No quería salir de mi habitación, solo alcanzaba a escuchar que Leo andaba por ahí, caminando de un lado a otro. Imaginé qué eataba acunando al pequeño Lucas.
De pronto, me dio curiosidad saber acerca de la madre de su hijo, ¿cómo era ella? ¿Qué clase de mujer logró envolver el corazón de Leo?
Seguramente era bonita y tenía un cuerpo bien definido, todo lo contrario de mí. Yo soy una chica plana y sin chiste. Nunca pondría sus hermosos ojos sobre una niña como yo, además, mi hermano jamás lo permitiría por la diferencia de edades.
Lo mejor sería olvidarme de ese momento en el baño, Leo era un hombre inalcanzable para mí.
Me recoste resignada a renunciar este nuevo sentimiento que surgía en el fondo de este terco corazón. Miré hacia el techo para contar los picos de pasta que lo decoraban. Llevaba 115 cuando el sueño comenzó a ganarme.
—¿Less? —preguntó Leo mientras tocaba la puerta.
—¿Sí?
El sueño se esfumó cuando escuché su bella voz.
—¿No tienes hambre?
—Sí, enseguida salgo.
Me puse los zapatos y me acomodé el cabello antes de salir.
Leo preparó macarrones con queso y dedos de pollo para la comida.
—Ya está servido, ojalá te guste.
—Gracias, ¿y Lucas?
—Ya se durmió.
Probé los alimentos sobre mi plato, no tenía mucho sabor, a mi gusto le faltaba sal. Pero no dije nada y comencé a comer.
—¿Cuántos años tienes? —pregunté para romper ese silencio incómodo que surgió mientras comíamos.
—Tengo veinticinco.
—Eres un año menor que Jason.
—¿Y tú? Cuéntame de ti, hermanita.
—Yo tengo diecisiete, y pues, no hay mucho que contar. Tengo buenas calificaciones, soy una niña cerebrito y me gusta leer y escuchar rock antes de dormir o cuando estoy triste.
—Aquí no vas a pasar tristeza, todos vamos a cuidar de ti, hermanita.
—¿Y tú? Cuéntame de ti.
—Pues yo vengo de San Luís Potosí, vine a vivir a México hace cinco años. Mis padres se quedaron por allá, trabajo duro para mandar algo de dinero. No saben que soy padre, y menos que… nada. ¿Qué te gustaría estudiar?
—No lo sé, en realidad quería ser arquitecta como mi hermano.
—¡Fantástico!, si quieres mañana buscamos una escuela para que no pierdas el año.
—¿Puedo preguntarte algo personal?
—Sí.
—¿Y la mamá de Lucas?
Sonrió com tristeza.
—Su madre murió durante el parto, soy padre soltero.
—Lo siento, no te quise incomodar. No era mi intención hacerte recordar algo tan triste —dije con una terrible angustia.
—No te preocupes, no te pongas triste. Ahora eres parte de esta extraña familia, ella no murió. En realidad se marchó en cuanto salió del sanatorio. Dijo que no estaba lista para ser madre, y mucho menos la mujer de un fracasado como yo.
—No eres un fracasado, no llevó ni una semana aquí, pero me doy cuenta de cuanto amas a tu hijo.
—No conoces mi lado oscuro, no soy un buen hombre.
—¿Por qué dices eso?
—No te asustes, jamás te haría daño ni a nadie.
—Yo podría cuidar de Lucas, claro, si tu quieres.
—Eres muy dulce, pero no puedo pedirte algo así. Tú enfocate en tus estudios, yo me encargo de mis problemas.
No dijimos nada más, mi hermano y los demás volvieron y no quería desobedecer a Jason.
—¿Tienen hambre? —pregunté.
—Mucha —respondió Damian.
—Les sirvo en un momento.
—¡Por supuesto que no! Ve a la habitación y quédate ahí —dijo Jason con un tono de voz seco y serio.
Levanté mi plato y me fui a encerrar. Jason parecía tenso, no entendía porque se portaba tan grosero conmigo. Estaba consciente de que llegué sin avisar, tal vez era una carga con la que no podía lidiar. Pero no era motivo para que fuera tan duro conmigo.
No salí de mi habitación hasta que se hizo de noche. Todos eataban listos para ir a trabajar, pero Lina no llegaba.
—¿Crees qué puedas cuidar de Lucas solo esta noche? —me preguntó Leo.
—¡Sí, claro! —respondí.
—¿Estás de broma? No puedes pedir algo así —protestó Jason.
—Tienes razón, lo siento —dijo Leo.
—No hay ningún problema, lo haré con gusto. Además, así podré pagar la deuda que tengo con Leo.
—¿Cuál deuda? ¿Qué le debes a Leo?
—Le debo cien pesos del taxi que me trajo de la estación de autobuses.
—Yo le pagaré el dinero, ve a tu habitación en este preciso momento —ordenó Jason bastante molesto.
Tal parecía que mi hermano no se llevaba bien con Leo. Le tenía algún tipo de tirria y quería saber ¿cuál? Leo no me parecía una mala persona.
Hice un gesto de disgusto y obeseci en silencio.
Esperé una hora antes de volver a salir, mi estómago rugia y tenía mucha sed.
Todos se habían ido, o eso parecía. La luz de la sala estaba encendida, pero no había nadie.
Me dirigí a la cocina para buscar un poco de pan y leche.
También quería darme un baño antes de ir a dormir.
