Campamento De Verano - Cuidado Con La Hija Del Lobo

Cap. 23

Almendra

Se suponía que no debía volver a encontrarme con Andrea, pero no, el destino se empeña en hacer todo lo contrario conmigo.

Javier

— Javier… antes de ir a mi cabaña, necesito hablar contigo algo muy importante ~manifestó Andrea

Asentí a su petición y nuevamente la llevé hasta mi oficina, la hice sentarse del otro lado del escritorio y yo tomé asiento en mi lugar… un lugar apartado de ella.

— Entonces ¿Qué es eso tan importante? ~cuestioné~

— Quiero comentarte algo que pasó con esa mujer, pero antes debo decir que es una muy mala idea tenerla trabajando aquí, es un peligro para todos aquí

— ¿de que mujer me estas hablando? ~inquirí de mala gana~

— De Almendra claro… ella fue despedida de su antiguo trabajo por haberme agredido, ~recalcó~

Todo lo que Andrea decía no concordaba con la personalidad cariñosa de Almendra, sobre todo cuando se trataba de los niños.

— Javier, creo que seria bueno despedirla, antes de que pueda hacerles daño a los niños o incluso a mi, ella me amenazó, tengo miedo ~lloriqueó~

— Eso no es algo que pueda discutir con usted, no pienso despedir a nadie… le comento tengo muy buenas referencias de Almendra, yo personalmente llamé a sus trabajos anteriores y con sus antiguos jefes.

— Ellos pueden mentir, esa mujer es capaz de embaucar de cualquier forma a los hombres, no me extrañaría que se pusieran de parte de ella.

— De igual forma señorita Andrea, Almendra eso es una decisión que debo tomar yo, usted solo es una trabajadora más aquí en el campamento, lo que ella haya hecho fuera de aquí a mi no me incumbe, mientras siga trabajando bien no tengo motivos para despedirla. Ahora señorita tengo algunos asuntos importantes que tengo que atender

— Está bien, disculpe si lo incomodé con mi petición, espero no se arrepienta de tenerla aquí trabajando.

La mujer se levantó de su asiento y se fue. Por mi parte me sentía más que enojado, ¿acaso ella estaba insinuando que Almendra no era de los trigos muy limpios?

-Dante: No le hagas caso, debe ser un capricho de niñita mimada

-Javier: aun así, no me gustó el tonito que usó para referirse a Almendra

-Dante: deberías haber dejado en claro que Almendra es tu mujer

-Javier: todavía no lo es…

-Dante: eso Andrea no lo sabe.

Antes de salir de mi oficina e ir donde estaban mis padres me quedé unos minutos pensando ¿acaso Almendra sería capaz de endulzar el oído de sus antiguos jefes? No lo creo, es demasiado transparente, ya me habría dado cuenta, de muestra un botón… Yanara la quiere mucho, esa niña es capaz de percibir las malas energías de las personas.

— Javi, tus papás te están esperando, están con los niños ~avisó Clara~

— Si ya voy, estaba en una reunión bastante desagradable … Clara antes de que salgas, necesito pedirte un favor… ¿puedes averiguar por qué Almendra fue despedida de su trabajo anterior?

— Em, claro, eso es fácil, trataré de conseguir esa información a primera hora mañana

Llegué a donde estaban mis padres con los cachorros, y estaban los tres de lo más regalones con mis viejos.

— ¡Hijo! Que bueno verte, pero mira que hermoso estás ~exclamó mi mamá~

Los niños empezaron a reír y burlarse porque mi mamá todavía me trataba como si fuera su niño pequeño, la saludé con un abrazo y besé su frente, miré por todo el lugar

— ¿Dónde está juanita?

— Hijo, esa señora a penas puso un pie fuera del vehículo desapareció ~respondió papá~

— Seguro que se fue a buscar a Maite, luego aparecerá con el aquelarre completo ~comenté~

— ¿con quien estabas? ~preguntó mamá con mala cara~

Con la chef de la sección de los más grandes

— Uf, huele realmente mal

— Jajaja… huele a melón ~dijimos a coro~

algo que sin dudas les causó mucha gracia a los niños.

Almendra

Ha sido una tarde agitada, en este momento con mi angelita estamos terminando de lavar bandejas y cubiertos, tenia muchas ganas de adelantar trabajo para el próximo día, pero, me quedé en las ganas y en vez de hacer eso, decidí irme a la cabaña de los gemelos, los he extrañado mucho estos días, los he visto muy poco.

— Angelita ¿quieres acompañarme donde los gemelos? ~invité~

— Hum… no creo que pueda, tengo una cita con Alonso ~sus ojitos brillaron~

— Uy ¿y como va todo por ahí? ~la observé divertida~

— Nos estamos conociendo… aunque, quisiera de una sacarle toda la ropa y comérmelo enterito ~se mordió el labio inferior~

— Jajaja, me imagino que sí… aquí todos los hombres son guapos

— Si, aun así, el único que tiene tu entera atención es Javier ~expuso risueña~

— ¿qué? No… es el jefe, no lo miro así

— Y que tiene que sea el jefe, no hay una regla que diga que no puede haber una relación sentimental con un compañero de trabajo… si te gusta cómetelo ¿acaso no haces eso con los pasteles?

— Jajaja, Angelica, el está por encima de todos aquí, obvio que no se fijaría en mi

— ¿entonces si te gusta? ~sonrió~

Me quedé en silencio, debatiendo entre si confesar lo que sentía por el jefe o no.

