Demetri Volkova, El Mafioso Cautivado Por Una Mirada

...CAPÍTULO. 12...

DEMETRI

Hendrick, Gian y yo llegamos al Bar, algo tranquilo, un ambiente suave, pero con un espacio un poco movido, primero nos decidimos por relajarnos un poco conversar y después ver cuál sería la pesca de hoy.

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Tomamos asiento en una de las mesas que daban a la terraza, vista al mar, aire fresco, creo que esto es lo que necesitaba para relajar un poco mi mente y ese malestar que me trae algo preocupado, pues nunca he sido de enfermarme y últimamente esos vómitos y mareos me están preocupando, aunque no he querido hacer comentarios, pero si esto continua tendré que internarme en una clínica para saber que tengo.

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--- Bambino, que tanto piensas. -

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--- Gian en nada importante, solo que hay cosas que están pasando en mi vida, y por primera vez no sé ordenarlas.

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--- Pienso que debes de buscar una mujer, sexi y traviesa y se te quita todo. - comenta Hendrick recibiendo de la mesera los tres tragos de whisky.

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--- Per la madre che ti ha dato alla luce (por la madre que té parió), crees que eso le va a sacar a la donna (mujer) que lo lleva loco, solo tú puedes dar ese consejo, que porca miseria.

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--- Cálmate Gio, estamos para disfrutar y distraernos un poco, no para pelear. - responde Hendrick.

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--- Pero Hendrick tiene razón, tal vez una sexi chica me haga olvidarme de todo. - es lo que le digo a los chicos, y sé que no es la solución, pero anteriormente tarde seis meses para saber dónde se encontraba mi gata, al darme cuenta ella apareció solita sin necesidad de estar como demente buscándola.

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Para que luego de estar con ella como tanto lo deseaba, se me desapareciera y se escabulló asi como si nada, ese día en el matrimonio de Amira después de que se fueran a su luna de miel, salí corriendo hacia donde había dejado mi mujer y mi mayor sorpresa era que no estaba.

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Me volví loco, parecía un demente descontrolado, la busqué por todas partes, salí en mi auto a recorrer la zona a ver si tal vez la encontraba, pero no, como toda gata escurridiza se dio a la fuga y no dejó ni rastros de ella.

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--- Hey hermano, ya deja de pensar y vayamos por esas chicas sexis. - dice Hendrick sacándome de mis pensamientos y Gio que no deja de reírse moviendo su cabeza en negación.

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Nos levantamos de donde nos encontrábamos, después de dos rondas de whisky ya estaba el calor subiendo a nuestros cuerpos, no paso mucho tiempo cuando nos acabamos la primera botella de whisky, pero ya queríamos fiesta asi que pedimos una de Vodka y comenzó la verdadera diversión.

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Tres despampanantes rubias se nos acercaron, toda sexis y provocativas, lo único es que una de ellas tenía un perfume que por dios me daba asco.

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Hendrick no perdió el tiempo y tomo a una de las rubias y la sentó en sus piernas, mientras que Gio más serio sentó la otra a su lado, y yo como todo pendejo no soporte el olor de la que me tocaba a mí, con mucha diplomacia pedí permiso y camine lo más rápido que pude hacia el baño.

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Y ver el retrete de manera seguida, últimamente se me está haciendo costumbre, ya verlo se me hacía la gloria, pues no soportaba ese sabor amargo que todas las mañanas o a cualquier hora me daba.

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Después de dejar hasta mi alma en ese baño, me enjuague muy bien la boca, saque una menta que siempre cargaba en mis bolsillos y me dirigí como todo un campeón preparado para disfrutar mi vida, ya estoy pensando que tengo una enfermedad mortal y no debo perder el tiempo.

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Llegue a donde estaban los chicos, pero ese maldito perfume me hace repulsión asi que si quería pasar la noche entre las piernas de esa rubia debía hacer algo y no se me ocurrió otra que con un poco de supuesta torpeza le tire vodka, pensé que la rubia se molestaría, pero todo lo contrario me tomo fuerte de mi cabello e hizo que lamiera sus pechos y por donde había caído el licor.

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Después de poder controlar ahora si mi molestia, seguimos disfrutando, bebimos, bailamos, y ya estábamos preparados para la acción asi que entre los tres decidimos que era el momento.

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Tomamos a esas rubias y nos fuimos al hotel que quedaba cerca del bar, yo por estar un poco más sobrio por lo que había vomitado fui quien pidió las habitaciones de cada uno, y sin darle tanta larga nos fuimos a lo que queríamos.

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Siempre he sido un hombre de pocas palabras y más acción, la única mujer con la que he hablado y expresado en el acto ha sido mi gata, y maldición aquí estoy otra vez recordándola.

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Enfócate Demetri, enfócate, es lo que me repito para disfrutar esta noche, como dice Hendrick de los placeres.

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---Vamos rusito, toma todo lo que quieras. - dice la rubia desnudándose en frente de mí, sin pensarlo dos veces me le lancé encima como un león comiendo un pedazo de carne recién cazada.

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Comencé a darle besos por sus dos grandes y hermosas lolas, y mientras me deleitaba con ellas mis manos recorrían el abdomen y sus piernas, me comencé a quitar el pantalón y mi bóxer y comencé a meter mis dedos en su zona íntima mientras succionaba con fuerza cada sen0.

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La rubia era una exagerada, para mí que no sentía mucho porque se nota de lejos que todo es plástico, pero yo solo necesitaba ese hueco llamativo para meterlo y satisfacer mis necesidades, pero hay algo raro en mí que no comprendo.

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Seguí haciendo mis maniobras expertas en el arte del placer y pues estoy preocupándome porque Demetri junior no reacciona, no se mueve y parece como muerto.

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La rubia la llevo hasta el límite y sé que llego a su clímax, pero me queda mirando como esperando algo más de mí y peor estoy yo porque yo mismo espero algo más de Demetri Junior como por ejemplo que se levante y todo lo contrario parece muerto.

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Esta mierda no me puede estar pasando a mí, será que la enfermedad me ataco mi miembro y por eso ya no funcionará.

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Veo la cara de molestia de la rubia.

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--- Que lastima ruso, pensé que serías un buen polvo, pero lo que tienes entre las piernas es un pedazo de cuero guindando.

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Cuando esa mujer me dijo eso, sentí mi sangre correr a mil por hora, mis venas se tensaron y la tomé por el cuello y asi desnuda la saque de la habitación, escuchando los miles de insultos me recosté en la cama aturdido, ahora sí que haré con mi vida.

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No podía creer lo que me sucedía, comencé a masajearlo.

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---Vamos junior reacciona, como me has dejado mal, que está pasando contigo.

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Pero vamos ni por más que le hable, realmente seré impotente, debo ir a un médico y con esa frustración me quede dormido.