Kairos y Alessia , el primer amor de cada uno, Separados por una promesa de matrimonio. Zahraea, la esposa de Kairos tienen un accidente junto con él por una rabieta de celos de su primer amor. Después del accidente , Kairo puede leer todos los pensamientos de su esposa Zahraea, y Kairos decide no mencionar el divorcio nunca más, pero Zahraea no está de acuerdo con Kairos.
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UN INFIERNO EN CASA
El equilibrio que Kairos y Zahraea habían construido durante un año se rompió tras aquella última conversación.
Antes, al menos había respeto. Ahora, ni siquiera eso.
Kairos dejó de fingir cortesía. Sus respuestas fueron cortantes, su trato desconsiderado. No la miraba a los ojos, no le dirigió palabras innecesarias y Zahraea lo aceptó con la misma indiferencia.
No iba a rogar por algo que nunca había existido entre ellos, pero lo que sí notó fue el cambio en sus hábitos.
Kairos pasó más tiempo encerrado en su oficina, con la puerta bien cerrada. No era difícil imaginar con quién hablaba, con su adorable y delicada flor , Alessia.
Ella no sabía exactamente en qué momento aquella mujer reapareció en su vida, pero sí sabía que se mantenía en contacto constante.
Zahraea no tenía dudas: su esposo estaba sosteniendo su relación con ella en secreto, pero ¿eso la sorprendió? No.
Kairos nunca la había amado y el matrimonio con ella había sido una imposición y él solo estaba volviendo a lo que siempre había querido.
Y a Zahraea … simplemente no le importaba. El clima en casa se volvió frío, casi insoportable.
Kairos ya ni siquiera fingia preocuparse por ella. Lo comprobó la primera vez que cayó enferma.
Fiebre alta, mareos, un dolor tan intenso en el cuerpo que no podía moverse sin sentir náuseas y terminó hospitalizada.
Kairos nunca fue a verla, ni una llamada, ni un mensaje, ni siquiera una pregunta de cortesía, pero Zahraea no esperaba nada de él, sino esperaba nada de sus padres, ¿ por qué debería esperar un gesto amable de alguien que solo sentía resentimiento hacia ella?
Su única sorpresa fue que las enfermeras parecían más preocupadas por ella que su propio esposo, ya que ella no quiso molestar a sus padres para no dañar su imagen de mujer perfecta, y su hermana pequeña solo estaba estudiando en el extranjero y no quería que tuviera preocupaciones y no se pudiera concentrar en sus estudios , ya que ella era la única que la amaba tal y como era, esa comparación tan vaga solo confirmó lo que ya sabía: Kairos Lazarescu no tenía el menor interés en su bienestar.
Y para Zahraea , eso estaba bien porque ahora, ella tampoco tenía el menor interés en él.
Zahraea regresó a casa después de la alta médica con el cuerpo débil, pero con la mente más clara que nunca.
Ya no había dudas, no quedó nada en ese matrimonio y solo crecía un resentimiento en ambas partes , pero mejor para ella porque si llega a tener la oportunidad de acabar con este matrimonio, no tendría piedad para acabar con un negocio matrimonial como el que ella tenía con Kairos Lazarescu.
Cuando cruzó la puerta, la casa estaba en completo silencio. Kairos no estaba allí tampoco le sorprendió, además, él tenía cosas más importantes que hacer. Como hablar con Alessia en privado.
Zahraea subió las escaleras con calma, sintiendo cómo el vacío de aquella casa la envolvía y hace un año, esta misma casa le pareció enorme, lujosa, imponente y ahora, solo la veía como una segunda jaula en su vida esperando la libertad, pero no importaba porque ella ya no iba a quedarse de brazos cruzados.
Si Kairos quería ignorarla, si quería fingir que ella no existía… entonces ella haría lo mismo a su manera.
Los días pasaron y Zahraea se sumió en una rutina donde Kairos era una sombra.
No compartían comidas, no intercambiaban palabras más allá de lo necesario y, cuando coincidían en algún evento, sus interacciones eran casi mecánicas.
La prensa aún hablaba de ellos como la pareja perfecta, pero dentro de esas paredes, lo único que quedaba era resentimiento.
Una noche, mientras revisaba unos documentos en su estudio, escuchó la inconfundible voz de Kairos en la habitación contigua.
— Kairos : ¿Cómo te sientes hoy? … Sí, ya habló con los médicos, Alessia. No tienes de qué preocuparte...
Zahraea se quedó quieta, no fue sorpresa, pero aún así sintió esa punzada de dolor en el pecho.
No porque Kairos estuviera con otra, sino porque su desprecio hacia ella era tan grande que ni siquiera había mostrado una mínima preocupación cuando estuvo hospitalizada, pero para Alessia, él estaba ahí, pendiente de cada detalle de su vida.
Apretó los labios, tomó aire y regresó a su escritorio, no valía la pena escuchar más porque ya lo entendía todo.
Kairos Lazarescu nunca le había pertenecido y tampoco le interesaba que lo hiciera, mientras no dejara que su ridícula de redención hacia su primer no afecte la reputación de amabas familia , era lo único que le importaba por su parte a Zahraea.