— Uf, Angelica, es difícil, nunca me había sentido tan atraída por alguien… Javier me gusta mucho ~susurré~

Yanara

Es difícil, nunca me había sentido tan atraída por alguien… me gusta mucho. Esas fueron las palabras exactas de la conversación que acabo de escuchar entre mi mami y Angelica, si, ya se ganó el puesto de mami en mi corazón y me está dando mucho material con que trabajar. Con una gran sonrisa marcada en mis labios di tres golpes a la puerta, la loca de Angelica fue quien abrió, cuando me vio de pie al otro lado me tomo en sus brazos y me apretó bien mientras repartía besos por mi pelo.

— Yanara, tan hermosa como siempre ¿Qué haces a esta hora en la cocina?

Cuando me soltó entré de lleno a la cocina, saludé a Almendra y contesté a Angelica

— Vine a ver un ratito a Almendra antes de irme a acostar

Angelica se despidió de nosotras, dijo que tenia una cita con el amor de su vida, por lo que nos dejó solas a mí y a Almendra

— ¿Qué haces aquí tan tarde? ~cuestionó mami~

— Ma… digo, cerecita, vine a pedirte cereal ~hice mis ojitos de cachorro~

— ¿para que quieres cereal a esta hora? ¿quedaste con hambre? ~cuestionó preocupada~

— No, comí con mis abuelos… es que, a veces en la noche despierto y me da mucha hambre ~mentí~

— ¡Oh! Mi niña, obvio que te doy cereal ¿quieres llevar una cajita de jugo?

Preguntó dándose media vuelta mientras empezaba a buscar en el mueble, la caja de cereal y una bolsita hermética.

— Si, de manzana por favor

— Toma Lucecita, si necesitas algo más avísame, ¿sí?

— Em… ¿me puedes dar un abrazo? Te extrañé un montón hoy, casi no te pude ver ~sonreí~

Dicho y hecho, se acercó a mí, se agachó y me envolvió entre sus acogedores brazos, impregnándome de su dulce aroma.

— Gracias Almendra, es mejor que me vaya, las chicas deben estar esperándome… te quiero mucho, buenas noches

No la dejé responder y salí de la cocina a toda máquina, era la hora de llevar a cabo nuestro plan. Me junté con todo el escuadrón y nos dirigimos sigilosamente a la cabaña de la tal Andrea, ella al igual que mami, estaba en su cocina, todavía podíamos ver las luces prendidas. Con las llaves que Felipe consiguió entramos a la cabaña de la mujer e hicimos de las nuestras, nos demoramos alrededor de 30 minutos, mientras Maxi, Olivia y yo estábamos dentro, Nahuel, Felipe, Matilda, Alejandro y Gastón, vigilaban los alrededores.

Cuando sentimos los tres golpes en la puerta supimos que teníamos que salir de ahí rápidamente antes de que nos pillen, nos escondimos en el bosque a esperar, ya todas las luces estaban apagadas, vimos a Almendra caminar a la casa de los gemelos, al parecer esta noche se quedaría con ellos.

— ¿Cuánto se demora esa mujer en prepararse para dormir?

— No sé… ¿Quién se atreve a ir a ver qué pasa?

— Yo, soy uno de los más sigilosos ~Señaló Alejandro~

Y tiene razón, nunca sabíamos cuando estaba cerca, lo observamos moverse rápidamente entre los arboles y colarse por la ventana para ver qué estaba pasando, nos hizo las señas y corrimos velozmente hasta nuestros dormitorios que no estaban tan lejos. Todo estaba en perfecta calma hasta que llegó el momento…

Un fuerte grito resonó por todo el bosque que rodeaba las cabañas y supimos que nuestra bienvenida estaba hecha, sentimos la alarma de uno de los vehículos ¡diosa! Que voz más chillona. Las luces del campamento se prendieron y los adultos empezaron a salir de sus cabañas para ver que pasaba. Otro estruendoso grito se volvió a escuchar. Nos acercamos a la puerta y salimos para ver el escándalo.

Mi papá ya estaba ahí y la tonta mujer estaba colgada de su cuello ¡mierda! No salió como esperaba

— ¡Tu! Tu fuiste… tu maldita ¿así te vas a desquitar conmigo? ~apuntaba a Almendra~

— Andrea calma, respira, cuéntame que pasó

— Esa maldita mujer llenó mi cama de Sapos y renacuajos… y mis zapatillas, están llenas de cereal y pasta de dientes ~chilló~

Almendra que estaba estática en su lugar junto a los gemelos, giró su cabeza como si fuera Emily Rose y fijó su mirada en mí, no estaba enojada, tenía una expresión divertida, me encogí de hombros y negué con mi cabeza. A pesar de mi satisfacción de ver a esa mujer con el pelo desordenado, el maquillaje corrido, sentí una punzada de culpa en mi estómago, solo por el hecho de que aquella desagradable mujer culpara a Almendra.

— Te dije que esa mujer no es buena… tienes que despedirla ahora.

— Yo no hice nada, salí de la cocina y me fui a la cabaña de Dani, no tiene pruebas de que fui yo. Ahora si me disculpan no me interesa nada que tenga que ver con esta señora. Buenas noches

Mami se dio la media vuelta y me hizo una seña de pulgar arriba y me guiñó un ojo en afirmación de que estaba bien la broma. Papá por su lado, le pidió a los centinelas que revisaran bien la cabaña de Andrea para sacar a los pobres sapitos y renacuajos.

Javier

—    Almendra, te quiero en mi oficina ¡ahora!