En esta nueva aventura, Liz Asiria, la sirena bruja, se embarca en una travesía con su variado grupo de amigos: Kai, un vampiro con habilidades sobrenaturales; Basil, un dragón legendario conocido como Leviatán; Demian, un semidios con la esencia de Anubis en sus venas; Sirius, un hombre lobo Alfa con un instinto agudo; y Melissa, una cazadora experta. Juntos descubren una antigua puerta escondida en las profundidades del océano que los transporta a Akvy, un mundo lleno de enigmas y desafíos.
En Akvy, el grupo debe enfrentar una serie de pruebas mágicas y secretos oscuros que podrían desestabilizar tanto su mundo como el nuevo al que han llegado. Cada uno utilizará sus habilidades únicas para resolver misterios, luchar contra criaturas y descubrir la verdad detrás de la puerta interdimensional. La aventura pondrá a prueba su valentía y la solidez de su amistad mientras exploran este enigmático y peligroso nuevo reino solo para cumplir con la profecía de la "hija de Poseidón."
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Capítulo 15: El Rey Sylph de Roca
Liz y Demian avanzaban a través de la densa oscuridad que envolvía la cueva, sintiendo cómo el aire parecía llenarse de electricidad a medida que se acercaban a la salida de la cueva del Faro de los Vientos Susurrantes. Los ecos de la batalla resonaban en la distancia, susurros de una lucha feroz que los apremiaban a acelerar el paso. El corazón de Liz latía con fuerza, tanto por la preocupación como por la determinación de cumplir con la misión. Cuando llegaron al claro que los sacaba de la cueva del faro, la escena que los recibió fue desoladora.
Kai, Basil, Melissa y Sirius estaban rodeados por los Sylphs de Roca, con movimientos ágiles como el viento. Sus ataques habían superado las defensas del grupo, y los cuatro yacían heridos en el suelo, luchando por mantenerse en pie.
Melissa, herida en un costado, aún blandía su navaja con manos temblorosas, su mirada fija en los Sylphs con una mezcla de furia y desesperación. Kai, con colmillos descubiertos y ojos rojos brillantes, intentaba levantarse, pero su fuerza vampírica parecía desvanecerse ante el poder de los guardianes. Basil, con escamas relucientes en sus brazos y cuello, rugía con la furia de un dragón, pero incluso él se veía abrumado, incapaz de desatar su verdadero poder. Sirius, en su forma de lobo, mostraba los colmillos, protegiendo a sus amigos con el último aliento, pero sus heridas eran profundas y sus movimientos, lentos.
"¡Demian, Liz!" - gritó Melissa con un hilo de voz al verlos llegar, su esperanza renovada al verlos sanos y listos para luchar.
Sin pensarlo, Liz y Demian se lanzaron al combate. Demian invocó el poder de Anubis, sus ojos resplandeciendo con un brillo dorado mientras desataba una tormenta de arena que envolvió a los Sylphs, cegándolos momentáneamente. Con la hoz que invocó en su mano, cortaba con precisión, rompiendo las defensas pétreas de los guardianes. Liz, por su parte, conjuró la magia de su linaje sirena-bruja, canalizando la energía del agua y el viento para golpear a los Sylphs con ráfagas cortantes y torrentes de agua que erosionaban su piel de roca.
"¡A la cima del faro!" ordenó Liz, guiando al grupo hacia su objetivo mientras Demian mantenía a raya a los Sylphs restantes. Con esfuerzo, Kai, Basil, Melissa y Sirius se unieron a la formación, luchando a pesar de sus heridas.
Finalmente, lograron abrirse paso hasta la cima del faro, una puerta de piedra antigua con inscripciones en un idioma olvidado. Pero su victoria fue efímera. Desde lo más profundo en la cima faro, el Rey de los Sylphs de Roca emergió, una colosal figura de piedra con ojos como gemas que brillaban con una luz azulada. Su mera presencia hizo temblar la tierra bajo sus pies.
"No permitiré que enciendas la luz del faro, este territorio me pertenece" - tronó el Rey Sylph, su voz resonando como un terremoto.
El grupo, ahora reunido y en formación, se preparó para enfrentar al poderoso Rey Sylph, alineándose en un semicírculo con Liz y Demian al frente, y los demás cubriendo sus flancos. La tensión en el aire era palpable, y cada uno de ellos sabía que se enfrentaban a un enemigo mucho más poderoso de lo que habían anticipado.
El Rey Sylph lanzó el primer ataque, levantando su brazo colosal de piedra. Con un movimiento brusco, arrojó enormes fragmentos de roca como proyectiles, cada uno cargado de energía mágica. Liz, con reflejos rápidos, levantó una barrera de agua en espiral, desviando los proyectiles, pero la fuerza detrás de ellos hizo que su defensa vibrara peligrosamente. Demian, con la hoz en mano, desvió uno de los fragmentos, pero la onda de choque lo hizo retroceder varios pasos, forzando a Kai y Basil a sostenerlo para evitar que cayera.
Sirius, en su forma de lobo, saltó hacia el Rey Sylph, sus garras y colmillos extendidos en un ataque feroz. Sin embargo, el Rey Sylph apenas se inmutó; con un simple gesto, generó un torbellino de polvo y piedras que envolvió a Sirius, lanzándolo violentamente contra el suelo. Sirius gimió de dolor, sus costillas crujieron bajo la presión del impacto, pero se levantó nuevamente, decidido a seguir luchando.
