La Maldición Del Lobo

...En el umbral de la noche, las sombras danzan al compás de los destinos entrelazados, revelando que incluso en la oscuridad más profunda, la luz de la determinación nunca se extingue....

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Bellatrix:

La prueba había concluido, y el tigre albino, ahora con majestuosas alas de un blanco puro, yacía dentro de una caja especial.

La cajita, adornada con intrincados grabados que relataban antiguas leyendas de criaturas aladas, tenía un sistema de ventilación que le proporcionaba aire fresco constantemente.

Observé al tigre a través del cristal transparente, buscando cualquier signo de estrés o malestar.

Para mi alivio, estaba tranquilo, casi sereno, como si comprendiera que esas alas eran parte de su destino.

Me acerqué a uno de mis guardaespaldas, quien esperaba instrucciones con una postura firme y decidida.

\_\_*Este es el regalo de Zoe, \_\_le dije, pasándole la caja con cuidado\_\_. Por favor, cuidenlo bien. \_\_Asentí con la cabeza, y con un breve intercambio de miradas llenas de entendimiento, supe que el tigre estaría seguro*.

Salí de la bodega, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre mis hombros.

Caminé hacia mi troca, una bestia de metal que me esperaba pacientemente.

Una vez dentro, le indiqué al conductor que nos dirigiera al hotel.

El motor rugió suavemente y nos adentramos en las calles de la ciudad.

La tranquilidad de la mañana se rompió abruptamente cuando un chirrido agudo rasgó el aire y la troca se detuvo con un golpe seco.

Fruncí el ceño, confundida, y miré por la ventana. Camionetas nos rodeaban, y de ellas emergieron soldados armados, apuntando directamente a nosotros.

\_\_*Disculpe, jefa, vamos a arreglar esto, \_\_dijo mi guardaespaldas, saliendo de la troca con determinación*.

Antes de que pudiera intervenir, me adelanté, saliendo con elegancia y una furia contenida.

\_\_¿*Cómo se les ocurre apuntarle así a mis guardaespaldas? ¿Y por qué demonios interrumpen mi camino de esta manera? \_\_gruñí, protegiendo a mi guardaespaldas de la mira del soldado más cercano*.

Los soldados parecían desconcertados ante mi presencia imponente.

Con cada paso que daba, sentía cómo el poder que emanaba de mí los hacía dudar.

Estaba lista para enfrentar cualquier amenaza, para proteger lo que era mío.

Y nadie, ni siquiera un ejército, se interpondría en mi camino.

Los soldados, uno tras otro, bajaron sus armas en un gesto de sumisión y respeto.

Me crucé de brazos, observándolos con una mezcla de desdén y autoridad.

Uno de ellos, el que parecía llevar el mando, se adelantó con una reverencia torpe. __Señorita Bellatrix, discúlpenos. Pensamos que era la criminal que mató a alguien y estaba huyendo de la escena, __explicó con voz temblorosa.

Suspiré, frustrada por la incompetencia que me rodeaba. __Sí, como sea. Asegúrense de que no vuelva a pasar. Detengan a todas las trocas similares y cierren las fronteras para que no se les escape. Y, por favor, usen un poco el cerebro, __dije con sarcasmo.

Con un gesto de mi mano, indiqué a mi guardaespaldas que volviera a la troca mientras la otra arrancaba con el regalo de Zoe.

\_\_*Lo sentimos, señorita. Su troca se parece a la que huyó de la escena, \_\_se excusó otro soldado*.

Sonreí con superioridad. __Es imposible. La mía tiene un toque único, __respondí con un tono de egoísmo.

Fue entonces cuando una camioneta negra se detuvo con autoridad, y los soldados se apartaron formando un pasillo.

De ella descendió un hombre imponente, un sargento musculoso con una mirada que destilaba experiencia y firmeza.

Lo miré con la ceja alzada, esperando una explicación.

\_\_*Sargento Torres, \_\_se presentó con una voz que resonaba con autoridad\_\_. Señorita Bellatrix, necesitamos su ayuda con un caso*.

Le sostuve la mirada, evaluando sus intenciones. __Continúe, __dije finalmente, dando un paso adelante.

