Un Nuevo Corazón.

David pudo morir ese día, sus posibilidades eran tan escasas que incluso hubo que considerar un funeral.

Estuvo aislado por al menos dos meses, debido a una bacteria que estuvo habiendo estragos en su gran herida en su abdomen.

Durante ese tiempo, Carlos y Miranda se estuvieron escondiendo en Brasil, derrochando dinero por doquier, playas, restaurantes, casinos, bares, en fin, dándose una vida de magnates.

En casa de Lorena, el vacío era brutal, Carina no la visitaba, se pasaba la mayor parte del tiempo en el hospital cuidando de David.

Por las tardes y noches, iba a casa de Danna.

Habían sanado las heridas del pasado, aquellas fotos que se filtraron por toda la comunidad escolar y que habían obligado a Danna a dejar su escuela, ahora eran recuerdos, horribles recuerdos.

__Danna, tengo una excelente propuesta para trabajar en México, ¿crees que sea bueno?.

Juan Carlos no podía seguir separado de sus amigos, especialmente de Iván.

__Por Dios, pero claro que será bueno, verás que estarás mejor acá...

Pronto estaba viviendo en un exclusivo departamento ubicado en una de las zonas más costosas de la ciudad.

Rosalinda se hacía cargo de Castmar Corp, mientras David convalecía, cada día descubría algo diferente.

David, no solo salvó la empresa de un embargo, la sacó del fango en el que Carlos la había sumido, Omar se había enfocado tanto en cuidar de Danna que dejó la empresa en manos equivocadas, Carlos solo sacaba dinero de ella, pero nunca se preocupó por nuevos contratos o conseguir grandes lanzamientos.

David en realidad estaba siendo un buen chico, Rosalinda estaba tan concentrada en algunos documentos que no vio llegar a su padre.

__No deberías trabajar tanto, te vas a enfermar.

¡¡Papá!!, que alegría verte, ¿cuándo volviste?.

__Estaba pensando en David, ese muchacho debe estar mejor en casa...

Rosalinda lo miró extrañada.

__¿En casa dices?.

__Así es, piénsalo, ese hospital es de los mejores, pero estaría mejor cuidado con su familia, con la milagrosa comida de Sara y rodeado de vegetación, en su habitación no ve más que paredes blancas.

__No lo sé, tengo que consultarlo con Danna.

__Por cierto, por la noche tengo una cena importante, tienes que acompañarnos, con Danna claro.

__Papá, tengo muchos pendientes, Danna está al mando de la joyería, debe sacar en la próxima semana la nueva colección y entre el hospital y tanto trabajo me da miedo que vaya a colapsar.

__Mi nieta es fuerte, mi sangre corre por sus venas... tengo una duda Ros, ese doctor que tanto se lleva con ella, ¿la pretende?...

__¿Quién, Juan Carlos?. __Rosalinda se río sonoramente.

Don Ignacio levantó la ceja.

__Si, el mismo.

__No, papá, el doctor es hermano de Danna.

El padre de Rosalinda abrió sus ojos al mismo tiempo que su boca y si sus orejas hubieran sido más grandes se hubiera visto el momento en el que las movió.

__¿Que locuras dices?...

__Es hijo de Omar, cuando éramos novios y tú lo obligaste a mis espaldas, a irse del pueblo, él fue a la ciudad y mientras estudiaba conoció a una mujer, bueno una cosa llevó a la otra y luego pues no resistió y volvió por mí.

__Pero...te engañó...

__No lo hizo, terminamos y quiso en verdad renunciar a mí, nunca lo culparía, jamás me ocultó nada, el niño nació y Omar nunca supo de su existencia, hasta que vio a la mamá en Boston, lo demás es historia.

Don Ignacio se rascó la ceja.

__Mi vida rodeada de balas y sangre, no se compara en nada a la tuya, toda una novela.

Danna al fin pudo presentar sus nuevas creaciones, inspiradas en el antiguo Egipto, las joyas eran bellísimas, hechas en oro amarillo y piedras preciosas, con orfebrería y hechas a mano. Solo le faltaba una cosa, probablemente la más importante, una modelo.

Vió salir de una tienda de cosas chinas a una mujer ordinaria, pero hubo algo que le llamó la atención.

__Hola señora...

Cuando la mujer se dio vuelta, pudo ver que era Melina, la madre de David.

__Lo siento... hola, yo soy Danna, soy nieta...

__Sé quien eres... te ves muy linda.

Danna se sorprendió, la señora nunca hablaba, tampoco mostraba señales de querer hacerlo nunca.

