— Señora, su sobrino es un mal educado, preferí volver sola antes que seguir escuchando todos sus reclamos.— me miró y respiró profundo.
— Tranquilo, David, ve con tus primos, te están esperando.— se retiró, pero no conforme. Antes de irse, me dedicó una mirada amenazante.
— Anais, no te preocupes, sé perfectamente que depende de este trabajo, él únicamente pasará el fin de semana aquí. Trata de no encontrarte con él, ahora sigue con tu trabajo.
— ¡Muchas gracias, señora!
Dios, espero no encontrarme nuevamente con ese insípido. ¡Cuánto me alegro de que se extravió!, tuve que soportar en silencio todos sus reclamos.
Seguí con mis quehaceres, ayudando a las empleadas de la cocina; aquí ese señor no me va a encontrar.
Pasaron las horas, Carol y yo nos fuimos a nuestros hogares; por fuerte no lo volví a ver. Al llegar a mi casa, me duché y me puse un piyama; estaba muy agotada. Me tiré en la cama y, recordando el ajetreo del día, me quedé dormida inmediatamente.
Al día siguiente mi mamá me despertó, y juro que no me quiero levantar. Siento que me duele todo el cuerpo, pero bueno, el deber me llama. Mi amiga, como todos los días, pasó a buscarme. Llegamos al rancho y no lo podía creer, al parecer la celebración continúa, todos los invitados estaban ahí. Maldición, espero no toparme con él.
———
David
Me alegro mucho ver tan feliz a mi primo. Se casó con una buena mujer, espero también casarme con el amor de vida. Estoy sentado debajo de un árbol, la brisa es muy relajante. Veo a Robert acercarse a mí, con dos tragos de whisky, ¡Joder! Si empiezo a tomar con lo estresado que estoy, puedo perder el control.
— Oye, David, ¿dónde está la mujer cita que te dejó votado?—preguntó con una sonrisa.
— Esa estúpida ya no trabaja aquí, la despedí ayer delante de mi tía, espero no volver a verla más.
— No había razón para dejarla sin empleo.
— No la conoces, es muy altanera, que se busque otro trabajo.— digo sin remordimiento.
Fue como lo imaginé, un trago condujo a otro y así a varios más. El día avanzó sin inconvenientes.
——
Anais
Por fin se acabó la fiesta, pensé que estas personas jamás se iban a ir. Me volví a quedar turno extra, la señora clara necesitaba que la ayudara a organizar un poco. No sé cómo voy a regresar a mi casa esta noche, Carol se fue por cuestiones personales.
— Anais, te estaba buscando, organiza las habitaciones de arriba.— me ordenó la señora clara.
— ¡Ok, señora!
— Sé que debes estar cansada, tómate el día de mañana para que descanses.
— Muchas gracias.
Subí a las habitaciones, estas personas son muy desordenadas. Analizado en cómo voy a llegar a casa, limpié rápidamente varias habitaciones. Estaba organizando la última, esta tenía un olor a perfume exquisito, encima de la cama había una camisa que olía divino, ¡ay Dios! Era el mismo perfume que traía ese hombre. Jamás lo olvidaría, su fragancia masculina inundó mis fosas nasales.
Me puse nerviosa, quería salir de ahí inmediatamente. Estaba a punto de salir cuando una presencia imponente, estaba frente a mí, me miró con unos ojos intimidantes. ¡Qué cruel es mi destino! Todo el día evitándolo y ahora lo tengo en frente.
— ¡Mira nada más, a quién tenemos aquí!— dijo con una voz de ebrio.
Intenté salir, pero me empujó hacia adentro.
— Parece que no fui muy claro, ayer te di una oportunidad.— miró con tanta rabia, que me hizo temblar.
— Señor, le pido que me dejé salir, por favor.— le supliqué con miedo.
Lo veo cerrar la puerta con seguro y los latidos de mi corazón se aceleran, mis piernas temblaban y una sensación en el estómago que dejó petrificada. Se volteó a verme con una mirada malvada.
— Si no me dejas salir, voy a gritar. — le dije acercándome a él.
— Hazlo, vamos, grita.
Traté de forcejear con él, pero fue inútil. Me lanzó a la cama, y sonrió. Noté que su mirada cambio, ya no me miraba con rabia, ahora en su rostro había una mirada de deseo.
— Déjeme salir, por favor.— le pedí llena de temor, ¿Qué demonios quería este hombre?
— Y si no quiero, ¿qué pasa?
— Es usted un cobarde, le pido que me deje salir, imbécil.— le digo en un tono molesto.
Todo lo que puedo decir de él, es poco. Me agarró por el cabello, obligándome a mirarlo a los ojos, me volvió a tirar en la cama.
— Tú no me dices qué hacer, no eres nadie. No eres nada. Eres una poca cosa, y mirándote bien, eres bella, lástima que sea una pobre diabla mal educada.
— Señor, estás ebrio, no sabes lo que dices. Suéltame, déjame ir.
Él, me jaló nuevamente con fuerza por el cabello, me miró a los ojos fijamente. Me miró los labios al hablar y se mordió el labio inferior. Intentó besarme, pero no lo permití. Hizo aún más fuerte su agarre y me besó a la fuerza, mientras me tocaba las piernas.
— Maldito enfermo.— le grité.
— Si no te callas, te vas a arrepentir, ahora disfruta, porque jamás vas a volver a tener un hombre de mi nivel dispuesto a tener sexo contigo, pobre diabla.
Escuchar esas palabras me hizo sentir poca cosa. Él, se abrió la cremallera de su pantalón, y continuó sujetándome con fuerza.
Intenté escapar de sus garras y con más agresividad me sujetó. Sentía su respiración agitada. Me desgarró la ropa mientras me insultó. ¡Maldición! Estoy a punto de ser violada por este imbécil. Me tenía sujetada a él, su olor y sudor inundan todo mi cuerpo.
Estaba esperando que pasara lo inevitable, de pronto siento que él estaba perdiendo fuerza, se estaba quedando dormido, él muy pendejo. ¡Joder, sí!, se quedó dormido el muy imbécil.
Me quedé ahí, con él encima de mí, inmóvil. Mi mente empezó a generar todos tipos de pensamientos malvados. Todas esas palabras ofensivas y la forma de tratarme, me llevaron a maquinar un plan, para vengarme de él y hacer que se arrepienta de haberse metido conmigo.
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Updated 43 Episodes
Comments
Viviana Bustos Aldana
Debes hacer que el maldito cabron se arrepienta 😈😈😈😈
2025-02-18
1
Ibelitza Oliverovelis
jajaja que locura lo va a engañar
2024-11-03
1
lisbeth mijares
desgraciado si haz q se arrepienta
2024-09-23
0