El sargento me relató los detalles del caso, y supe que este encuentro no era casualidad.

Algo más grande se ocultaba detrás de esta interrupción, y yo estaba a punto de descubrirlo.

El sargento Torres se acercó, su presencia imponía un respeto innegable. __El caso que quiero que me ayude es de un capo, __comenzó, su voz grave llenaba el espacio entre nosotros__. Hemos estado rastreándolo, pero siempre logra desaparecer de nuestros radares. Mandamos a gente a que lo capture, pero al día siguiente, los encontramos muertos en puentes y lugares abandonados.

Le sostuve la mirada, sin inmutarme. __Interesante. A mí no hay nada que se me esconda, podré con ello. Pero, ¿de cuánto hablamos? __pregunté, mi tono dejaba claro que mi interés era más que profesional.

\_\_*Hablamos de mucho si logra capturarlo, \_\_afirmó el sargento\_\_, pero tenemos a una chica que empieza en esto del espionaje y quiero que la entrene bien*.

En ese momento, se apartó y gritó una orden.

Volví mi atención a la camioneta y por ella salió Sabina.

(Por el amor de las brujas, ¿en serio me va a tocar con esta incompetente?) pensé para mí misma.

\_\_*No, yo trabajo sola. No necesito enseñar a nadie, \_\_dije con irritación*.

Sabía muy bien que esta chica no era confiable.

El sargento frunció el ceño, claramente no esperaba mi rechazo. __Señorita Bellatrix, no es una sugerencia. Es una orden, __replicó con firmeza.

\_\_*Una orden que rechazo, \_\_contesté, cruzándome de brazos\_\_. Si quiere que tome este caso, será bajo mis condiciones. No tengo tiempo para niñeras*.

Hubo un momento de tensión, donde el sargento y yo nos medimos con la mirada. Finalmente, asintió con la cabeza. __Está bien, pero espero resultados, __dijo antes de darse la vuelta y marcharse.

Miré a Sabina, quien parecía tan incómoda como yo.

\_\_*Escucha bien, si vas a estar en mi sombra, más te vale estar a la altura, \_\_le advertí*

antes de subir a mi troca y alejarme del caos que había interrumpido mi día.

Desde el espejo retrovisor, los ojos de mi guardaespaldas se encontraron con los míos por un instante.

Suspiré profundamente, la idea de que esa chica inexperta me siguiera los pasos me irritaba.

\_\_*Este caso será mío, no de ella, \_\_murmuré para mis adentros*.

Sabina, con su cercanía a Ezekiel, definitivamente tramaba algo, y estaba decidida a descubrirlo, aunque fuera lo último que hiciera en este mundo traicionero.

La troca se detuvo frente a mi hotel, y con un gesto de frustración, salí del vehículo.

Mis amigas, las guardaespaldas, me interceptaron antes de que pudiera entrar.

\_\_*Tenemos que hablar, \_\_dijo una de ellas, guiándome hacia el sótano del hotel*.

Allí, en la penumbra iluminada solo por la luz tenue de unas cuantas lámparas, comenzamos la reunión.

Discutimos los operativos pendientes, cada uno con sus propios riesgos y complejidades.

Analizamos estrategias y asignamos tareas, pero una conversación en particular captó mi atención.

\_\_¿*Y la muerte de quién hablaban? \_\_pregunté, confundida por el nombre que había surgido entre susurros*.

Las miradas se cruzaron, cargadas de un peso que presagiaba malas noticias.

\_\_*Jefa... Morgan amaneció muerta esta mañana, \_\_reveló una de ellas con voz sombría*.

El dolor se apoderó de mi pecho, y sin poder contener la ira, golpeé la mesa con fuerza.

\_\_*Maldito Ezekiel, sé que fuiste tú, \_\_gruñí entre dientes*.

Una de las guardaespaldas se acercó, su rostro era un lienzo de seriedad.

\_\_*Morgana tenía marcas de tortura... y esta nota, \_\_dijo, extendiendo un pedazo de papel arrugado hacia mí*.

Desdoblé la nota con manos temblorosas y leí el mensaje de advertencia:

“La sombra de la muerte se cierne sobre aquellos que desafían el orden establecido. Que este sea un recordatorio de que nadie está fuera de nuestro alcance.”

