Anabel es una joven hermosa y feliz , llena de esperanzas y sueños que se verán truncados , al verse obligada a contraer matrimonio con un desconocido.
Sumérgete en la maravillosa historia de Anabel , vive con ella sus alegrías y desdichas ...
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Fin de la luna de miel.
Fran llevó a su esposa de compras, pero descubrió que aquello por lo que muchas mujeres matarían, a Anabel no la entusiasmaba en absoluto.
Ella disfrutaba de cosas más simples, como un paseo, un atardecer en la playa o con solo pasar tiempo con él, no le interesan los lujos, ni las cosas materiales.
Su luna de miel duro quince días, que se pasaron volando. Fueron los días más felices de sus vidas, una experiencia inolvidable.
Era el momento de volver a casa, Fran había comprado una mansión a unos cuantos kilómetros de la mansión de su madre, no estaba muy lejos, por petición de ella.
Pero antes de que volvieran, ella lo llamó, tal como hacía cada cuatro o cinco horas.
María - Hijo, no puedes irte a tu casa, al menos no todavía. Sabes que desde que murió tu padre, tú eres el hombre de la casa y no nos puedes dejar solas a mí y a tu hermana.
Valeria le hacía señas, enfadada,a su madre - A mí no me metas.
Fran estaba muy feliz con su mujer y quería tener intimidad, no le apetecía seguir viviendo en casa de su madre. Pero ella sabía cómo tocarle la vena sensible y hacer que obedezca sus deseos.
Fran - Está bien mamá, no te dejaré sola. Iremos para allá.
Valeria - Mamá no sé qué pretendes. Deja que viva en su casa, no me apetece tener aquí a esa campesina a la que no conocemos de nada ¡Qué vergüenza! Cada vez que tengamos visita, la verán aquí.
María - Por eso mismo, así la tendré controlada. Esa chica es muy hermosa, y tu hermano no deja de ser hombre, no quiero que pierda la cabeza por ella y lo acabe dominando
Valeria - De verdad que no te entiendo, haberlo dejado soltero y no insistirle en que se case.
María - Niña tonta, tu hermano es el primogénito y el heredero de esta familia, necesita descendencia y los bebés no se hacen solos. Además, soy su madre y deseo su felicidad, quiero que ella lo haga feliz, pero sin reproches ni exigencias Hay que enseñarle que su única preocupación en la vida, debe ser el bienestar de mi hijo.
Valeria - Pero eso es de lógica. ¿Qué otra preocupación puede tener una analfabeta como ella? Debería besar el suelo que él pisa, por sacarla de esa porquería de vida en el campo.
María - La subestimas, esas son las peores. Al ver que un hombre tan importante se ha rebajado a casarse con ella y a sacarla de la miseria, se vienen arriba y se piensan que ya tienen el poder y ya todo lo que hagan por ellas les parece poco.
Valeria - Visto así, tienes razón, pero Fran no es estúpido. En fin, me voy de compras, debo prepararme mentalmente para convivir con alguien que no está a nuestro nivel.
María- Ve mi amor, pásalo bien.
Fran ya le había contado a Anabel que vivirían solos. Pero este cambio de planes le cayó como un jarro de agua fría. Ella era consciente de que no le cae bien a su cuñada y su suegra busca controlarla. Pero por la felicidad de su esposo era capaz de aguantar lo que fuera con una sonrisa.
...Llegaron a la enorme mansión de María, Valeria acababa de volver de las compras y esperaba junto a su madre, a los recién casados....
Tenía que reconocer que su cuñada es muy bella y tiene una elegancia innata, la ropa le sienta genial y cualquiera que no la conozca, ni se le pasaría por la cabeza que es una simple campesina.
María - Hola querida, bienvenida a tu nuevo hogar.
Anabel - Muchas gracias Señora María.
María - Oh no, mi niña, no me llames así, ahora eres mi hija, llámame mamá.
Anabel - Vale mamá.
María le mostró la casa a su nuera, pensando que se desmayaría al ver el lujo en cada rincón, pero para Anabel solo era una casa, quizás con el tiempo si llegaba a sentirse a gusto pasaría a ser un hogar y entonces si le parecería grandiosa y especial.
María al notar que no estaba impresionada, lo atribuyó a su ignorancia¿Qué iba a entender una campesina que vivía en una cabaña andrajosa de lujos y elegancia?
Cuando le mostró su dormitorio fue la única vez que la vio mostrar sorpresa y emoción. Anabel estaba feliz al ver su nidito de amor. La habitación era enorme y todo en ella era precioso y lo mejor era el gran balcón que daba al jardín.
Les dieron tiempo para acomodarse, bañarse y vestirse antes de la cena.
Fran - No solo me has robado el corazón, me has robado también a mi madre, te adora, nunca me la imaginé pidiéndole a su nuera que la llame mamá, eso es porque te quiere mucho.
Anabel - Yo también la quiero mucho, sobre todo porque te tuvo a ti, sin ella tú no existirías y no seríamos esposos.
Fran - Así es, y como somos esposos deberíamos disfrutar de ello
Anabel - No. Qué vergüenza, no podemos hacer esas cosas aquí, alguien puede oírnos.
Fran - Pues intenta no gritar mucho, aunque me vuelve loco que lo hagas...
En cuanto le dio unos cuantos besos, Anabel se olvidó de todo y se entregó a los placeres que le ofrecía su esposo.