El Despertar De La Pasión

Ricardo Mendoza hombre sumamente guapo, alto, piel blanca, ojos ámbar pero de mirada fría, de complexión delgada, cabello castaño, es la máxima autoridad en M&M Books. Empresa familiar. Y una de las más importantes editoriales de libros en Nueva York.

Primogénito de Fernando y Estela Mendoza, y como amo y señor es el que decide que libros se publican y que libros no. Es sumamente exigente con su trabajo. Ya que siente un gran peso en sus hombros al querer ser siempre el mejor ante los ojos de sus padres.

-Suena mi alarma, son las 5 am y me levanto rápido y me preparo para hacer mi rutina de ejercicios, soy muy cuidadoso con mi cuerpo - el mejor editor debe verse siempre genial, físicamente para impresionar pienso mientras termino mi rutina.

-Me baño, me visto con un traje de 3 piezas color negro, bajo, desayuno algo saludable y salgo en mi auto directo a la oficina.

Mientras Aurora Narváez, una bella joven de 25 años, con una hermosa figura, de cabello rubio y largo y ojos azules, corre rápidamente a la cafetería cerca de la editorial para comprar el café para su jefe.

Entra a la cafetería y ya Julián, ya le tiene listo el café. Julián es un joven de la misma edad de Aurora, se conocen desde que estudiaban en la universidad, él siempre se ha sentido atraído por ella, pero no ha querido pasar la línea al decirle lo que siente por temor a ser rechazado y perder su amistad.

Julian

-Aurora!! Hola. Por aquí - le hace señas Julián.

Se acerca Aurora, siempre con esa bella sonrisa que ilumina todo a su alrededor.

-Aquí tienes, 1 café Americano sin azúcar y un latte con vainilla.

-Gracias Julián!!!! Cómo siempre salvando me la vida. - toma los cafés y salen corriendo.

Mientras Julián se queda viéndola como tonto. Hasta que se pierde de su vista.

Aurora, corre para llegar a la editorial antes de que llegue el ogro de su jefe. Logra tomar el ascensor. Y llegar a su puesto antes que llegue su jefe.

Se abre el ascensor y sale Ricardo. Todos corren aterrorizados a sus puestos de trabajo. Camina por el pasillo sin mirar ni saludar a nadie. Es un témpano de hielo que a su paso congela el ambiente. Llega a su oficina y en la puerta está Aurora, con el café en la mano.

-Buenos días, jefe -le dice mientras le entrega el café para luego abrir la agenda - tiene una reunión en 30 min.

-Si, sobre los libros que publicaremos el próximo mes. - responde Ricardo tomando su café y dirigiéndose a su escritorio.

-Reunion con los del departamento de diseño a las 9 para discutir sobre los diseños de las portadas y la publicidad de los lanzamientos.

- Hay noticias del manuscrito de Marjorie Linares? -pregunta Ricardo mientras se sienta y enciende la computadora.

-Aun nada jefe. -responde Aurora, cerrando la agenda y tomando unas carpetas del escritorio.

Esta respuesta hace que Ricardo empiece a fruncir el seño de molestias. Se masajea las cien y justo cuando iba a tomar el teléfono este suena y le hace una seña a Aurora para que conteste ella.

-Buenos días, oficina de Ricardo Mendoza.- responde Aurora tomando la llamada.

-Buenos días, señorita Aurora -responden del otro lado de la línea - por favor puedes decirle a mi hijo que venga a mi oficina?

Era el padre de Ricardo, el señor Fernando Mendoza, el presidente de la editorial. Un señor alto y esbelto, de 56 años, que se mantiene muy bien para su edad. Conserva su elegancia y buen porte.

-Claro que si señor. Ya le informo a mi jefe. - dice Aurora y Cuelga la llamada.

-Jefe, su padre solicita que vaya a su oficina.

Ricardo se levanta, arregla su traje y se dirige a la oficina de su padre.

Mientras va en camino, por el pasillo hacia el ascensor, Aurora le pregunta.

-Jefe, reviso el manuscrito que le di?

-Leí algunas páginas, pero la verdad no me impresionó.

Aurora sintió tristeza dentro de ella. Pero replicó.

-Jefe, he leído Miles de manuscritos y este de verdad es el único que me llamo la atención. Si lo Lee podrá ver qué hay una increíble historia. Lo mantiene en suspenso hasta el final. Nadie se podría imaginar que él asesino en realidad...

Ricardo levanta la mano, como señal de que se detenga. Voltea y la mira fríamente y le dice.

-No lo creo. - respondió secamente Ricardo, mientras entraba en el ascensor y se cerraban las puertas, dejando a Aurora decepcionada.

