Capítulo 15

Tatiana

Hoy es el día de las pruebas de vestidos y trajes. Uno de los días más difíciles que jamás creí tener que afrontar, pero aquí estoy esperando que Emanuel llegue así nos vamos y acabamos éste maldito día de una buena vez.

Danilo me dijo que la decoración será estupenda y en tonos azules. La novia no tiene idea pero tampoco le importa lo que pueda opinar.

Emanuel por fin llegó a buscarme y me preguntó si estoy nerviosa. Le respondí que un poco. Estoy presionada porque todo salga perfecto este día y que todos entren y salgan ya con sus atuendos para la boda. Si o si deben tener sus vestuarios hoy para que en caso de necesitarlo las modistas de la tienda puedan hacer los ajustes necesarios a tiempo para su gran día.

Nos encontramos todos fuera de la tienda, un gran grupo de personas dónde todo puede resultar un caos, sobretodo por las amigas de la novia que no paran de hablar dos segundos sobre lo sexys que desean verse y a juzgar por lo que llevan puesto se que será una larga cita.

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Entramos a la tienda, presenté al gran grupo de personas y nos dirigieron a diferentes sectores. Los hombres fueron a una parte alejada de la novia y las damas. Yo solo veía el largo pasillo que nos separaba y pensaba en que también debía ayudar a los chicos con sus trajes.

Oriana estaba con Danna viendo el catálogo de vestidos para ir teniendo una idea de que opciones mostrarle. Las damas de honor están fuera de control, revisando y tocando todo, hablando o gritando entre ellas y ofreciéndole a Oriana unos vestidos que no creo que sean de su agrado, ya que la novia desea usar algo largo y ellas le dicen que los vestidos cortos son sexys porque puede mostrar sus piernas. Así empezamos, que alguien me mate pronto.

Oriana entró al probador con varios vestidos diferentes y con Danna ayudándola. Las damas que por fin están sentadas esperando por su amiga lo único que hacen es criticar absolutamente todo, con amigas cómo estás mejor me quedo sola sinceramente.

Oriana salió luciendo un vestido de corte princesa bastante sencillo pero que le quedaba muy bonito, sabía que no era el indicado porque no vi una gran felicidad al verse. Sus estúpidas amigas dijeron que era horrible, que parecía gorda, cosas sin sentido. Si ella es gorda, que quedará para mí.

Segundo vestido corte princesa. Éste tenía muchos detalles, incluído un cinturón de pedrería. Las damas lo odiaron pero la novia estaba desanimandose.

Tercer vestido, uno sin tanto volumen y escote corazón que no más verlo las damas lo repudiaron. Así íbamos, nada bien.

El cuarto vestido era el elegido. Uno de corte sirena, mangas de encaje, precioso. Las damas gracias a Dios lo amaron y Oriana estaba emocionada hasta las lágrimas. Necesitaba un mínimo ajuste en la zona del busto y estaría listo justo a tiempo, perfecto.

Las damas debían ver los vestidos para ellas entre todas las opciones que la tienda ofrecía que eran muchas en realidad. Todas corrieron a los probadores con estilos sumamente opuestos. Con Oriana esperábamos por ellas y simplemente un espanto. Una deseaba usar un vestido amarillo corto, la otra uno súper ajustado largo de color plata y la otra uno con un gran escote y la espalda descubierta. Había una palabra que los describía perfectamente: inadecuados.

Ahora era mí turno de intervenir y pedi que nos muestren vestidos largos de color azul o celeste para ellas. Instantáneamente me odiaron, pero claro que no más que yo a ellas. Luego de varias pruebas de diferentes estilos Oriana eligió uno que sus amigas estaban dispuestas a usar sin parecer desnudistas ni vulgares. Punto dos listo.

Las chicas se retiraron a celebrar que ya tenían sus atuendos, y yo atravesé el largo pasillo para ver a los chicos.

Los tres amigos del novio estaban dispuestos a ponerse lo que sea con tal de irse rápido. Con ese detalle ya creo que los amo. Pedí que todos tengan algún detalle azul o celeste para que vayan con las damas. Minutos después les hice probar las opciones y eso fue todo, elegí el indicado y ellos se retiraron rápidamente. Ahora quedaba aún elegir el traje del novio y del padrino.

El novio luego de probar varios estilos eligió uno color azul oscuro, corbata gris, camisa blanca. Se veía muy guapo en verdad. Él y Oriana se verían preciosos el día de su boda. Ramiro cuando acabó sus pruebas se retiró rápidamente para ir con su futura esposa y solo nos quedamos Emanuel y yo; quien de todas las opciones acabó eligiendo un atuendo de camisa y pantalón blanco, chaleco azul y corbata negra. No puedo negar que era muy de su estilo y que le sentaba de maravilla. Aunque odie reconocerlo lucia sexy porque esa camisa acentuaba sus músculos. No me permití ver demasiado porque es tan idiota que podría malinterpretarme.

-Bueno ya podemos retirarnos, ya hemos acabado gracias a Dios. Ya todos tienen sus vestidos y trajes. Estoy súper cansada- le dije a Emanuel

-No hemos terminado

-¿Quién falta? A ver... La novia tiene su vestido, también las damas, el padrino, el novio y los amigos del novio. No falta nadie

-¿Y tu vestido? Eres la madrina

-Puedo ver en otro sitio... ir sola, ya demasiado por este día

-De ninguna manera. Señorita por favor ¿Podría mostrarle vestidos de madrina a mí amiga por favor?

-Claro joven, enseguida les traigo algunos así eligen

-¿Y desde cuándo somos amigos?

Miré a Emanuel quien se encogía de hombros sin prestarme la mínima atención. Maldito idiota no quiero probarme ropa y menos si el está opinando como luzco, porque bien sabía que lo haría.

Había tres que me gustaban y Emanuel acabó dándome su opinión aunque no como creía. Se paró a mí lado mientras me miraba al espejo y me dijo

-Cualquier vestido que te pruebes te quedará hermoso, aunque creo que éste es el indicado porque luces maravillosa en el y hace que tu preciosa figura destaque.

-Gracias- respondí sonrojandome. Admiro que tenía razón y ese era el mejor pero no esperaba que me dijera algo bonito. ¿Se sentirá mal?- necesitaría que le hagan un pequeño ajuste, ¿Podría ser posible antes de la boda?

-Si, estará justo a tiempo

Cuando fui a pagar me dijeron que ya el caballero que me acompañaba lo había abonado. Me quedé sin palabras. Y al salir finalmente de la tienda y subir al automóvil le dije

-No tenías por qué pagarlo, ¿Cuánto costó? Te daré el dinero

-Tomalo como una ofrenda de paz, una manera de disculparme por lo de ayer

-No hacía falta, ya pasó

Y luego de un día cansador llegué a casa con una extraña sensación por Emanuel. Sus palabras me hicieron un poquito feliz. No deja de sorprenderme.

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