Capítulo 17

Yo no era precisamente la chica más amable y con Emanuel aún menos, pero por una vez intentaría serlo. Creo que es lo justo por impedir que me derrita y por lo del vestido.

-Creí que ya te habías ido- si, soné demasiado educada

-No, iba a preguntarte si precisabas algo antes de irme y me quedé esperándote

-Ok

Nos quedamos viendo incómodos sin saber que decir hasta que por fin habló

-Bueno entonces si no necesitas nada me retiro- lo tomé del brazo y volteó a verme. Definitivamente era todo más incómodo, estábamos cerca y yo agarrándolo. Cuando vió mí mano lo solté y retrocedí unos pasos y hablé bastante nerviosa

-¿Querés quedarte a cenar? Digo... Quizás tienes planes. Era para agradecerte por haberme ayudado hace rato

-Gracias, será un placer

-Con permiso, voy a cambiarme y luego empiezo a cocinar- jamás llegue tan rápido a mí habitación, que incómodo es estar juntos y parece que aunque no queremos estar cerca las situaciones más nos unen.

Me tomé un tiempo para vestirme y hasta secar mí cabello. No por ser agradecida iba a olvidar que Emanuel estaba en mí cocina así que debía esperarme. Lo que si no imaginaba era lo que encontré cuando regresé. Emanuel había guardado todas las compras y estaba cocinando.

¿Emanuel cocinando? Definitivamente debía de sentirse mal o estar por morir, jamás fue amable y mucho menos servicial y menos si de mí se trata.

Cuando volteó a verme mí rostro pasó de sorpresa a gracia pura, ¿Se imaginan a un hombre alto, musculoso y súper masculino con un delantal de cocina que tiene dibujada a una enfermera súper sexy?

-La enfermería es lo tuyo definitivamente

-No encontré otro, era éste o el de una mujer en bikini

-Jajajaja si, son los regalos que le hace mí padre a mí madre hace tiempo. Algo así como una rara tradición suya.

-Bastante divertidos, aunque pasen los años no cambian

-La verdad que no, todo lo demás cambia excepto ellos. ¿Que estás cocinando? ¿Te ayudo?

-Solo haré ésta carne al horno con ensalada, no cocino demasiadas cosas. No necesito ayuda, seguro estás cansada. Podrías buscar una película así miramos en lo que demora la comida

Danilo llegó a la hora de comer y su reacción al ver a Emanuel fue igual a la mía. Cenamos los tres, limpiamos y nuestro vecino volvió a su casa. Nada más que una extraña pero muy rica cena.

Con Danilo planeamos comenzar a buscar una vivienda para así mudarnos y también un local para montar nuestro negocio. Teníamos demasiadas cosas por delante...

Se aproximan las fiestas más importantes del año para la mayoría, Navidad y Año Nuevo. Para mí son simples fechas, nada especiales. Un año que se va y otro que llega dónde sigo siendo exactamente la misma chica de siempre a quien la suerte no le sonríe.

En las calles se siente el clima festivo, las tiendas adornadas con motivos navideños, los árboles decorados y la felicidad de los niños es innegable, ansían la visita de Santa Claus.

Yo sigo viviendo mí vida normalmente y a punto de cumplir mis 23 años, los que anuncian serán peores que los otros 22. Ya en éstas fechas suelo estar más sensible aunque nadie lo sabe, lloro cada año en silencio lamentándome. Cuando estudiaba peor porque estaba lejos y ni siquiera tenía a mis padres cerca para celebrar. Solo éramos Dani y yo, y este año será lo mismo porque mis padres no podrán regresar a tiempo.

Buscar departamentos, casas, o cualquier vivienda es imposible. Muchos están comenzando sus vacaciones o simplemente no hay disponibilidad momentáneamente. El local pudimos reservarlo, solo debemos esperar alrededor de un mes que los ocupantes acaben de trasladar su negocio a otro sitio, pero ya es definitivamente nuestro.

Ramiro y Oriana ni siquiera me han llamado lo cual agradezco desde el fondo de mí corazón. Sus llamadas anuncian problemas, situaciones incómodas, lidiar con gente estúpida o suplantar al cartero entre otras cosas. Así que mientras menos contacto tengamos mejor para la salud mental de nosotros tres pobres infelices condenados a ésta boda de mis pesadillas.

Mí día a día transcurre sin complicaciones y con un aburrimiento más grande que toda Argentina. Dani está aún viendo cosas para la decoración así que mucha atención no me presta. A Emanuel no lo he visto tampoco, vaya a saber dónde estará, quizás huyó lo más lejos posible de ésta boda. De ser así lo envidiare eternamente.

Cómo estoy tan aburrida, tan desocupada y tan cansada de no hacer absolutamente nada con mí patética existencia me fui de compras. Conseguí bastantes telas súper bonitas para confeccionar mí propia línea de ropa. Ahora sí adiós aburrimiento, bienvenida productividad.

Siempre quise tener mí propia línea de ropa, crear vestidos de fiesta y ropa casual para todas las tallas y cuerpos. Se lo difícil que se le hace vestir bonita a una mujer con sobrepeso o que cuando les guste un modelo de vestimenta no lo consigan por su tamaño. Por lo cual mí línea irá enfocada a que toda mujer pueda lucir bella con su propio estilo. No creo que sea fácil porque en el mercado hay demasiada competencia y las mejores tiendas que buscan nuevos diseñadores solo desean pequeños talles que son "para la mujer promedio". Una estupidez si me permiten opinar.

Por todas éstas razones siempre quise tener mí propia tienda con un sector solo destinado a atuendos de fiesta. También tener a Dani trabajando a mí lado sería perfecto ya que el es organizador y de ese modo podremos ofrecer a nuestros futuros clientes un servicio completo.

Pasé todo mí día viendo cómo mis bocetos comenzaban a tomar forma y materializarse. ¿Hay algo más lindo que ver tus propios sueños hacerse realidad? Lo dudo muchísimo. Estos diseños los fui haciendo a lo largo de la universidad y siempre los fui guardando en carpetas perfectamente organizadas para en un futuro hacerlos realidad y ese momento estaba sucediendo ahora mismo.

No sé cuánto tiempo transcurrió hasta que Dani llegó y casi me mata del susto. Tenía una playlist en mí reproductor, algo que me ayuda a relajarme y concentrarme; y estaba tan entretenida con mí propio desastre personal mientras confeccionaba los atuendos que no me di cuenta que ya no estaba sola.

Cuando me preguntó si había cenado y negué me dijo que pediría algo para mí porque era tarde para cocinar. Al revisar la hora me sorprendí muchísimo eran casi las 23:30, si que el tiempo vuela cuando haces lo que tanto amas.

A las 00:00 horas yo estaba cenando recién y ahora que estaba más tranquila el sueño comenzaba a hacerse presente y el cansancio del día también. Con ayuda de Dani ordené un poco mis materiales para mañana acabar lo que aún estaba pendiente y me fui a dormir.

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