Llego el ascensor al piso 20 dónde estaba la oficina del presidente. Ricardo pasó sin responder el saludo de la amable secretaria de presidencia.

- Tal dulce como siempre - susurra la secretaria.

Aurora la escucha y sonríe levantando los hombros. Se sienta afuera en la pequeña salita a esperar a su jefe.

-Papá, buenos días. -dijo Ricardo entrando a la oficina.

-Ricardo, hijo. Felicidades por la firma de libros de este fin de semana. Fue todo un éxito. - dijo Fernando mientras se levantaba a darle un abrazo a su hijo.

-Gracias, papá. Sabes que me esfuerzo mucho en mi trabajo. - respondió Ricardo correspondiendo el abrazo.

-Bueno Ricardo. Cómo sabrás, estamos esperando la llamada de Marjorie Linares. Para ver si nos da el honor de publicar su último manuscrito que es el del retiro.

-Si claro papá, tienes noticias?- pregunto Ricardo un poco ansioso

-Así es. Me acaba de llamar. Y tienes una cita

la próxima semana.

Los ojos de Ricardo brillaron de emoción.

-Pero, hay una condición. - dijo Fernando mirando a su hijo.

-¿Cuál? Lo que sea, yo lo haré. -dijo Ricardo mirando fijamente a su padre.

-Bueno, sabes que Marjorie es una mujer muy especial. Y solo busca trabajar con editoriales que tengan sus mismos valores.

-Si claro eso lo sé papá. ¿Pero que me quieres decir con eso?

-Que ella quiere trabajar para su retiro con una editorial que transmita la importancia de la familia y el matrimonio. Y como tú no estás casado, le pasaré la cita a Esteban.

Esteban es el que está debajo de Ricardo, viven compitiendo siempre por tener los mejores manuscritos. Saber que su papá piensa darle esa oportunidad a Estaba su hermano menos, con el que siempre ha tenido una rivalidad, lo puso muy molesto.

-Que!! Papá no puedes hacer eso. Yo soy el que ha estado persiguiendo este manuscrito. No es justo. -grito muy molesto Ricardo.

-Necesito un editor en jefe que cumpla los requerimientos de Marjorie. Y es el único que los cumple.

-Papá, te suplico que por favor no lo hagas.

-Hijo si hubiera otra forma, la que fuera para que esto funcionará, yo lo haría créeme.

En eso se le ocurre una idea a Ricardo para no perder su oportunidad.

Mira por la ventana, un momento, mientras organiza sus ideas. Y luego, voltea a ver a su papá y le dice.

-Papá, entiendo tu posición, y tengo que contarte algo. Aurora y yo nos casaremos.

-Que!!! -dijo el señor Fernando levantándose de su asiento.- ¿No es tu asistente?

-Si, Aurora es mi asistente. Ella es una mujer muy hermosa, inteligente, profesional. Y tú y mamá no tienes prejuicios. Además, no sería el primero que se enamora de su asistente. -dijo con una sonrisa.

-¿Pero como paso esto y desde cuándo? - interrogó Fernando aún incrédulo a Ricardo.

- Bueno papá, pues paso... Si, trate de evitarlo, pero no pude, no pude evitar enamorarme de Aurora. Pero las largas horas trabajando juntos, su inteligencia y belleza me sedujeron, ¿Estás de acuerdo con esto? Porque nosotros estamos muy enamorados. Pensábamos esperar un poco más para anunciarlo, pero ahora ya no podremos.

- Hijo, que buena noticia. Aurora siempre ha demostrado ser una excelente mujer, me alegra mucho que entendieras lo importante de tener a ess persona especial en la vida - Dijo Fernando con una gran sonrisa.

-Bueno entonces significa que nos tomaremos unos días papá para preparar la boda y estar legalmente casados antes de la cita. - le comento Ricardo a su padre.

- Claro que sí hijo. Y déjame felicitarte y voy a llamar a tu madre para contarle esta gran noticia.

- Bueno padre, me retiro. Tengo que hablar con Aurora y explicarle que debemos adelantar nuestros planes.

Se despido de su padre y salió de la oficina. Se acercó a Aurora, que revisaba unos documentos en la salita de espera. La tomo de la mano y le dijo

- Vamos querida, tenemos que hablar en mi oficina.

Aurora lo miro confundida. Se pregunto si su jefe se sentía bien. La secretaria de su padre se quedó confundida con la actitud de Ricardo.

Este se le acercó para hablarle al oído y decirle.

- Sigueme la corriente por favor.

Ella sintió con la cabeza y respondió.

- Claro, cariño. Vamos.

Así se encaminaron hasta el ascensor que estaba abriendo sus puertas. Entraron y no soltó su mano hasta que cerraron las puertas del ascensor.