En Mi Segunda Vida Soy La Villana

Faltaban ya unos tres días para que se cumpla el tiempo que el templo dijo que atacaría, y ya el templo había reclutado a un gran número de hombres con magia.

Tenían unos 6 mil en total, y todos tenían un gran poder mágico.

Ese día en especial, todos los sacerdotes en compañía de Fausto, estaban en el lugar, en dónde el sacerdote líder, quien lleva por nombre Patrick, le indicaba a todos qué hacer cuando se cumpla el día de ir a la batalla. Allí faltaba un sacerdote, y nadie se había dado cuenta de eso.

Ellos estaban en su plática, cuando de un momento a otro, se escucha un estruendo en todo el lugar, seguidos de varias detonaciones más, que hizo que el templo se estremeciera.

El techo del salón estaba por caerse y todos los sacerdotes salieron a refugiarse, pero por dónde quiera que caminaban, todo ardía en llamas, o si no explotaba fuerte.

Por lo que Patrick ordenó a todos usar magia para salir del templo.

Todos le hicieron caso, y salieron del templo, solo para verse rodeados por un gran número de soldados imperiales, siendo el sacerdote Jonás el líder de ellos.

—Si se rinde, nadie morirá — expresó Cristal con la apariencia de Jonás.

Todos al ver eso, estaban sin habla, ya que aquel hombre era parte de los sacerdotes, y ahora que atan cabos, se dan cuenta de que ese sacerdote nunca compartió con nadie, y siempre se le veía solo, y ahora comprenden el porqué.

—¿Qué significa esto Jonás?—pregunta Patrick y Cristal con disimulo tomó en sus manos una gema para grabar todo lo que dirá antes de cambiar de apariencia.

—Pasa, que me canse de ver cómo mueren mujeres inocentes, todos ustedes tienen complejo de macho alfa, y se la cargan en contra de las mujeres con magia, ellas son solo víctimas de la crueldad y la injusticia, y ustedes las matan como alimañas, sin ellas haber cometido pecado, me cansé de ver cómo ustedes atacan a pueblos enteros, solo para satisfacer sus ambiciones y tú Fausto, eres un gusano, eres cómplice de todos estos asesinos, y también junto con ellos ha planeado la muerte de la familia imperial Silva, pero ya no más — dice y el gran sacerdote Patrick decide hablar.

—Jonás, te falta mucho para ser un hombre de verdad, ¿qué si así es como dices o somos malos y ambiciosos? Nadie en este mundo llega a la cima sin pisotear a los más débiles, estás a tiempo de cambiarte para el bando ganador, eres alguien con talento para la magia, una vez las mujeres con magia fuera de nuestros caminos, los hombres seremos más poderosos que nunca, y si la hemos matado, es por el simple hecho de solo ser mujeres, ellas solo deben ser buenas esposas— dice Patrick.

Fausto decide hablar.

—Ya que no tenemos de otra, no tenemos nada que decir más que pelear para tomar el trono, yo seré la ruina de las mujeres con magia, todas esas alimañas morirán, y si, yo planee la muerte de la familia imperial Silva, y todos nosotros en unos días íbamos a tomar el trono a la fuerza, todos los sacerdotes lo saben— dice el hombre riendo.

Jonás o mejor dicho Cristal, al tener ya la conversación que necesita grabada, deja de grabar y le pasa la grabación a uno de los guardias, quien mediante un portal se regresa al palacio, en dónde lo esperaban el emperadores y los nobles.

Todos estaban en la sala del trono hablando sobre lo que estaba pasando y cuando ese hombre llegó, que mostró las evidencias de los crímenes de esos delincuentes, estaban sin habla, el emperador dio orden de mostrar las evidencias por todo el imperio y usó magia de clonación, para hacer réplicas de la conversación.

Luego dio orden, para que algunos soldados vayan a puntos estratégicos, para que todos vean esa evidencia. La magia de portales ayudó a llegar más rápido.

En cada lugar en donde llegaba el portal, un soldado salía de él y hacía el trabajo.

Con Cristal.

Tras no tener más que hablar, toma su apariencia original, dejando a todos esos hombres malos sin habla.

—Tío Fausto, no creí que tú fueras una basura detestable, ¿Cómo se te ocurre irte en contra de mi familia?— pregunta la niña con enojo.

Fausto solo se ríe de la situación, pues su hermano es un tonto, como para mandar a su hijita a luchar en su lugar, sin saber, que aquella pequeña niña, es una bruja muy peligrosa.

— Sobrina, este no es lugar para ti, regresa a tomar té y a jugar con tus muñecas— dice él y los sacerdotes ríen.

—Eso se lo dejo a mi tonta prima Fátima, yo prefiero eliminar ratas— dice ella y luego de eso, levanta una mano, y activa con un hechizo, las demás gemas explosivas.

Detonación tras detonación era lo que se escuchaba, y los sacerdotes se miraron unos a otros sin saber qué hacer, y nadie sabe cómo es que el templo estaba siendo derribado.

Cristal aprovecha la confusión de ellos y ordena a sus soldados atacar a esos delincuentes, y estos obedecen sin dudarlo.

Ese ataque tomó por sorpresa a los sacerdotes, quienes al ser atacados, también empezaron a defenderse.