Capítulo 10

—¿¡Zagh!? ¿¡Zagh!? creo…creo...que me voy a..a des… —Val no pudo terminar de hablar porque se desplomó frente a todos. Zagh corrió a una velocidad que ningún humano tenía cruzando los 12 metros que lo separaban de su omega y lo sostuvo antes de que su cabeza golpeara el piso, el dulce aroma de la lujuria en su pareja lo hizo sentir posesivo, se preguntó si los humanos podrían oler tan maravillosa fragancia a necesidad, era obvio que sus guardias si lo hacían estos se veían incómodos aunque no excitados, de lo contrario tendría que matarlos uno por uno. 

—Arreglen esto, yo necesito ir a mi nave, dejaré a mis hombres aquí ellos se encargaran de cualquier cosa.

—¿Va, va, va...a volver cierto?—un muy nervioso embajador preguntó.

—Si, lo haré —Zagh solo quería irse.

—¿Cuando? Aún hay cosas que necesito saber —el capitán Bill habló, al parecer era el único que no estaba a punto de orinarse.

—Volveré en cuanto me sea posible, tengo cosas demasiado importantes de las que encargarme, así que no me molesten ni me quiten mas tiempo —Zagh rugió, sus colmillos picaban creciente en contra de su voluntad rompiendo su piel como en la batalla exigiéndole que sellará la unión con su pareja debidamente.

Después de eso nadie habló cuando Zagh tomó a Val en brazos con sumo cuidado y empezó a caminar, era extraño e irreal ver la situación, era como ver a un cocodrilo cuidar un pollito, era simplemente bizarro. Los guardias Zaxux parecían estatuas en la habitación junto a los embajadores el único que hablaba era el segundo al mando de Zagh, este se había presentado como Zeht.

Zagh llevó a Val a sus habitaciones ninguno de sus soldados dijo nada, estos se limitaron a inclinar la cabeza en señal de respeto, ellos sin duda estaban felices de que su líder encontrará a su alma está unión sin duda llenaba de esperanza a la población Zaxux de la nave ya que una antigua leyenda rezaba que cuando uno encontrará su alma los demás debían tener esperanza de que sus almas también estában cerca. Eran maravillosas noticias para su gente ya que los Zaxux  por lo general se unían con el  único propósito de procrear y evitar su extinción, estas uniones eran casi exclusivamente entre miembros de la misma especie ya que muy pocas especies eran capaces de llevar un bebé Zaxux y sobrevivir, después del nacimiento de un bebé Zaxux cualquiera podía quedarse con las crías una vez estás nacían era decisión de la pareja quien los criaria, claro si eso era lo que deseaban o podían dejarlos en una casa de educación para ser educados por profesionales capaces. No es que fueran malos padres, es solo que muchos nisiquiera consideraban a estos niños sus hijos, los consideraban una simple imposición ya que era obligatorio traer niños al mundo, por otro lado no existía nadie que no anhelara encontrar a su alma, pues según la creencia sólo así se sentirían completos.

Val despertó en cuanto Zagh lo tocó para recogerlo del piso, la única razón por la que no se movió fue la vergüenza que sentía, era un militar entrenado por el amor de Dios y se había desmayado de lo caliente que se sentía, allí frente a militares de alto rango vestidos de traje, porque eso eran en su mayoría los embajadores unos militares burocráticos inútiles. Así que hundió el rostro en el pecho de Zagh, intentando evitar la humillación, hasta que llegaron a la habitación. En cuanto entraron Val subió al regazo de su amante este lo abrazo levantándose ligeramente y en un segundo estuvo desnudo en todo su esplendor; gruesos brazos y un amplio pecho eran parte de lo bien que el general estaba, además de una piel naranja con pecas más rojas sobre los hombros, estas también estaban regadas en las piernas y los pectorales, su largo y liso cabello rojo estaba suelto era simplemente hermoso, el sujeto era tan erótico, tan sensual que debería ser ilegal verse así de bien pensó val. El tipo simplemente era perfecto un mar de hermosos y sensuales músculos. Sus músculos quedaban tan bien con su gran tamaño, Val cálculo que debía medir dos metros y veinte centímetros más o menos ya que el mismo medía un metro con ochenta y se veía pequeño a su lado. Otro segundo paso y Val también estaba sin nada cuando Zagh casi le arrancó lo que le quedaba de ropa, por primera vez Zagh pudo apreciar lo hermoso que era su alma, su pareja, su omega, su destino. El ser elegido por el universo para el, tenía la piel suave, brillante y tersa; no era musculoso pero tenía los suficientes músculos para verse tan atractivo como se veía, su cabello rubio era más largo que cuando lo tuvo en la nave y lo traía atado en una coleta. Las pupilas de sus bellos ojos color miel estaban dilatadas por la lujuria que las atravesaba sus labios rosados temblaban ligeramente podía sentir su cuerpo entero temblando de expectación, en su cuello vio la mordida fresca a punto de cerrarse y al otro lado una antigua, seguramente de la primera vez que estuvieron juntos.

No recordaba haberlo mordido pero se alegraba de haberlo hecho, pasó sus dedos  acariciando la cicatriz más vieja esto saco un gemido lastimero en Val que unió sus labios con desesperación a los de su gran amante acariciando con su lengua los filosos dientes y adentrándose en su boca, Zagh lo dejó hacer lo que quisiera puesto que estaba disfrutando de la calidez de su amante además tenía las manos ocupadas preparando el cuerpo de Val, no quería lastimarlo por lo que se tomó su tiempo. Luego de un rato Val había dejado de besarlo y gemía en el cuello de su gran amor, el mismo por el que había sufrido tanto, en tantos años. El mismo por el que incluso quiso morir, Val se sentía tan feliz que estaba seguro que nada podía arruinar esto.

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