Bella Perversa

Bella Perversa

Cap.1

Mi nombre es Anaís Ferrer. Soy de esas mujeres que dicen; A veces hay que seguir como si nada, como si nadie y como si nunca, el acto más valiente será pensar por ti misma.

Vivo con mi mamá, lamentablemente está muy enferma, la vida ha sido difícil para ella. Sufrió tantos maltratos de las manos de mi papá, que acabaron con ella física y emocionalmente. Gracias a Dios, está vida, y nos tenemos la una a la otra.

Trabajo en el rancho ‘Peyles’. Con el dinero que gano puedo alimentarnos, comprar los medicamentos, y pagar el alquiler. Mi mamá es lo único importante que tengo, y por ella cualquier sacrificio vale la pena.

Tengo una amiga incondicional, que siempre está cuando la necesito. Puede ser algo impredecible, pero de igual manera la adoro.

El rancho queda un poco retirado de mi casa, pero Carol pasa por mí todos los días, juntas en su moto, nos vamos a dicho lugar.

 — Vamos amiga, tenemos mucho trabajo, recuerda que hoy es la boda de uno de los sobrinos de la señora.— me dijo apurada.

—Sí, vamos. Mi mamá amaneció muy débil, espero que esa dichosa boda termine temprano, para venir a cuidar de ella.

Me coloqué el casco protector, y me subí a la moto, ella empezó a conducir.

Llegamos al rancho, todo estaba quedando hermoso, empezaban a llegar los invitados. Nunca había visto tantas personas elegantes, mujeres muy glamurosas, muchos carros lujosos, y hombres muy guapos.

La Familia Peyles son muy adineradas. El vestido de novia es precioso, los arreglos florales, el bizcocho, y cada detalle es perfecto. Me gustaría tener una boda así, ¡pero joder!, solamente me queda soñar.

Horas después

Estaba muy cansada, ya era hora de irme a casa, de repente la señora clara se acercó a mí.

— Anais, no te puedes ir, debes esperar que acabe la celebración.— la miro, con ganas de reprochar, ¡pero caray! No lo puedo hacer.

— Señora, mi mamá está muy delicada, desde esta mañana no sé nada de ella. Por lo menos quiero saber cómo está. — le insisto.

— Lo siento mucho, pero te necesito aquí. Te voy a mandar con alguien para que sepas cómo está tu mamá, llévale de comer y vuelve de inmediato.— me ordenó.

La señora Clara, siempre ha sido muy buena conmigo, gracias a ella termine de estudiar, y conseguí una beca en la universidad. Tengo seis semestres de arquitectura, pero con la enfermedad de mi mamá no he podido seguir estudiando.

La señora llamó a uno de sus sobrinos, para que me lleves a la casa. Cuando pude ver a cuál de todos eligió, casi me da algo. ¡Ay no!, de todos, ¿por qué lo eligió a él? ¡Caray!. Lo veo negarse, pero al parecer ella lo convenció. Él se acercó, me miró de arriba abajo, y puso mala cara. Es un odioso prepotente, ¿pero quién se cree? 

Toda la tarde lo he visto distanciado de todos, especialmente de las mujeres, y más de una detrás de él, a quienes rechaza con mal genio. Seguro gay, o quizás está casado.

 

David

¿No sé por qué mi tía les tienes tantas consideraciones a las servidumbres?. Me pidió que llevara a una de las empleadas a ver a su mamá. Me negué una y otra vez, pero terminó convenciéndome. Acepte por mi tía, es la madre que nunca tuve. Me acerqué a la mujer, solo quiero terminar con lo que me pidió mi tío.

— Oye, te puedes mover, no tengo todo tu tiempo, ¡joder! ¿Por qué acepté llevar a esta buena para nada?— dijo molesto.

— Perdón, señor, estaba buscando comida para mi mamá.

— ¿Comida? ¿Es que no tienes para comer en tu casa? Anda vamos, no me interesa lo que estaba haciendo.

Subí al auto, ella abre la puerta, y se montó en la parte de atrás. Menos mal no se le ocurrió ir de copiloto. 

Empecé a conducir, ella me iba guiando, pero carajos, el camino era eterno. No soporté tantas guías. Sentí que mi sangre se calentó por la ira.

— ¿Falta mucho? ¿Dónde está la casa? Por Dios, ¿Es que nunca vamos a llegar? — pregunté alterado.

Ella no me contestó, pero pude notar un gesto de fastidio en su rostro. Parece que estaba cansada de escucharme hablar.— Llegamos a una pequeña casa.

 

— Es aquí, señor, se puede ir. Muchas gracias.— dijo al bajar del auto.

Me reí sarcásticamente. ¿Qué manera de hablar tiene está mujer? Está molesta, y quién debería estar enojado soy.

— Hagas lo que tengo que hacer, y la espero. No sé volver solo al rancho, usted viene conmigo. Algo me decía que no viniera, mira con que usted me sale.— se acercó a mí.

— Si envés de estar haciendo preguntas y reclamando se hubiera fijado en el camino, ahora no tendría problema para regresar. Le recomiendo irse, de lo contrario se perderá la boda. No me iré con usted, es mi última palabra.

Me dejo ahí cómo un imbécil, decidí irme, veremos cómo regresa al rancho, esa mal educada.

Anais 

Han pasado dos horas, y ese insípido no ha llegado, seguro salió a comprar algo. Veo la señora clara acercarse a mí, preocupada.

 — Anais ¿Pero dónde está David? La boda ya va a empezar y su hermano pregunta por él.

— No sé, señora.

Parece que invocamos al mismo demonio, él, con el rostro rojo y evidentemente molesto, se acercó a nosotras.

— Aquí esta sirvienta estúpida, estás despedida, no quiero volver a ver tu cara.— dijo casi queriéndome golpear. ¡Qué desdicha! Ahora me quedé sin empleo.

— ¿Qué pasa, hijo? ¿Por qué le hablas así a Anais?, no tienes ningún derecho.— le reprochó la señora Clara.

— Que te lo explique ella, por su culpa me perdí de regreso hasta aquí. No la quiero ver en esta propiedad, oh no sabes de lo que soy capaz.— expresó con ira.

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Comments

Ibelitza Oliverovelis

Ibelitza Oliverovelis

ese patán lo va a dominar esa fiera

2024-11-03

0

lisbeth mijares

lisbeth mijares

ese David es un patán desgraciado

2024-09-23

0

lisbeth mijares

lisbeth mijares

se ve más q interesante 😊

2024-09-23

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