Melissa, a pesar de la profunda herida en su costado, disparó una ráfaga de flechas encantadas, cada una cargada con magia destinada a penetrar la dura coraza del Rey Sylph. Las flechas se incrustaron en su piel pétrea, pero en lugar de hacer retroceder al coloso, este las absorbió como si fueran parte de su propia estructura. Con un rugido, el Rey Sylph desató una onda expansiva de energía mágica que hizo que Melissa cayera de rodillas, su visión nublada por el dolor.
Basil, dejando salir la furia de Leviatán, se transformó parcialmente, sus brazos cubriéndose de escamas brillantes, sus ojos encendidos con un azul profundo. Con un rugido dracónico, lanzó un torrente de fuego azul hacia el Rey Sylph. Las llamas envolvieron al coloso, pero, como una montaña imperturbable, el Rey Sylph emergió del fuego sin un rasguño. Con un movimiento de su gigantesca mano, creó un muro de piedra que se alzó entre él y Basil, bloqueando su camino y atrapándolo momentáneamente. Basil, frustrado, golpeó el muro con toda su fuerza, pero apenas hizo una grieta en él.
Liz, sintiendo que las fuerzas de sus amigos se desvanecían, intentó convocar una poderosa tormenta. Sus manos se alzaron, y el cielo comenzó a oscurecerse, pero antes de que pudiera desatar el poder acumulado, el Rey Sylph la interrumpió, lanzando una ráfaga de esquirlas de piedra directamente hacia ella. Liz apenas logró evadirlas, pero una de las esquirlas rozó su brazo, dejando un corte profundo. El dolor fue punzante, y su concentración se rompió, haciendo que la tormenta que estaba convocando se disipara en el aire.
Demian, viendo a Liz herida, cargó directamente contra el Rey Sylph, invocando todo el poder de su linaje semidivino. Sus ojos brillaron con la luz dorada de Anubis mientras lanzaba cortes precisos con su hoz, cada uno destinado a golpear los puntos vitales del coloso. Sin embargo, por cada corte que lograba infligir, el Rey Sylph lo golpeaba con una fuerza abrumadora. Con un solo golpe de su puño pétreo, el Rey Sylph envió a Demian volando por los aires, estrellándolo contra una roca cercana. Demian se levantó con dificultad, su cuerpo temblando por el impacto, pero la determinación en sus ojos seguía intacta.
Con cada ataque, las heridas de Kai, Basil, Melissa, y Sirius se reabrían, el dolor comenzando a superar su resistencia. La sangre goteaba de sus cuerpos, y sus movimientos se volvían cada vez más lentos. Liz, jadeando por el esfuerzo, sintió sus piernas flaquear. Sabía que estaban al límite, y que si no encontraban una forma de cambiar el rumbo de la batalla, podrían no sobrevivir.
La situación era desesperada. El Rey Sylph estaba claramente por encima de sus capacidades actuales, y cada ataque suyo los empujaba más cerca de la derrota. Con cada segundo que pasaba, sus fuerzas menguaban, y el peso de la misión que llevaban sobre sus hombros se volvía casi insoportable. Pero, a pesar de todo, Liz y Demian se negaron a retroceder. Estaban determinados a luchar hasta el final, sabiendo que el destino de Akvy dependía de ellos.
Cuando todo parecía perdido, un aura oscura y poderosa emanó del Cristal del Alba que el Rey Sylph soltó tras el último golpe que recibió. La energía se expandió rápidamente, envolviendo el campo de batalla en una neblina densa y oscura. De entre la bruma, emergió una figura imponente que parecía absorber la poca luz que quedaba. Un hombre joven y alto, con una presencia abrumadora, avanzó con pasos firmes. Su cabello negro con destellos azulados le caía sobre los hombros, mientras su piel pálida contrastaba con los intensos y fríos ojos azules que se clavaron en el Rey Sylph.
lo que no confío es en la loca de Liz... ella y sus sensaciones es profundas...ya me va a corromper a mi Nessi.../Smug/
Nessi te trasnformaste que emoción que emoción.. Ahora sí Ahora sí Liz va a tener sus sensaciones profundas...
/Grin//Grin//Grin//Grin/
pero tranquilo no te preocupes que cuando te conviertas en adulto ella va a tener sus sensaciones profundas lo repito va a tener sus sensaciones profundas de ataques hormonales y todo lo demás que va a querer abrirte las piernas totalmente así que cálmate ah no mejor no no no no abrirnos las piernas abrir las aletas 🤣🤣🤣🤣🤣
así fue con el lobito así fue con el vampirito que lo rechazó y mira cómo resultó así que cálmate mi niño lindo hermoso dragón que tú vas a tener lo tuyo...hay una parte por allí....Liz es así ..
Me encantó No importa la ausencia siempre y cuando todo esté bien todo esté bien y todo como siempre digo hay que bajar las aguas para poder seguir..
pero bueno nuevamente esa sirenita hace de las suyas
porque yo veo que cuando se transforme, para volver otra vez las profundas sensaciones profundas porque siempre es así
no sé porque este momento es tan tierno tan sublime es el segundo acto para decirlo de esa manera que me pareció muy tierno muy lindo en vez de salvaje bueno es el segundo el segundo acto que que no sé me me llena así como de ternura así como con suavidad con amor con delicadeza