Seduceme Si Puedes

Seduceme Si Puedes

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Con una amable sonrisa, agradezco a un pasajero por ayudarme a salir de lío que hay en la puerta del avión, un estrecho espacio del cuál todos parecen querer huir como si se estuviera incendiando. Por fin, después de un largo viaje, estoy en Mónaco. Son las nueve de la mañana de un Lunes muy bonito e inmediatamente como bajo del avión, pienso en llamar a mis padres para avisarles que ya he aterrizado, pero al mirar la hora, calculo que allí en California es muy tarde. Entonces pienso en que podría llamarlos luego, un mensaje de texto por ahora bastará.

Mi padre siempre me ha dicho que la mejor manera de aprender el trabajo que deseas realizar por el resto de tu vida, es pasando cada segundo de tu tiempo viendo a alguien experto en ello realizarlo. Por ese motivo estoy aquí en Mónaco. Los mejores amigos de mis padres me han acogido en su casa debido a que voy a trabajar por un año en la empresa de la familia. Ellos poseen una gran cadena de hoteles y también una empresa de Diseño de Interiores de gran renombre. Se han expandido bastante; tanto así que tienen hoteles en New York, California, Toronto, Las Vegas, Múnich, París y otras aquí en Mónaco. He visitado varios de sus hoteles en Estados Unidos y me han gustado mucho, en especial la de New York, uno especialmente diseñado por Melina, la hija de los Schneider. Tengo entendido que el hotel era uno de los tantos hoteles que posee uno de sus hermanos. Se habrá esforzado bastante porque era realmente increíble, tanto que creo que voy a aprender de los mejores y no puedo estar más emocionada por ello. He esperado tanto tiempo por este día, siempre he querido trabajar con ellos y visitar Mónaco a la vez. Pensar en que dejé California; mi casa, mis padres y amigos hace que el corazón me dé un vuelco, los voy a extrañar mucho, pero a pesar de eso estoy feliz de estar aquí y espero poder adaptarme a esta nueva vida en un país completamente desconocido.

El chofer de la familia viene a recogerme del aeropuerto, aunque dije que podría llegar sola sin ningún inconveniente, pero han insistido mucho en mandar a alguien a recogerme para que no tuviese problemas en llegar a la casa.

Llego frente a un hombre caucásico de mediana edad probablemente que se encuentra sosteniendo un cartel con mi nombre.

—¡Buen día! Creo que soy la persona que está esperando, Soy Dakota Moon.

El hombre expone una alegre sonrisa en su rostro y me tiende una mano.

—Oh, Buen día y bienvenida señorita Moon. Me presento, soy Adam, el chófer de la familia Schneider y estoy aquí para llevarla a la mansión.

Soltando una de mis maletas, estrecho mi mano con la del señor Adam.

—Un gusto, señor Adam.

El chofer se comporta de una manera muy cálida y amable conmigo. A medida que vamos avanzando en medio de la pequeña ciudad, él me va contando detalles e historias sobre cada lugar importante que atravesamos, ya cuando estamos entrando a la casa; me sorprendo de que sea una gran mansión, creí que sería algo más pequeño y acogedor ya que ellos originalmente no viven aquí en Mónaco y de repente siento muchos nervios. Todo lo que he estado esperando por mucho tiempo, se hace realidad en ese mismo instante, ya no es sólo un sueño lejano, ahora es una realidad y espero hacer un buen trabajo durante el tiempo que esté aquí con la familia Schneider.

—Dakota! —escucho que gritan mí nombre cuando bajo del auto, volteo y veo a la señora Ava viniendo en dirección a mí, al llegar, me rodea con sus brazos tiernamente.

—¡Bienvenida cariño, estás guapísima!

—Gracias! Tú también, como siempre. —digo emocionada.

La señora Ava sigue hermosa como la recordaba, con esos ojos azules intensos, blanca pálida, alta y el cabello rubio platino natural. Su olor tan familiar me hace sentir cómoda, pese a lo nuevo que es todo.

