Tómame

—Éste lugar tiene un bar tranquilo debido a que es exclusivo —dice Theo deteniendo el coche.

—Hmm, eso significa que vienes mucho aquí? —contesto, echándole un vistazo al lugar— Es bonito.

—Si... digamos que sí vengo muy a menudo a... despejarme.

Baja del vehículo, se quita el saco, lo deja en el asiento del conductor, me hace una señal para que lo siga a dentro del bar al que me ha traído y yo lo sigo.

Al ver el nombre del hotel supongo que este lugar ha de ser una de las tantas propiedades de su familia y ahora veo que mi pregunta de si frecuentaba mucho el lugar, fue estúpida.

El hotel tiene un encanto único con sus colores dorados, plateados y sus luces led en el piso del pasillo que dirige al bar.

Dentro del bar del hotel nos encontramos con una amplia barra de tragos bajo una tenue luz color naranja.

Theo decide sentarse en la barra del bar en vez de escoger una de las mesas al fondo detrás de la pista de baile, me pregunto por qué.

Me siento a su lado y rápidamente uno de los bartender parece reconocerlo y se acerca a nosotros a tomar nuestro pedido.

—Lo mismo de siempre, y para la señorita...

Theo voltea a verme y yo me quedo rígida, qué se supone que voy a pedir? La única bebida que he tomado siempre es el vino y ni siquiera la tomo tan a menudo. Lo veo con cara de auxilio y por suerte el parece entender porque hace el pedido por mí.

—Y para la señorita una mimosa, por favor.

El bartender asiente y se retira a preparar las bebidas.

—No eres una gran bebedora, no? —pregunta Theo volviéndose a mí con una pícara sonrisa.

—No, no lo soy, no estoy acostumbrada a beber.

—Por suerte recordé el trago que tenías la noche anterior.

Wow, no me había dado cuenta, de verdad lo hizo.

El bartender regresa con nuestras bebidas y se retira nuevamente con un simple asentimiento de cabeza.

El repentino silencio incómodo me molesta, entonces optó por probar la bebida, creo que esta será mi nueva bebida favorita, la noche anterior no le había prestado mucha atención al sabor. Mientras tomo mi trago; puedo sentir como Theo me observa, no lo miro, pero puedo percibir el peso

de sus mirada recayendo sobre mí.

Ambos permanecemos aún sin decir nada, aunque no es por falta de conversación, creo que tenemos mucho que decir pero ambos lo estamos evitando.

Oigo de fondo como empieza a sonar "Fue lo mejor del amor", una de mis canciones favoritas para bailar y entonces no puedo resistirme, tiro de su muñeca y lo llevo a la pista de baile. Aunque al principio lo toma un poco desprevenido, luego me sigue el paso.

Cuando llegamos al centro de la pista de baile, comienzo a bailar al ritmo de la música, y para mi sorpresa, el hace lo mismo. No me imaginé que una persona con la actitud súper sería como la de él, fuera a seguirme el baile en medio de una disco.

Nos bailamos como tres canciones más, hasta que ponen una música lenta que ni siquiera conozco. Entonces tiro mis brazos al rededor de sus hombros y el coloca los suyos a los lados de mi cintura y no movemos lentamente danzando al ritmo de la canción.

Ahí siento nuevamente ese cosquilleo subir por todo mi cuerpo, creo que es la primera vez que me siento tan tonta frente a un hombre, normalmente no soy así.

Theo parece sentir lo mismo que yo porque me pega más a su cuerpo e inclina un poco la cabeza acercando su labio a los míos pero deteniéndose allí. Pienso en qué va a seguir avanzando pero no lo hace, permanece cerca, pareciera que estuviese pidiéndome permiso para robarme un beso y al ver que él no lo hace, soy yo la que decide acortar distancias y estampar mis labios contra los suyos.

Es tonto que yo siga negando la tensión sexual que existe entre nosotros y no hablo sólo en este momento, ha sido así desde el primer día que lo ví en su despacho.

Theo me da una pequeña mordida en el labio inferior para luego pasar su lengua por encima y hacerse paso dentro de mi boca. Me sujeto a su camisa y me sumerjo en el beso como si fuese el último. Theo para el beso para cogerme de la mano y con urgencia llevarme fuera de la pista del baile hacia los ascensores. Aturdida, simplemente le sigo los pasos a grandes zancadas.

Entramos a los ascensores y en el momento en que se cierran las puertas, Theo se abalanza sobre mí y me besa de una manera ardiente mientras se afana en desentrañar cómo quitarme el vestido. Yo le doy manotazos para que lo deje, cuando se abren las puertas del ascensor puede haber gente esperando allí. El ascensor se detiene y se abren las puertas, por suerte no hay nadie esperando en nuestra planta ni nadie en el pasillo. De alguna parte saca una llave maestra y en instantes después estamos dentro de la habitación. Seguimos con el beso apasionado, él presionsndome contra una pared y yo agarrándolo fuertemente de la camisa. Theo comienza a subir una mano por mi pierna y me sube un poco el vestido. Yo detengo su mano en el camino y detengo el beso.