__¿Que está haciendo por aquí?.

__Estoy comprando un regalo para el nieto de don Ignacio, parece ser que lo llevarán a casa.

Su voz era tan linda, aunque otra cosa robó la atención de Danna.

__Mamá, ¿cómo que van a sacar a David del hospital?.

__Fue idea de tu abuelo, dijo que se recuperará más rápido si está en un lugar distinto al hospital.

__A dónde lo llevarán, por Dios mamá, en mi casa no...

__Tranquila, va a ir a la casa del lago, a propósito, hoy cenamos con tu abuelo, es importante.

Danna había visto extraño que Melina anduviera sola, bueno con dos escoltas en el centro comercial, pues según parecía ella no podía hacer nada sin ayuda.

Se arregló muy bien, un vestido discreto y solo un ligero maquillaje para ocultar las enormes ojeras que le estaban recordando su falta de sueño.

__Y bien papá, ¿qué sucede?.

__Si abuelo, ¿por qué tanto misterio?.

Rosalinda y Danna vieron llegar a Melina, hermosa como nadie y tan humilde, casi siempre llevaba un velo, cubriendo la cicatriz en su cara, pero no hoy, hoy lucia tal cual era.

__Buenas noches. __Saludó educadamente.

__¿Que es esto papá?.

__No soy yo quien tiene que hablar... solo escuchen.

Melina, les contó su tragedia y como logró salir de la depresión que le causó perder a su esposo y a su hijo según creyó.

Don Ignacio siempre supo que el niño que supuestamente nació de Lorena, no era suyo, pero nunca lo pudo comprobar.

Malina cayó en una especie de trance, no habló de lo que pasó, hasta el día que don Ignacio le hizo saber que David era su hijo y que estaba muriendo.

Don Ignacio se había convertido en su ángel guardián y estaba completamente agradecida por ello.

__Todavía tengo miedo, Lorena está por ahí, libre y cerca, así que por ahora no quiero que sepa que estoy sana, quiero que piense que estoy loca o desmemoriada.

Rosalinda y Danna se tomaron bien la idea de por el momento no hablar nada de la salud de Melina, ella quería hacer las cosas a su manera, incluyendo David, no le dirían que sus padres no eran sus padres.

Lorena estaba a punto de ir a la cama, cuando recibió una llamada.

__¡¡Por favor, no me cuelgues?, por favor Lorena escucha lo que tengo que decir...

Su semblante se volvió piedra, de todas las llamadas que esperaba recibir, esa no era lo que ella deseaba.

__Miranda, ¿no conoces la vergüenza?, después de que Carlos y tú se revolcaran a mis espaldas, todavía tienes el descaro de llamar...

__El abusó de mí, tienes que creerme, yo no podía hacer nada, él me tenía amenazada, sabes de lo que es capaz, por favor ayúdame... te lo juro, él dijo que si yo hablaba, despedirá a mi papá, además, mencionó algo de una venganza hacia David, yo solo estoy en medio, no sé qué más hacer o decir...

__¿Que quieres?.

__Estoy sola, mi papá me odia y no me va a dar dinero, no tengo dónde dormir, solo quiero que me des acceso a mis cuentas de nuevo...

__No voy a hacer eso, Carina tiene todas las contraseñas y a mí también me congelaron mis fondos, lo lamento...

__Por favor Lorena...

Carlos mientras tanto, dejaba besos en la clavícula de Miranda, bajando hasta sus pechos, haciendo tragar el gemido.

__Dame un número de cuenta, pero Miranda, no sé te ocurra denunciar a Carlos o aparecer por acá, David está según sé, muy grave y Carina va a barrer el piso contigo...

__Gracias Lorena, te quiero mucho, no sabes lo que significas para mí eres como mi madre...__Dijo eso, mientras soportaba los calambres que estaba teniendo por tener los dedos de Carlos, dentro de ella.

Lorena no le creyó ni una palabra, pero sabía que sin dinero Miranda podía salir y hablar con los medios, revelando cosas y afectar a sus hijos.

__Solo espero que sea la última vez que llames y espero por tu propio bien, que no te encuentres con Carlos nunca más, porque entonces, seré yo quien te mande directo al infierno...

Del otro lado Miranda se tensó, Lorena nunca había hablado así, tan cruda y amenazante. Casi siempre era la sombra de Carlos, solo detrás suyo, siguiéndole como un perro a su dueño.

Carlos por su parte ignoró la llamada, siguió besando y acariciando el cuerpo de la mujer, aspirando de vez en cuando una línea de polvo blanco y obligando a Miranda a hacerlo también.