—Por dónde empezamos? ¿Quieres contarme cómo te ha ido en el viaje mientras te muestro cuál será tu nueva habitación?

—Me parece perfecto, solo guíame.

—Bien, déjame ayudarte con uno de estos. —dice tomando uno de mis bolsos de manos. Hago amague de tomar también mis maletas pero el chofer se apresura a tomarlas antes que yo.

—No te preocupes nena, uno de los empleados subirá tus maletas enseguida, tu solo sígueme.

Doy un asentimiento de cabeza y la sigo a la entrada principal.

—Y bien? cómo te fue en tu viaje?

—Todo bien, fue un viaje agotador pero nada más.

—Bien, me alegro que hayas llegado sin inconvenientes. Es realmente agotador venir desde tan lejos.

Oh, sí que lo es.

Llegamos a la última planta de la casa donde se encontraban varias puertas, supongo que han de ser habitaciones vacías? No creo que puedan llegar a ocuparlas todas en semejante mansión. La habitación de la señora Ava y el señor Kevin se encontraban en la planta baja por alguna extraña razón, así que supongo que me encontraré sola aquí arriba.

—En esta misma planta se encuentran las otras 3 habitaciones de mis hijos, así no te sentirás sola en una casa tan grande como esta. —dice la señora Ava como si hubiese leído mis pensamientos.

Estoy ciertamente acostumbrada a estar sola casi todo el día debido a que soy hija única y mis padres trabajan todo el día, pero al menos nuestra casa se sentía más acogedora al ser 3 veces más pequeña que está mansión.

—Pues aquí estamos —dice la señora Ava cuando llegamos frente a una habitación de doble puerta color blanco. —Esta es tu nueva habitación, como verás todo es nuevo aquí y lo dejamos pintado todo de blanco para que puedas decorarlo a tu gusto, si quieres claro.

Me adentro al lugar para echarle un vistazo. Mi habitación es bastante grande para mí sola y con baño incluído. Tiene una cama grande con sábanas blancas que hacen juego con las cortinas, la pared y todos los muebles que son de un mismo color blanco inmaculado; un armario grande de doble puerta, mesas de noche a los dos lados de la cama, un sofá con una mesita de cristal en el centro de la habitación, un gran ventanal y un escritorio pequeño cerca de los ventanales que dan al balcón con una hermosa vista a la alberca del patio trasero.... Perfecto.

—Wow, Esto es impresionante, muchas gracias. Me parece un lugar encantador —digo volviéndome a la señora Ava que se ha quedado viéndome expectante a mi respuesta.

—Realmente no sabía si te gustaría, pero me alegro de que sí lo haya hecho. También.. sabes, al final del pasillo que está a la derecha de tu habitación, se encuentran dos despachos, uno es de mí hijo Theo y el otro despacho no lo utiliza nadie. Pensé en que podrías tomarlo tal vez; si quieres, sé que te tomas el tiempo para diseñar, fotografiar y pintar cuadros de vez en cuando. Tu madre me lo ha dicho, así qué úsalo con confianza como tu espacio personal.

—Oh, muchas gracias por tenerlo en cuenta y ofrecermelo, es muy amable de su parte.

—No es nada en verdad. Quisiera presentarte a mis hijos porque sé que aún no los conoces en persona pero me temo que ninguno se encuentra ahora mismo en la casa. Ellos son encantadores, a veces tal vez sean un poco difíciles pero no te darán problemas aquí, te van a agradar, ya lo verás cuando los conozcas. —dice con una sonrisa de oreja a oreja.

Yo solo doy un tímido asentimiento de cabeza.

Son 3 hermanos, dos hombres y una mujer. Yo solo conocí al hijo mayor cuando éramos pequeños. Sebas, prácticamente ya no lo recuerdo, pero mí madre me ha hablado mucho sobre ellos debido a que ella si los conoce bastante bien. Ella suele venir todas las vacaciones a pasarlas con ellos aquí en Mónaco.

