Capítulo 7

-Están por llegar, nosotros nos iremos, si gusta puede esperarlo aquí -informaron y todos los hombres de traje salieron de la sala de juntas. Zagh por primera vez en su existencia experimento lo que es el pánico y no supo porqué o tal vez si pero no quiso admitirlo.

La puerta frente a él se veía normal, se abrió un poco y Val sentía que su estómago regresaría lo que había comido ese día, no, no era posible ¿verdad? Habían pasado 10 años no podía ser él ¿O si? Todo su cuerpo temblaba de terror, angustia y expectación ¿y si no era el? Peor aún ¿Y si si era? No no podía ser él o tal vez si, sentía pánico de que fuera él y también de que no, se moría por verlo y al mismo tiempo no quería porque no sabía qué haría si era él o como actuar, que le dices a un tipo con el que tuviste el mejor momento de tu vida por dos semanas, y no solo fue un acoston el mejor y más alucinante acoston de la historia. Los guardias humanos retrocedieron y él entró, al final de la enorme mesa de juntas con las piernas separadas y sentado de forma despreocupado estaba el gran alíen por el que había estado suspirando por 10 años este lo recorrió de arriba abajo con la mirada como si de la más hermosa joya se tratara, Val se sintió un poco idiota y poca cosa vestido con el enterizo gris del trabajo debería al menos habérselo quitado, no ni eso hubiera bastado no importaba lo que se pusiera parecería un limosnero en comparación con la gran armadura que el otro traía.

-Yo te extrañe, Yoo..ooo..yo..ooo yo no sabés cuánto te extrañé -alcanzó a decir entre lágrimas estas corrían por todo su rostro sin que él las pudiera detener.

-Lo sé.Y lo sé porqué yo también te extrañe, te extrañe tanto que te busqué por casi todo el universo, después de que escaparon los Gud no supieron darme una razón sobre ti o tu especie yo creí que habías muerto porque no podía sentirte así que yo los maté a todos.

-Eso es...en realidad eso es horrible -frunció el ceño y limpió su rostro.

-Lo siento, pero el mentirte me es desagradable en gran manera así que siempre espera de mi la verdad sin importar nada.

-Eso me parece bien tampoco me gusta mentir, no recuerdo que tuvieras alas o un rabo -aludió al nuevo aspecto de Zagh-. Lo siento, creó que mis recuerdos están deformados.

-Ven, acércate, no me temas no te haré daño.

-Yo de alguna forma sé que no me dañaras, me siento seguro en este momento, es solo que...

-Por favor ven, quiero hablarte, ven o iré por ti -la amenaza se sintió juguetona y suave como su voz, para un ser tan terrible como él, era increíblemente suave con Val nada de gruñidos o miradas terroríficas el extraterrestre era pura amabilidad-. No te preocupes por las alas puedo verme como me recuerdas -ofreció retrayendo alas y cola hasta que estás desaparecieron-. ¿Lo vez? No me temas ven soy yo.

-No, no... es... no es eso, dame un momento por favor -pidió al ver que el guerrero se estaba levantando-. No, no me toques ahora porque siento que soy de gelatina y si me tocas voy a deshacerme sólo dame unos segundos.

-Ven...por favor -había un dejo de súplica en la gruesa y sensual voz del extraterrestre que envió un escalofrío por la columna vertebral de Val, que camino los 8 metros que los separaban desesperado por tocarlo, todo su cuerpo temblando sin control y cuando estuvo a centímetros de él...tropezó, maldita sea él y sus dos pies izquierdos. Zagh lo vio ir directo al piso y lo tomó de ambas manos antes que estás tocarán el suelo, la sorpresa se dibujó en su bello rostro ya que allí en sus muñecas estaban las marcas de unión estas brillaban como mil soles para la mayoría sólo serían líneas negras pero para los Zaxux que las vieran eran lo más importante del universo eran un gran orgullo poder llevarlas ya que no era común encontrar a la parte faltante de tu alma la última vez fue hace mucho.

-¡Oh! Tu también tienes esas marcas!! -Val tocó las de Zagh, este se puso rígido y dejó escapar un ligero y sensual gruñido. Zagh pasó sus garras suavemente sobre las marcas de val y un sonoro gemido salió de él sintiendo que sus piernas no lo podían sostener.

-Tenía tanto, tanto, tanto miedo de no encontrar esto en ti, pero aunque no estuvieran yo te habría elegido el que sí estén es un bonus. Creí que tendría que pelear por mi derecho a tenerte, lo bueno es que aquí están eres mío, sólo mío para siempre - dijo pasando su lengua por el cuello de Val está vez su gemido se escuchó en toda la habitación. Hueles tan bien, tan bien. Calma alma mía

-Por favor yo, yo, yo te nes...

-Shhh, tranquilo sé lo que necesitas porque yo también lo necesito, no te imaginas cuanto te necesito -susurró en la oreja mientras rozaba con sus colmillos el cuello de Val-. Pero no te tomaré aquí eres mío para cuidar y proteger y mereces un mejor trato -su determinación de tomarlo en sus habitaciones dentro de la nave se hacía añicos mientras más respiraba el aroma de Val. Olía tan...bien, tan...suyo, olía como a una victoria después de una gran batalla, agradecía haberlo encontrado pero maldecía la forma en que lo hizo le habría gustado verlo y saber que era su pareja, y enloquecer lentamente hasta llegar a su límite, volverse salvaje mientras lo tomaba no antes eso era lo adecuado, en su lugar ya había enloquecido de lujuria cuando su alma apareció, noto que Val seguía intentado hablarle dentro de su lujuria había algo que le preocupaba

-Si pero hay algo que debo decirte -jadeo contra el amplio pecho-. No...no, no quiero que te enojes y no se como decirlo .

-Lo que sea puede esperar un poco, no te preocupes hay nada que me digas que haga que me enojé contigo, te necesito y tú a mí vamos a mi nave -medio ofreció/ordenó de verdad quería llevarlo a un lugar más adecuado, pero no podía ponerle la ropa que le había quitado sino que continuaba desnudando su torso, su pareja mandaba a volar su fuerza de voluntad con solo su aroma.

En otra habitación los embajadores veían la situación a través de las cámaras con la boca abierta y rogaban a todos los dioses en los que creían para que el cabo Valente continuará con lo que sea que estuviera haciendo y no hiciera enojar al gran extraterrestre con aspecto de poder destrozarlos en un parpadeo, ninguno creía realmente lo del esposo pero tampoco iban a interferir con lo qie sea que estuviera pasando en la habitación.

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