La amenaza estaba clara, y la firma al final era un símbolo que conocía demasiado bien.

Era una declaración de guerra, y yo estaba lista para responder.

Respiré hondo, intentando calmar la tormenta que se gestaba en mi interior.

\_\_*Bien, ahora necesitamos encontrar al capo del que hablaba el sargento. Necesito información de él hasta el más mínimo detalle; que nada se les escape, \_\_instruí a mis guardaespaldas con una voz que no admitía réplica*.

Ellas asintieron, y me alejé para atender otros asuntos pendientes.

Mi guardaespaldas más leal llegó con la caja que contenía a mi preciado tigre.

Con cuidado, la coloqué en la habitación de Zoe y liberé a la majestuosa bestia.

Le ajusté un collar forjado con magia de hielo, adornado con un cristal tallado en forma de ojo, el Ojo que Todo lo Ve, capaz de protegerlo de cualquier mal.

Después, abrí mi laptop y comencé a recopilar datos sobre el capo.

Su apariencia era esquiva, siempre oculta tras sombras y disfraces, pero no por mucho tiempo.

\_\_*Una vez te atrape, iré tras Ezekiel*, \_\_murmuré, *pero un suspiro escapó de mis labios al pensar en mi siguiente movimiento*.

Busqué en mis contactos y marqué el número de mi madre.

\_\_*Madre, lamento darte la noticia. Morgana amaneció muerta hoy. Por favor, tengan cuidado, aumenten la seguridad y dile a papá que esté alerta. Cualquier cosa, díganmela e iré de inmediato, \_\_dije con una voz quebrada por la preocupación*.

Colgué el teléfono y contemplé la pulsera que mi madre me había hecho, ahora rota.

(¿Por qué se rompió? ¿Qué pasó?)

me pregunté, confundida.

Sacudí la cabeza, intentando despejar las dudas, y envié un mensaje a mis guardaespaldas que estaban con Zoe: __Por favor, no desprendan la vista de mi pequeña, por favor. __Pronto recibí una respuesta__: A sus órdenes, jefa.

Una sonrisa cansada se dibujó en mi rostro.

Doce meses han pasado, doce meses de sombras y pistas entrelazadas en la cacería del capo.

La información se acumula en montañas de datos y conjeturas, y Sabina, con su insistencia y exigencias, me sigue de cerca.

Aunque no puedo evitar sospechar de sus intenciones, mi atención se centra en Zoe.

La alegría con la que ha acogido al tigre alado es un bálsamo para mi alma.

Le ha comprado accesorios, le ha enseñado a ocultar y desplegar sus alas; es una tutora nata, y su brillantez académica solo confirma su excepcionalidad.

Mientras tanto, mi madre ha reforzado su seguridad, una respuesta necesaria ante la ola de asesinatos que azota la ciudad.

Y ahora, aquí estoy, frente al espejo, preparándome para la inauguración de mi edificio.

La emoción burbujea dentro de mí, tan efervescente que incluso Zoe se ha sumergido en la celebración, eligiendo su atuendo con un entusiasmo contagioso.

He notado algo peculiar, un tatuaje que ha aparecido en mi piel como por arte de magia, un símbolo que se siente ancestral y poderoso.

Zoe dice que es un signo de nuestra unión, que su loba me ha elegido como madre.

Esa idea me llena de una felicidad inesperada.

Sonrío mientras me deslizo en mi vestido rojo, una pieza que promete ser la protagonista de la mañana.

El tejido se adapta a mí, realzando cada curva con una promesa de misterio y poder.

Los tirantes finos son casi etéreos, y el escote en V es un juego de seducción y discreción.

Mis pulseras negras, cada una marcada con recuerdos de victorias y pérdidas, tintinean con una melodía de resiliencia.

Me elevo sobre mis tacones negros, que me separan del suelo común y me elevan hacia mi destino.

Mis pasos son seguros, cada uno un eco de mi determinación.

Mi cabello azul, libre y salvaje, es un estandarte de mi individualidad, ondeando al compás de mis movimientos.

Foto del vestido:

Este dia no es solo una celebración; es una declaración.