Sebas ahora es todo un hombre, guapo, amable y muy amistoso. Aunque no suele quedarse mucho tiempo en Mónaco, le gusta más la vida en New York dirigiendo los hoteles de sus padres, luego está Melina... según mí madre es un poco caprichosa y malcriada por ser justamente la única mujer entre dos hermanos, todos la miman mucho, no es fácil de tratar pero con el tiempo aprendes a soportarla. Es la mejor diseñadora de interiores en la empresa de la familia. Después está Theo, el hijo menor. Tengo entendido que es tres años mayor que yo, por lo que ha de tener 25 años. Es una persona distante y de carácter fuerte, habla muy poco y se la pasa encerrado en su despacho trabajando, incluso en vacaciones. También trabaja en la empresa de sus padres a pesar de tener sus propios hoteles. Al parecer todos están en el negocio familiar.

—Bueno, te dejo para que puedas desempacar y ducharte si quieres. En el baño ya tienes todo lo necesario. Si necesitas algo estaré en mí oficina en la planta de abajo, no dudes en buscarme. —dice sacándome de mis pensamientos y procede a retirarse de la habitación antes de que pueda decir nada más.

Desempaco mis cosas mientras sigo mirando impresionada mí habitación. Es muy bonita, a pesar de ser diseñadora de interiores, me encanta la idea de una habitación completamente blanca, me trae paz. Entro al cuarto de baño para darme una ducha, planeo ir a la playa a recorrer un poco este hermoso lugar. Aunque tengo mucho tiempo para recorrer estos lugares porque empiezo a trabajar recién en una semana, siento mucha curiosidad por la playa desde que llegué y lo ví a lo lejos por la ventana del auto.

El baño es muy espacioso con una bañera en la esquina con cortinas. Hay un estante y un espejo bastante grande de cuerpo entero al costado y otra vez, todo es totalmente blanco como el resto de mí habitación y creo que es perfecto.

Al salir del cuarto de baño me pongo un vestido veraniego color blanco que me llega por arriba de las rodillas, tiene algunas rosas rojas y un lazo rojo en la cintura. Me coloco unas sandalias blancas a juego y me observo frente al espejo. Jadeo al ver mi imagen reflejada en el espejo. ¿Esa soy yo? Mi piel blanquecina casi se camufla con este vestido blanco y me hace ver incluso más delgada de lo que soy. Suspiro al mirarme una y otra vez. No me queda mal ni nada pero me encuentro muy pálida como un muerto... Oh Dios ¡No me reconozco! mi cabello castaño ondulado con destellos rubios y mis ojos azules son lo único que le dan un poco de color a mi ser, entonces pienso en ponerme un poco de labial rojo claro para darme más color.

Cuando he terminado de arreglarme para ir a la playa, pienso en echarle primero un vistazo al despacho. Me dirijo al final del pasillo y me encuentro con dos puertas igual de blancas. No se cuál se supone que sea el despacho que puedo utilizar, por las dudas, llamo a las 2 puertas con suavidad. No se oye nada, entonces tras un par de intentos más, al ver que nadie responde, decido abrir la primera puerta y entrar a inspeccionar. Al hacerlo, me encuentro con una habitación sombría en la que apenas se ve nada, sólo oscuridad. No tiene grandes ventanales, como el resto de la casa y todos los muebles son de color negro «Qué raro», pienso cuando de pronto escucho un ruido en la oscuridad en medio de la habitación.

—¿Hola? —digo, cerrando la puerta tras de mí.

Nada, no hay respuesta. Busco el interruptor de la luz y al hallarlo, la enciendo. Menudo susto el que me llevo al ver a un hombre joven sentado tras su escritorio, tal vez sólo algunos años mayor que yo. Es tremendamente apuesto con facciones afiladas y bien definidas, labios carnosos, rubio y con unos ojos que me dejan impresionada de lo profundamente azules que son... puedo distinguirlo aun desde aquí.

Tiene que ser Theo, la señora Ava me había dicho que uno de los despachos era suyo. Sentado, desde su escritorio, me observa atentamente y al parecer está

molesto. Quizás sea por mi intromisión?

