca. Sabía que el director del establecimiento Edles era avaro y codicioso, algo que le desagradaba, aún no podía imaginar ¿cómo es que había ofrecido esa propuesta de selección?.
_ Quiero el mismo trato que le daría a cualquiera de sus invitados en la selección_
_¿El... mismo?, pero usted..._
La mirada de ese hombre de ojos castaños era aterradora, no parecía que hubiera lugar para otro error.
_ Entiendo, será cómo usted desee general. Le enseñaré el establecimiento y después podremos ir a mi oficina por los papeles_
_ Primero quiero ver esos papeles_
Carolin parecía algo disgustada, ¿quería el mismo trato realmente o quería que las cosas fueran como él quería como siempre?.
No podía negar que aunque fuera un establecimiento precario la organización y distribución era buena, eran ideas ingeniosas en muchos aspectos y empezaba a llamar su atención el alrededor más que la situación incómoda que había generado su excelencia, ya estaba acostumbrada a eso. En los otros institutos los caballeros portaban un uniforme determinado para asistir al establecimiento, era algo que se debía mandar a confeccionar antes de presentarse, pero en ese caso se les entregaba un emblema del instituto que debían llevar en el pecho, la ropa podía variar, pero el emblema los diferenciaba como posibles pretendientes. Las estudiantes tampoco tenían un uniforme establecido, pero ellas llevaban ropas o accesorios con el color del escudo, algo en celeste parecía ser suficiente, seguramente muchos de sus accesorios debían ser hechos por ellas mismas y demostraban su destreza en confección y habilidades manuales, una cualidad que superaba el de las nobles claramente.
Los empleados del lugar tenían uniforme, simples pero era suficiente para destacar que tenían un cargo de servicio, pantalón o pollera negra y camisa blanca con detalles en celeste.
Los pasillos estaban señalizados, seguramente era para no tener que acompañar a las señoritas en el recorrido, valía lo mismo que un empleado del lugar acompañara a las personas seguramente, pizarrones con información importante para las señoritas y al parecer estaban ubicados en grados de importancia. Quizás su señor debió aceptar ese recorrido, era bastante interesante y algo que no había visto antes en toda su vida, solo que su señor no quería perder su tiempo con ese hombre desagradable, pero ella quería hacerlo en ese lugar, ¿Aún estaban en Edles?, todo era tan distinto que sentía que estaba en otra parte del mundo.
Llegaron a la oficina de ese hombre, quizás el establecimiento era antiguo y estaba algo deteriorado pero la oficina de ese hombre no era menos que las oficinas de los demás directores de los establecimientos de señoritas. Un joven con el uniforme del lugar ingresó, seguramente era el hijo de ese hombre, tenía el mismo color de ojos y su cabello era más castaño, parecía que estaba en edad de conseguir una prometida, después de todo también llevaba el sello de pretendiente, el director se acercó a su hijo.
_ Adrian, justo a tiempo. General Cambrell déjeme que le presenté a mi hijo Adrian Landert, el llevará el instituto despues de las selecciones_
Parecía que ese hombre tampoco tenía muchas expresiones, se parecia a su señor, no su señor sabía fruncir el ceño bastante seguido era incluso peor que eso, Adrian se acercó e inclino.
_ Es un gusto conocerlo general Cambrell, espero que nuestro establecimiento sea de su agrado_
_ Lo es, es un gusto conocerlo_
Su señor ni siquiera recorrió el lugar, ni siquiera le importaba.
_ Ella es mi secretaria Carolin Bonter, pueden hablar con ella si no me encuentro presente _
Ella llevaría todo el asunto, solo esperaba no tener que elegirle personalmente una prometida, ¿su señor había madurado verdad?.
Después de las presentaciones y un poco de té en la oficina del director se les entregó los papeles de la selección, ese anciano parecía muy conforme con la propuesta final, pero no era lo mismo para Aaron ya que antes de poder llegar a la última hoja cerró el contrato, no había necesidad de seguir, después de todo estaba perdiendo su tiempo con los papeles.
_ No voy a firmar está basura_
Todo el mundo se sorprendió menos Adrián que no modificada su semblante, el viejo habló de inmediato.
_ Pero general Cambrell, es lo que acordamos_
_ Me dijo que sería una selección dónde incluso yo podría ser rechazado si la señorita lo deseaba, pero está propuesta presenta un castigo si lo hace, no es diferente a la pena de muerte _
Decían que ese hombre era un pacifista a pesar de cargar con una espada, no podía creer que los rumores fueran ciertos.
_ Lo lamento, he cometido un gran error_
Adrian corrió la mirada, ¿un error? su padre tomó la propuesta original y la modifico a su gusto unos días antes, levantó la mirada y ese hombre lo estaba observando, no pudo evitar retroceder del miedo ante la presencia amenazadora que tenía ese hombre.
_ ¿Hiciste la propuesta?_ pregunto Aarón a Adrián.
_Yo, solo presenté la propuesta original general_
_ Veo que tú padre la modifico a su gusto_ dictaminó molestó.
_ Bueno, aún estoy aprendiendo. Lamento que no haya sido de su agrado_
_ Quiero ver la propuesta original, a partir de ahora llevaré este asunto con usted, no quiero más errores _
El viejo guardo silencio preocupado y su hijo asintió. Aarón observó al viejo como para que desaparezca ya que no lo quería en la misma habitación que él. Al entender el mensaje ante su silencio y la mirada de su hijo, se inclinó.
_ Si me disculpa, me retiro general. Gracias por contar con nuestros servicios.
Adrian sacó la propuesta original y se la entrego a su exelencia con las anotaciones a mano del proyecto original, podían verse las correcciones sobre el mismo documento. Extendió el documento en su dirección por si quería repasarlos.
Aarón tomó los documentos y Adrián lo observó con atención después de todo la letra era de Alanis.
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