Mientras me preparo para enfrentar lo que viene, sé que los lazos que me unen a Zoe y el misterio del tatuaje son piezas de un rompecabezas que apenas comienza a revelarse.

Al terminar de arreglarme, salí de mi habitación con la expectativa de encontrarme con Zoe.

Ella apareció, como una visión nocturna, su vestido negro fluyendo con una elegancia innata.

Las pulseras plateadas que adornaban sus muñecas tintineaban con cada movimiento, y sus tacones negros, obras maestras de estilo, complementaban su porte distinguido.

Su cabello oscuro, tejido en ondas perfectas, caía en cascada por su espalda, enmarcando su rostro con una gracia natural.

Foto del vestido de zoe:

Descendimos las escaleras del hotel, conscientes de que mis guardaespaldas ya nos esperaban en el edificio.

La urgencia nos impulsó a apresurarnos; nos metimos en mi troca y arranqué a toda velocidad hacia mi edificio, el epicentro de mis ambiciones y sueños.

Durante estos meses, había reclutado a un ejército de talentos para mi club: bailarines, mixólogos, científicos para el laboratorio, y artistas, una elección personal de Zoe.

Mi cuartel de espías estaba listo, equipado con cámaras, algunas a la vista y otras ocultas, para que nadie pudiera detectarlas.

Al llegar al edificio, una alfombra roja nos recibió, extendiéndose como un río de honor y celebración.

Foto del edificio:

Mis guardaespaldas abrieron las puertas con precisión militar; Zoe y yo caminamos sobre la alfombra, nuestras figuras imponentes capturando la atención de todos.

Las cámaras destellaban, capturando el momento para la eternidad.

Al llegar al listón ceremonial, me giré hacia la multitud que nos observaba con expectación.

\_\_*Gracias a todos por estar aquí en este día tan especial, \_\_comencé, mi voz resonando con fuerza y claridad\_\_. Cada uno de ustedes ha sido parte de este viaje, y sin su apoyo, este sueño no se habría hecho realidad. Este edificio es más que piedra y acero; es un símbolo de nuestra comunidad, de nuestra pasión y de nuestro futuro. Juntos, cruzaremos nuevos umbrales y alcanzaremos cimas aún más altas. ¡Gracias por creer en este proyecto y en mí! \_\_Con esas palabras, corté el listón*, *inaugurando oficialmente una nueva era de éxito y poder*.

La multitud comenzó a fluir hacia el interior del edificio, y me hice a un lado, observando.

Zoe estaba tensa, su rostro pálido como si presintiera algo oscuro en el aire.

Seguí su mirada, pero no vi nada inusual hasta que un individuo con capucha, que grababa con su teléfono, captó mi atención.

Al notar mi vigilancia, se deslizó entre la gente.

Con un gesto discreto, envié a mis guardaespaldas tras él.

En la multitud, distinguí a Ezekiel y Sabina.

( ¿Habían venido a arruinar mi dia?) No, no lo permitiría.

Tomé la mano de Zoe y la guié hacia el bar del edificio.

Nos acomodamos en el sofá, y allí, en ese oasis de calma, nos sumergimos en una charla agradable.

\_\_*Zoe, \_\_comencé, sonriendo mientras acariciaba su mejilla\_\_. Mañana tengo que atrapar al capo. Es una misión peligrosa, pero necesaria. Quiero que disfrutes esta mañana tanto como yo, porque después, tendré que prepararme mentalmente para lo que viene*.

Zoe asintió, su expresión seria y comprensiva. __Lo sé, Mami. Estaré aquí para ti, pase lo que pase.

Le sostuve la mirada, la profundidad de mis ojos revelando la seriedad de mis palabras.

\_\_*Sea lo que sea que me pase por meterme en esto, quiero que luches contra todo. Tienes el poder, tienes a mis guardaespaldas, y tienes mi imperio completo. Cuídate, mi niña, mientras yo me voy a esta misión*.

Ella asintió, una promesa silenciosa entre nosotras.

La mañana se desplegaba ante nosotras, llena de luces y sombras, pero en ese momento, solo importaba la conexión que compartíamos, un lazo inquebrantable que nos unía frente a cualquier adversidad.