—¿Quién eres y por qué entras a mí despacho sin mi

permiso? —me pregunta arqueando una ceja.

«Oh, Dios, en qué lío me metí ahora...»

—He llamado a la puerta y como nadie me ha respondido, he decidido entrar. Su madre me ha dicho que podía tomar uno de los despachos entonces decidí echar un...

No pude terminar la frase porque sin dejar de mirarme, rodea el escritorio despacio y camina hasta llegar frente a mí. No pude evitar observar su cuerpo mientras caminaba hacia mí, está trajeado y aún así pude notar que es bastante musculoso a parte bastante alto. Es un hombre imponente. Impresionante, pienso. A medida que se acerca, siento que se me sube un calor extraño por el cuerpo, me pone un poco nerviosa.

—¿Has terminado de inspeccionarme? —pregunta.

Avergonzada, levanto la vista hacia él y WOW, de cerca es aún más guapo.

—¿Señorita...?

—Moon, Dakota Moon, soy la hija del amigo de tu padre y voy a pasar el año aquí en esta casa, supongo que te lo han comentado...

Arquea una ceja.

O no, pienso entonces.

—Y bien, señorita... Moon, ¿qué le ha hecho creer que podía entrar a mi despacho sin permiso? —me pregunta

en tono engañosamente paciente, pero sin duda enfadado.

—Perdón. No era mi intención irrumpir en su despacho, como intentaba decirle, su madre me dijo que podía tomar uno de los despachos, solo quería observarlo pero no sabía cuál de los dos le pertenecía a usted.

Me examina de pies a cabeza por unos segundos y por un momento creo que va a gritarme enfadado o va a seguir haciendo más preguntas, pero no.

—Que no se vuelva a repetir. —es todo lo que dice.

Su tono fue cortante y autoritario, con la mandíbula apretada. Niega con la cabeza y vuelve a su asiento. Me disculpo una vez más y salgo como una gacela asustada, con las piernas temblorosas, echo a correr por la casa sin rumbo. Es tan grande que me pierdo. Pero entonces oigo unas voces al fondo del pasillo. Trato de reducir el paso y caminar con normalidad, aunque mi respiración aún sigue muy alterada.

—¿Dakota?

Sobresaltada, me vuelvo rápidamente al oír la voz de un hombre. Pero suspiro aliviada al ver que es el señor Kevin Schneider.

—Dakota! niña. Bienvenida, me dan mucho gusto que ya estés aquí —dice él mientras se acerca y me da un cálido abrazo.

—A mí también. Gracias por recibirme en su casa —contesto, mientras le devuelvo el abrazo.

Él y su esposa siempre han sido tan buenos conmigo cada vez que han ido a visitarnos a California. Les tengo mucho cariño.

—Es un placer, que tal ha ido el viaje?

—Muy bien, ha sido un viaje tranquilo, por suerte.

—Me alegro, y ¿cómo están tus padres? ¿Te has comunicado ya con ellos?

De repente recuerdo que desde que subí al avión no he hablado con mis padres y no les avisé que he llegado bien.

—Oh no! Me he olvidado por completo de hablar con ellos. Si me excusa, iré a llamarlos ahora para decirles que he llegado bien

—Por supuesto, adelante y salúdalos de mí parte, por favor.

—Claro que sí, lo haré, si me disculpa... —digo y me dirijo a mí habitación algo apresurada.

...****************...

Intenté varias veces llamar a mis padres, creí que para esta hora ya estarían despiertos ya que son muy madrugadores, pero veo que no. Tal vez siguen durmiendo. Entonces decido ir a la playa para explorar el lugar.

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Comments

MARISELA DA SILVA

MARISELA DA SILVA

Hasta ahora buena escritura. Me gusta

2023-01-20

2

forastera

forastera

me gusta el inicio, interesante...

2022-12-31

3

shelbec

shelbec

Empezamos fuerte 😱

2021-09-07

5

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