En un reino medieval fantástico sumido en la desestabilización mágica, un joven llamado Daniel se reencarna en el cuerpo de un humilde campesino en un mundo lleno de magia y aventura. Dotado con un sistema mágico que le permite avanzar rápidamente, Daniel se une al ejército del reino con el objetivo de convertirse en caballero y proteger el reino de las crecientes amenazas.
NovelToon tiene autorización de Oronguin-sensei para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
La Entrada al Cuartel
Capítulo 2: La Entrada al Cuartel
El cuartel del ejército del reino era un imponente complejo de piedra, situado en el borde de la ciudad fortificada. Desde la distancia, se podía ver la muralla que rodeaba la fortaleza, alta y robusta, con torres de vigilancia que se alzaban como centinelas implacables sobre el horizonte. El bullicio de los soldados entrenando y el sonido de los metales chocando se mezclaban con el eco de los gritos de órdenes.
Daniel se acercó a la entrada principal, sintiendo un cóctel de nervios y emoción en el estómago. La gran puerta de hierro estaba custodiada por dos guardias de aspecto severo, que inspeccionaban a todos los recién llegados con miradas críticas.
—¿Qué deseas? —preguntó uno de los guardias, con voz grave.
—Quiero unirme al ejército —respondió Daniel con firmeza, tratando de mantener la calma.
El guardia lo miró de arriba abajo, evaluando su apariencia. A diferencia de los soldados experimentados, Daniel llevaba las ropas simples de un campesino y no tenía ninguna señal de entrenamiento militar. Sin embargo, su determinación era palpable.
—¿Tienes alguna experiencia previa en combate? —preguntó el guardia, arqueando una ceja.
—No, pero estoy dispuesto a aprender y a dar lo mejor de mí —respondió Daniel, tratando de proyectar confianza.
El guardia asintió lentamente y, tras un breve intercambio de miradas con su compañero, dijo:
—Muy bien, entra. Tendrás que pasar por un periodo de prueba para demostrar que eres apto.
Daniel agradeció y cruzó la puerta, sintiendo el peso de la responsabilidad y el desafío que le esperaba. Dentro del cuartel, se encontró en un patio amplio, donde los soldados entrenaban bajo la supervisión de oficiales. El lugar estaba lleno de actividad, con soldados corriendo, entrenando con espadas y practicando tácticas en grupos.
Un hombre corpulento, vestido con una armadura de plata que reflejaba la luz del sol, se acercó a él. Era el comandante del cuartel, un hombre de rostro severo pero con una mirada que transmitía autoridad y sabiduría.
—¿Eres el nuevo recluta? —preguntó el comandante con voz grave.
—Sí, señor. Mi nombre es Daniel Fernández —respondió Daniel, tratando de sonar seguro.
—Bien, Daniel. Te someterás a una serie de pruebas para evaluar tu potencial. Aquí, no importa de dónde vienes, solo lo que eres capaz de hacer. Ven conmigo.
El comandante condujo a Daniel a una zona de entrenamiento más tranquila, donde se encontraban varios caballos y equipo de combate. Daniel miró los arneses y las espadas con admiración, sintiendo una oleada de emoción ante la perspectiva de finalmente comenzar su entrenamiento.
La primera prueba consistió en un recorrido de agilidad en el que Daniel tuvo que demostrar su rapidez y coordinación. A pesar de no tener una formación militar previa, sus reflejos mejoraron rápidamente gracias a la adiestrada observación del entorno y su motivación.
—No está mal para un principiante —comentó el comandante, evaluando el desempeño de Daniel con una mezcla de sorpresa y aprobación—. Ahora, la siguiente prueba es el combate cuerpo a cuerpo. Deberás enfrentarte a uno de nuestros mejores soldados.
Daniel tragó saliva. El combate cuerpo a cuerpo era algo que nunca había experimentado antes, y el temor se mezclaba con la determinación. El soldado al que enfrentaría era un hombre alto y musculoso, que se acercó con una sonrisa segura.
El combate comenzó con una serie de movimientos rápidos y precisos. Aunque Daniel intentó seguir el ritmo del soldado, sus movimientos eran torpes al principio. Sin embargo, con cada golpe que recibía, se levantaba con más determinación y aprendía a anticipar los movimientos del oponente. Su agilidad y resistencia se convirtieron en sus mejores aliados, permitiéndole esquivar los golpes y encontrar oportunidades para contraatacar.
Al final de la prueba, aunque Daniel no logró derrotar al soldado, el comandante observó con interés.
—Tienes un buen sentido de la lucha y un espíritu fuerte. Eso es algo que no se aprende en libros. Sin embargo, necesitarás más entrenamiento y disciplina para alcanzar el nivel de un caballero —dijo el comandante, asintiendo con aprobación.
Daniel asintió con gratitud, consciente de que había dado el primer paso hacia su meta. La jornada de entrenamiento continuó, y a medida que pasaban los días, Daniel empezó a adaptarse a la vida en el cuartel. Cada mañana, se levantaba antes del amanecer para entrenar y perfeccionar sus habilidades. Se convirtió en un aprendiz dedicado, ansioso por aprender de los mejores.
Pero en sus momentos de descanso, su mente siempre volvía a la misteriosa princesa Lyra. Había escuchado rumores sobre ella en la posada y entre los soldados: una mujer de extraordinaria belleza y poder, pero también de un carácter despiadado. A pesar de las advertencias, algo en la forma en que hablaban de ella despertó la curiosidad de Daniel. Sentía que había algo más detrás de su fachada fría y temida, y estaba decidido a descubrirlo.
Una noche, mientras caminaba por el patio del cuartel bajo las estrellas, Daniel vio una figura que se destacaba entre las sombras. Era un joven soldado que hablaba en voz baja con un grupo de compañeros. El tema de su conversación era inconfundible: la princesa Lyra.
—Dicen que tiene un corazón helado y que solo se preocupa por el poder —decía uno de los soldados—. Pero hay rumores de que incluso los más cercanos a ella no comprenden del todo su verdadero yo.
El corazón de Daniel latió con más fuerza. Sabía que para proteger a la princesa y ganarse su afecto, tendría que comprender los secretos que guardaba. Y para hacerlo, primero debía ganarse el respeto de todos en el cuartel y demostrar que tenía lo necesario para convertirse en un caballero.
La determinación se apoderó de él con renovada fuerza.
/Brokenheart/