Saqué un paquete de pan tostado de la alacena para untar un poco de mermelada sobre dos tapas. Un profundo silencio predominaba en el lugar, sentí un poco de miedo, así que me coloqué los audífonos para escuchar algo de música mientras preparaba la cena.
Casi me da un infarto cuando sentí que una mano helada me tocó el hombro. Vire mi cabeza lentamente sin soltar el cuchillo.
—¡Cálmate! Soy yo —dijo Leo levantando ambas manos.
—Lo siento, me asustaste. Pensé que no había nadie.
—Lina no vino y mi bebé no se podía quedar solo.
—Entiendo, lo siento. ¿Quieres cenar?
—Sí, gracias. Ahorita me sirvo yo.
—Si quieres pan con mermelada solo dime cuantos y yo te los preparo.
—Mejor no, yo lo hago. Gracias.
—No te preocupes, yo los preparo.
—Está bien, entonces yo prepararé la leche.
Leo abrió el refrigerador para sacar la leche y ponerla a calentar.
—¿Te gusta muy caliente?
—S-sí.
—La leche, Less. Hablo de la leche.
—Yo también —dije ruborizada.
No sé porque respondí de esa manera, por un instante recordé aquel musculoso cuerpo que conocí en el baño.
—¿Por qué te llevas mal con mi hermano?
—Lo que sucede es que hace tiempo tuvimos una discusión en la que no llegamos a nada.
—Yo creo que eres una buena persona, aunque tu digas que no. Un chico tan noble y guapo…
¿Dije guapo? ¡Diablos!
—¿Guapo?
—Me refería a… a que te ves lindo cuando acunas a Lucas.
—¿Lindo? —se sonrojó.
—Bueno, lindo no más bien bonito. ¡Carajo! Mejor ya no digo nada —dije avergonzada.
—Eres muy divertida.
Decidí guardar silencio, ya no podía seguir diciendo tonterías.
—Ya me voy a dormir —recogí los platos y estaba dispuesta a salir corriendo de ahí.
—¿Por qué? Jason no está y no va a volver hasta mañana. ¿Vemos una película? Ya me acostumbré a no dormir durante la noche y no quiero estar solo.
Sus palabras me sonaron como a una cita en casa. Estaba muy avergonzada, pero no podía desaprovechar una invitación como esa.
—Ven, no muerdo a menos de que me lo pidas.
—¿Cómo?
—Es broma, si tienes sueño ve a dormir.
—No tengo —mis piernas cobraron voluntad propia arrastrándome hasta el sillón.
Dejé mi timidez a un lado y me senté junto a él. Leo buscó en el cable una película de terror.
Yo era muy asustadiza y la trama me sacó un par de gritos, pero hubo una escena que me dio mucho miedo. Sin pensar me aferré con fuerza de su brazo izquierdo.
—No pasa nada, solo es ficción —aseguró para intentar que me calmara.
—¿Ya pasó?
—No.
Duré aferrada a su brazo, con mi rostro embarrado en su fuerte y sensual pecho como cinco minutos.
—¿Ya?
—Aun no.
Me armé de valor y miré la pantalla. La escena ya se había terminado, y sospeché que desde hace unos cuantos minutos.
—¿No qué aún seguía?
—La verdad es que…no quería que te soltaras de mi brazo. Te veías como un conejito aterrado.
Miré a Leo a los ojos, él también me miró. De pronto, sus ojos estaban a un centímetro de los míos y sus labios rosaban mis labios lenta u suavemente. ¡Me estaba besando! No moví ni un músculo, estaba anonadada. Yo no sabía besar, era mi primera vez.
Leo me tomó del cuello con una mano y la otra la deslizó hacia mi espalda. Sus labios sabían a mermelada de fresa y a leche con chocolate.
—Lo siento —se disculpó una vez que me soltó.
No podía decir nada, estaba en completo estado de shock.
—¿Less?
—Aquí sigo, solo que me tomaste por sorpresa.
—¿Era tu primer beso?
—Sí, ¡diablos! ¿Tanto se nota?
—Bastante, eres una niña muy dulce.
—¿Por qué me besaste?
—Porque me gustas.
—¿De verdad?
—Me gustaste desde el día que te vi discutir con el hombre del taxi. No te ayudé por amabilidad, lo hice porque tu bello rostro y esa peculiar manera de vestir llamaron mi atención.
—¿Me visto de manera peculiar?
—Un poco.
—¿Crees qué mi rostro es bello?
—Mucho muy bello. Me gustas, Less. Pero tu hermano jamás me va a permitir estar a tu lado, y no lo culpo. No soy una buena persona.
—¿Mataste a alguien?
—¡No! Mi trabajo me impide salir con una niña como tú.
—No me molesta la idea de que seas mesero. No soy prejuiciosa.
—¿Salimos en secreto? —preguntó sonriendo.
—Sí.
—Eres muy tierna —me dio un beso en la frente.
Seguimos mirando películas, pero ya no de terror. Ahora me tocaba elegir a mí y escogí una romántica. Leo me abrazó y yo me acomode en su pecho musculoso para disfrutar mejor de la dulce película.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 22 Episodes
Comments
tzintzu DM
cómo que. aquí va a haber problemas y muchos
2022-12-16
2
Ale Must
18 no es exactamente una niña y el no es tan mayor.
2022-09-27
0
Estela Rodriguez
creo k todos se dedican a bender medias🤔😏
2022-03-03
0