—¿Qué pasa? ¿Está todo bien? —pregunta con cierto desconcierto en su rostro.

—Si, si... solo que... creo que es muy tarde para decirlo pero yo nunca he...

—Tu nunca....?

—Nunca me he acostado con un hombre, no sabría qué hacer...

—Oh nena, no te preocupes, lo has estado haciendo bien. Tendré cuidado, confías en mí?

No respondo nada con palabras, solo asiento con la cabeza y el sigue con su pequeño asalto.

Me atrevo a meterle las manos por debajo de la camisa para sentir su piel y la dureza de sus músculos. Este hombre tiene los abdominales bien definidos. No es que yo haya sido una santa toda mi vida. He besado a unos cuantos chicos y he hecho otras cosas, pero nunca había sentido nada parecido.

Me levanta y camina conmigo hasta llegar frente a la cama donde me deja en pie y él empieza a desvestirse mientras yo solo lo observo y disfruto de la vista. Su torso es una obra de arte, tiene los hombros anchos, los músculos bien definidos y la piel se ve suave. Por último Theo toma su bóxer y se los quita haciéndolo descender por su cadera. Su erección se libera como un resorte en un instante y me da una gran sorpresa «¡Madre mía, es enorme!» La punta, hinchada y húmeda, me está señalando. Lanzo un grito ahogado y fijo mis ojos en el. Veo como se le ilumina la cara con una sonrisa, demostrando para mi vergüenza, que mi reacción no fue la más disimulada posible. Retrocede, se quita los zapatos, los calcetines y aparta los pantalones y el boxer de sus tobillos.

—Me gusta ese vestido. —dice mientras recorre mí cuerpo con la mirada.

—Gracias, a mí también.

—Aunque ahora me estará estorbando. Debería quitártelo? —Arquea una ceja y sus labios empiezan a curvarse en una pícara sonrisa.

—Si quieres. —digo encogiéndome de hombros como si le restara importancia.

Se acerca y desliza las manos por mi espalda.

—Creo que voy a deshacerme de él —concluye.

Me quita por arriba el vestido lentamente, lo arruga, lo deja caer al piso y lo aparta a un lado con el pie.

Frunzo el ceño.

—Me gusta ese vestido.

—Te compraré uno nuevo —dice encogiéndose de hombros.

Presiona su cuerpo contra el mío y me agarra del trasero para atraerme hacia él y frotarse un poco contra mí para que sienta lo duro que se encuentra allí abajo. Me pasa las manos por detrás y me desabrocha el sujetador, también dejándolo caer al piso. Retrocede un paso hacia atrás para observarme y puedo notar como le brillan los ojos llenos de lujuria. Me acuesta sobre la cama y se coloca a horcajadas encima mío, baja la boca sobre uno de mis pechos y lo chupa lentamente. Suelto un jadeo y arqueo la espalda para poder acercárselos más. Hace lo mismo con mi otro pecho y vuelve a chuparlo lentamente como si tuviera todo el tiempo del mundo.

—Tan preciosa y tan dulce... Eres hermosa Dakota.

Sus labios bajan por mi abdomen en pequeños besos húmedos hasta que llega a mí monte de venus, se detiene allí y me arranca las bragas de un tirón.

—Esto va para mí colección. —dice apretando en sus puños mis bragas rasgadas.

Primero le da una lamida a mi abertura ya resbaladiza y luego chupa mi clitoris. La excitación es demasiada con tan solo eso que intento apartar su cabeza de mi entrepierna, pero el solo aparta mi mano sujetándola a los lados e introduce su lengua en lo profundo de mi abertura lamiendo y separando los sensibles pliegues. Es una sensación tan increíble.

—¡Por Dios. Dakota! Llevo queriendo hacerte esto desde el día en que te conocí.

Theo empieza a subcionar, chupar y volverme loca con su lengua y su boca, primero lo hacía lentamente pero ahora ha tomando ritmo, lo hace cada vez más rápido hasta que mi cuerpo entero se empieza a tensar después de unos segundos y de repente me inunda una ola de placer tan intensa. Noto cómo laten mis músculos internos y me doy cuenta de que acabo de venirme con su habilidosa lengua.

Se desliza por mi cuerpo y vuelve a besarme en la boca.

Noto que me aparta un mechón de pelo de la cara y abro los ojos. Al hacerlo me encuentro con una mirada oscura y llena de satisfacción. Me planta otro beso en los labios y me pruebo a mí misma en ese beso. Me siento relajada y saciada como mareada de placer.

—¿Te encuentras bien? —pregunta mientras me posa un beso en la frente.

