Mis Tres Vidas

No se cómo me trasladé hasta acá, estoy aturdido, lo último que recuerdo era que bebí un sorbo de agua para luego ir junto a mi abuela, pero en su lugar me encuentro en un aula, sentado frente a un enorme pizarrón. Todo es distinto, muy moderno, más de lo que estoy acostumbrado. Me toma un poco de tiempo asimilar que estoy en otra época, otro siglo.

En mi mente hay recuerdos de quién soy en está vida. Me resultó raro, ya que en las pruebas pasadas yo era incapaz de comprender y recordar lo que ocurría. Al parecer esta vez algo salió mal con la posición. Elizabeth se pondrán sumamente contenta al ver que recuerdo y no debe esforzarse está vez por hacerme entender.

Miro a mi alrededor y la busco entre las chicas de la clase, con la esperanza de que me esté mirando también, besarnos y regresar al bosque Buery para vivir una vida entera juntos. No logro divisarla, en eso suena la campana en señal del comienzo del un nuevo turno, casi olvido que estoy en una escuela.

La puerta se abre y allí está ella, tan bella como siempre, lleva su pelo largo muy estirado, le llega a las caderas. Usa una falda negra con una camisa blanca por dentro y unos tacones negros. Su apariencia es una mezcla de madurez con belleza, pero esos ojos grises sin mi perdición, los adore desde el minuto cero en que la vi por primera vez.

Al verla la busco con la mirada, espero se fije en mí y ver si su rostro se torna feliz de verme y notar que esta vez si puedo recordar. Me mira pero no se detiene más de un segundo, como si fuera alguien más de la clase. Entonces recuerdo que en esta reencarnación soy diez años menor que ella, soy su estudiante, ella es mi profesora.

Tengo diesciocho y ella veintiocho.Jamas sé a fijado en mí, ni una sola vez siquiera. Ella es reservada, nunca se le ha conocido pareja y no suele tener amigos, ni familia cercana que la frecuente. Yo vivo con mi madre en un suburbio de la Habana. Estoy por culminar mi educación media elemental.

No conforme con ver que Elizabeth no se detiene al verme, la alcanzó en el pasillo al terminar el turno.

- Buenas tardes profesora. Le digo mientras le tomo el brazo en señal de que se detenga,ya que va muy deprisa.

Voltea y retira el brazo, liberándose del mío.

- Buenas tardes, responde. ¿Arón verdad? Me pregunta.

- Si, le confirmo.

- Tú dirás.

La miró a lo ojos.

-¿ Me recuerda de algún lugar, sabe quién soy? Le digo desesperado.

Me mira con asombro, incluso un poco de temor y niega con la cabeza a la vez que da unos pasos hacia atrás para alejarse de mí un poco. Noto que es real, que no me reconoce y finjo que todo era una broma. Sonríe por educación y se marcha apresurada.

Yo en cambio quedo desbastado. Todo depende de mí ahora. Soy menor que ella, no me recuerda para nada. Solo espero ser capaz de enamorarla como ella lo logró conmigo y vencer esta última prueba. Creo que esta es doblemente difícil, más aún por ser yo quien recuerde.

Voy a casa, poco a poco mi mente va indicándome recuerdos vividos en esta vida y voy comprendiendo mejor este nuevo mundo, avanzado para mí. Llego a casa y voy directo a mi cuarto, quiero buscar más información sobre ella, que le gusta, que hace. Algo que me permita llegar a llamar su atención y se fije en mí.