—Hmmmhh... —murmuro. No tengo fuerzas para hablar

El placer físico me destruyó por completo. Sin embargo, él aún no ha acabado conmigo. Me besa una vez más, pero su beso es más carnal ahora, más salvaje y vuelve a despertar el deseo en mí. Vuelve a concentrarse en mis pechos chupandolos y estirando los mientras baja la otra mano a mi sexo y me introduce los dedos. Adentro, afuera, adentro, afuera. Cada vez más rápido. Me siento al borde del éxtasis y cada vez más mojada, si es que eso es siquiera posible.

Se retira un segundo y oigo como abre un cajón, y rasga el papel de aluminio del preservativo. El colchón se hunde cuando él regresa y se coloca entre mis piernas.

—¿Estás lista nena? —me pregunta con urgencia.

Me limito a asentir, porque mi capacidad de hablar me ha abandonado por completo. Desplaza sus caderas y con una mano dirige su miembro hasta mi entrada y avanza. Jadeo cuando se sumerge en mí y empieza a doler. A él se le dilatan las pupilas y se le oscurecen los ojos. Se detiene un momento y veo cómo le late la vena de la sien. Parece que le duele el autocontrol que se obliga a tener en este momento.

—¿Estás bien? —jadea.

—Unos segundos. Solo dame unos segundos.

Luego de unos segundos le rodeo las piernas a ambos lados de la cadera para que siga con su asalto de a poco. Él apoya su frente en la mía y permanece quieto unos instantes más para darme tiempo a acostumbrarme a la nueva intrusión. Me besa con dulzura en el rostro y el cuello mientras me acaricia todo el cuerpo. Estamos así por mucho tiempo hasta que el dolor comienza a desaparecer. Mi cuerpo empieza a tranquilizarse y a responder a sus besos y a la ternura de sus caricias. Él se da cuenta y empieza a moverse despacio.

—¿Crees que tienes espacio para más?

—¿Más? Pero ¿cuánto más queda?

—Dakota, dime si te encuentras bien, puedo retirarme si quieres—susurra sin aliento.

—No, estoy bien. Estoy lista. —Jamás había estado tan preparada para algo en mi vida.

Tras mi respuesta, empieza a moverse otra vez hasta que se encuentra completamente dentro mío. Se toma un momento para salir y luego entrar nuevamente hasta el fondo.

—Ahora eres mía, Dakota. —dice en medio de besos—Creo que nunca podré saciarme. Nunca he estado tan duro.

Al ver que mi cuerpo lo recibe perfectamente, Theo empieza a moverse un poco más rápido. Al principio era un poco incomodo, pero cada vez que se sumerge en mí, me arrasa una ola de placer

—¡Dios, Qué sensación tan increíble! —digo totalmente extasiada.

Eso lo alienta aún más y me agarra por las caderas para empezar a follarme duro. Me agarro fuerte a sus hombros y siento como le hundo las uñas en la piel.

—Oh nena, te sientes tan bien, joder!!!

—No pares por favor!!

—Quieres que vaya más duro??!

—Sí, por favor, no pares!

Después de unos minutos, gimo, al notar cómo mis paredes se empiezan a contraer en torno a él.

—¿Vas a correrte nena?

—¡Sí!

—Espérame —me ordena clavándose con más fuerza.¿Cuánto le falta? No creo poder seguir retrasando el clímax.

Después de cinco ataques más, dice:

—Ahora nena, córrete para mí.

Y entonces exploto. No me resisto y el clímax se extiende por todo mi cuerpo. Mis paredes se contraen entorno a él con tanta fuerza que se me nubla la vista un instante. Él hunde su rostro en mi garganta y gruñe.

—¡Jodddderrrrr! Vas a matarme, Dakota.

—Lo mismo pienso —digo a penas tratando de recuperar el aliento.

—Mírame. —dice también él entre jadeos.

Abro los ojos y lo miro

—Preciosa. —se limita a decir y me planta un beso en la punta de la nariz. —¿Te he hecho daño?

—No, estoy bien. Gracias! —consigo decir y le doy un beso en la boca.

Theo se echa a un lado de la cama y me rodea con sus brazos.

Después de eso estoy echa un lío y sin fuerzas. Siento como Theo me lleva en brazos hasta la bañera y me asea con minuciosidad. Cuando estoy impoluta me saca de la ducha. Me seca a mí primero con una toalla y luego a él, me envuelve en una suave bata y me lleva de vuelta hasta la habitación. Nos tumbamos en la cama y Theo me acerca a él de una forma en la que apoyo la cabeza en su pecho y le rodeo el tórax con el brazo. Cierro los ojos, él me abraza y me acaricia por un largo rato hasta que por fin, nos quedamos dormidos.

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Comments

Rolí Galix

Rolí Galix

Muy hermosa la atención que Theo le da a Dakota.

2023-01-22

1

Alas negras

Alas negras

creo que theo está bien dotado 😁
Pero no me gusta que ella haya sido fácil y más que se dejó llevar para un sitio donde seguro ha llevado a muchas

2022-09-30

1

Mary Torres

Mary Torres

m encanta 😍😍

2021-10-27

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